Percepciones del fraude en Venezuela ERNESTO F. BETANCOURT Lo que ha pasado en Venezuela es preocupante. El pueblo venezolano ha perdido la fe en las soluciones democráticas. Y Fidel es uno de los principales beneficiarios y arquitectos de la victoria de Chávez. Sin embargo, en todo el mes de Agosto ha brillado por su ausencia. ¿Qué le pasa? El ciclón Charley es una debacle que parece sensato no hable de ella. Dicen que la situación es la Habana es explosiva por falta de agua, elecricidad y material para reparar viviendas. Como no puede hacer nada mejor deja al idiota de Lage dar la cara. El desafío de Mireya tal vez sea mejor ignorarlo. Pero, ¿callarse ante la victoria del discípulo Hugo? Eso luce muy raro. Se rumora está grave. Inclusive que ha hecho grabaciones de video con instrucciones. Raúl es el heredero designado y Ramirito ha desaparecido de nuevo. También se rumora que planea hacer algo dramático para frustar la Convención Republicana. Veremos. En fín, en todo caso, el silencio ante la victoria de Chávez es muy raro. Estemos alerta. El referendo revocatorio del 15 de agosto en Venezuela era una prueba para la democracia con repercusiones a nivel continental. El pueblo venezolano acudió a las urnas confiado en que ésta era la alternativa pacífica para salir del pantano político en que ha sumido al país Hugo Chávez. Los resultados han sido desastrosos en términos de percepciones y la percepción es lo que determina la conducta política, tanto individual como colectiva. Se ha destruido la confianza del pueblo venezolano en la vía electoral. Por tanto, la oposición sólo tiene tres opciones: la sumisión al caudillo autoritario, la desobediencia civil, con o sin golpe de estado, y la emigración. La impresión inicial era de que resultaría en un 58% a 42% a favor del sí. Esa percepción se basaba en las encuestas a boca de urna. Así lo reportó Michael Barone en US News and World Report. Los resultados anunciados por el CNE en horas de la madrugada del lunes, eran exactamnte la proporción inversa. Causaron shock. Ese lunes, ni los seguidores de Chávez atinaron a celebrar masivamente. Ahora, ninguno aceptará que hubo fraude. El abismo de percepciones se hace insalvable. No habrá salida pacífica. Al shock inicial se impuso días después la reacción lógica ante una explicación factual. La Coordinadora Democrática presentó 1,879 llamadas ''actas planas'' de mesas al secretario general de la OEA en las cuales el voto por el sí estaba topeado. Esto es, las máquinas se programaron para no pasar de una cifra tope de votos por el sí y esa cifra tope era idéntica en muchas actas. Este resultado no es factible estadísticamente, lo cual confirma la percepción de fraude. Además, hay factores adicionales que tienden a reforzar esa percepción. Si la gente de Chávez tenía un margen tan favorable, las encuestas de ellos debían haberlo indicado. En ese caso, lo inteligente hubiera sido asegurar la mayor transparencia posible para transmitir la percepción de imparcialidad por parte del CNE. Pero no fue así. La selección de la firma Smartmatic, proveedora de las máquinas ahora cuestionadas, se hizo sin licitación, y ni la firma ni las máquinas Olivetti provistas tienen un historial previo de haber sido utilizadas en otras elecciones. Esto ha creado la sospecha de corrupción, lo que alimenta aún más la percepción de fraude en los resultados. El CNE impidió que el Centro Carter y la misión de la OEA, así como los miembros del CNE de la oposición, estuvieran presentes en la tabulación final antes del anuncio de la victoria de Chávez. Se destituyeron miembros de muchas mesas electorales días antes del referendo y se causaron demoras deliberadas al asignar un número limitado de máquinas para forzar a los ciudadanos a hacer largas esperas, demorándose el cierre del proceso hasta la medianoche. Los del CNE o son incapaces o mal intencionados. Pero su conducta debilitó la credibilidad y legitimidad de la victoria que han ofrecido a su caudillo. Todo lo contrario, su actuación fortalece la percepción de fraude. El embajador de Brasil en la OEA encabezó la misión observadora de esta organización y Jimmy Carter la de su centro. A pesar de ser marginadas del proceso central de tabulación, ambas se precipitaron a avalar los resultados que, ahora, ante la evidencia abrumadora del fraude, pretenden ignorar y desvirtuar. Esto debilita la autoridad de ese aval y alimenta la percepción entre la oposición venezolana de que son cómplices del fraude. Hacia el futuro, los seguidores de Chávez, para no decir el primitivo caudillo, están más convencidos que nunca de contar con el apoyo mayoritario. No dan muestra de respetar los derechos de la oposición, actitud esencial para gobernar una democracia. Por su parte, es difícil que la oposición, que estuvo dispuesta a acudir al referendo, acepte al CNE como árbitro imparcial de las elecciones regionales programadas para septiembre. La confianza en las soluciones electorales ha desaparecido en Venezuela. El ex presidente Carter ha sufrido un serio revés en el único activo que tenía, la imagen de ser una persona íntegra. En cuanto a la Carta Democrática de la OEA, la complicidad de Gaviria e Itamaraty en el fraude de Chávez la han anulado. Fue invocada para legitimar ese régimen en el 2002, pero ahora ha recibido un golpe mortal. En las crisis políticas que se avecinan en Argentina, Bolivia, Perú y Uruguay de nuevo el golpismo militar surgirá como una solución a considerar. Powell, Noriega y Maisto han sufrido una seria derrota. Al menos, ésa es la percepción de Chávez. Asomando la oreja antiyanqui, Celso Amorín --o debíamos decir Amoral--, el canciller de Lula, se apresuró a invitar a Castro al Grupo de Río, pero las objeciones de varios países lo disuadieron. Además de Chávez, Fidel es el otro ganador de la tragedia del pueblo venezolano. Seguirá recibiendo petróleo sin pagarlo y aumentará su influencia política en el hemisferio. Y eso no es una percepción, sino una triste realidad. FIN The Miami Herald Posted on Sat, Aug. 28, 2004
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