Por qué Kerry perdió mi voto

ERNESTO F. BETANCOURT

La elección del 2 de noviembre es una de las más importantes de la historia de Estados Unidos. Siempre he sido independiente. En algunas ocasiones he votado por el candidato republicano y en otras por el demócrata. La posición ante la cuestión de Cuba es un factor, pero no el único. Tengo cuatro hijos y una nieta americanos. El futuro de ellos es central en mi decisión.

El fundamentalismo musulmán constituye un reto extraordinario para EEUU y Occidente. El ataque del 11 de septiembre es un factor decisivo. Por primera vez en la historia se produjo un ataque en territorio continental de EEUU con miles de bajas. El uso del terrorismo como estrategia de lucha por parte de un grupo, y no una nación, plantea un problema que hizo obsoleto el sistema internacional vigente. Aparte de la amenaza a nuestra seguridad, y uno de mis hijos sirve en la Guardia Nacional, rechazo frontalmente una cultura en que mis hijas y mi nieta quedarían relegadas a una posición subordinada.

Los grupos fundamentalistas musulmanes, financiados desde Arabia Saudita, y hasta apoyados por EEUU contra la URSS en Afganistán, desafían a todo el mundo occidental y civilizado. El equipo Bush evidentemente subestimó la factibilidad y el tiempo requerido para producir un cambio cultural en el mundo musulmán que lo lleve a la tolerancia de otras culturas y religiones. Serán necesarias décadas, si no todo este siglo, para lograr que prevalezca la democracia sobre el autoritarismo islámico. Estamos ante un conflicto como el de Atenas y Esparta, o los que ganó Occidente primero contra el fascismo y, después, contra el comunismo. Las sociedades libres prevalecerán, de eso no tengo dudas.

Los europeos que creen que dejando solos a los EEUU van a calmar a los fundamentalistas están errados. Ya lo están descubriendo Francia, con el secuestro de sus periodistas en Irak, y Rusia, con la bestialidad de los terroristas chechenos, adiestrados por Al Qaeda, secuestrando a niños y asesinando a cientos de ellos en Beslan. Cierto, la mayoría de los musulmanes son moderados y aceptan convivir con otras religiones. Pero viven aterrados de los extremistas dentro de sus comunidades.

Eso pasa también en Italia, España, Inglaterra y los propios EEUU. La gran causa en este siglo es derrotar el terrorismo y a los fundamentalistas que lo usan como estrategia.

La reacción de EEUU ante el 11 de septiembre, bajo el liderazgo del presidente Bush, fue invadir Afganistán, base de Al Qaeda y, después, Irak, bajo la doctrina de acción preventiva unilateral. Lo primero fue aceptado y lo segundo no es bien recibido. Que en Irak ya no había armas de destrucción masiva no lo sabía nadie --ni la inteligencia francesa, ni la rusa-- antes de la invasión. Pero lo cierto es que las bajas americanas en Irak erosionan la posición de Bush.

Sin embargo, gracias a Bush y su equipo, además de liberar a Irak de Hussein, el talibán perdió el poder en Afganistán; Pakistán dejó de apoyar al terrorismo islámico; Libia abandonó sus vínculos con el terrorismo; y Arafat entró en crisis en Palestina, abriendo la posibilidad de un acuerdo con Israel, factor indispensable para estabilizar esa región. Un progreso increíble en sólo tres años. Irán sigue siendo una amenaza, está entorpeciendo todo lo que puede la solución en Irak y habrá que neutralizar su capacidad nuclear, pero Al Qaeda está a la defensiva. Este es el problema más importante de nuestra época y Bush lo está manejando razonablemente bien.

Compré el libro Unfit for Command por curiosidad sobre John Kerry. El hizo de Vietnam el centro de su campaña para asumir el liderazgo en esta lucha crucial. El relato, endosado por más de 250 oficiales y clases de la marina de EEUU que compartieron con Kerry su estancia en Vietnam y fueron ofendidos por su conducta posterior, luce creíble. Hay que leerlo. Deja serias dudas sobre su conducta y motivaciones. En vez de atacarlos, ¿por qué Kerry no hace públicos los documentos que lo refutan?

Combinado con su récord como senador en cuestiones de seguridad, concluyo que su elección daría una señal equivocada para los seguidores de Osama bin Laden. Sus declaraciones zigzagueantes sobre Irak revelan un líder titubeante. Además, no parece tener la más remota idea del reto fundamentalista islámico a la civilización occidental. Basar su campaña en su conducta en, y contra, la guerra de Vietnam fue un error craso. Su récord en Vietnam será importante para Kerry, pero evidentemente no lo es para la nación. Los demócratas se equivocaron de nuevo al escoger su candidato. Sencillamente, es otro McGovern, Dukakis o Mondale. Por eso las encuestas ya favorecen a Bush.

Como el sistema solamente nos da a escoger entre dos opciones, considero, con la mayoría del electorado, que es mejor no cambiar de presidente en estos momentos. Bush y su equipo ya han pasado el aprendizaje. A pesar de sus atroces explicaderas, y los errores cometidos, están bien encaminados. Démosles más tiempo para seguir la lucha empezada contra el fundamentalismo musulmán. Y conste, considero todo lo demás secundario, inclusive, lo de Cuba


FIN


El Nuevo Herald and wire service sources


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