Las dos alternativas de Fidel por ERNESTO F. BETANCOURT Los eventos van perfilando la dirección de los acontecimientos. Fidel está barajando dos alternativas y de ahí las aparentes contradicciones. Por una parte, está promoviendo una sucesión controlada por él y su hermano Raúl y, por la otra, preparando el terreno para una confrontación final con los Estados Unidos el año que viene. Pero la creciente división dentro del propio régimen le hace muy difícil la implementación. Las delegaciones de legisladores y granjeros de estados agrícolas, a las cuales se les endulza la visita con contraticos de diez millones de dólares para comprar alimentos en efectivo, están claramente orientadas a influenciar el voto en el Congreso para levantar la restricción de viajar a Cuba. Cuando el senador Norman Coleman de Minnesota cambió de posición ante la represión, Fidel rehusó recibirlo y lo hostigaron al salir de Cuba. Esto puede generar entre US$500 y US$1,000 millones de ingresos turísticos adicionales a corto plazo, objetivo central actual. Ese objetivo parece inalcanzable ante el veto prometido por Bush. La mala salud de Raúl hace difícil la alternativa de la sucesión, en la cual se han invertido amplios recursos del MINFAR en cultivar a los generales retirados del Pentágono, quienes siguen promoviendo la fórmula que les vendiera Ana Belén Montes, espía estrella de Castro dentro de la DIA. Fidel hizo mutis sobre el tema de la sucesión de Raúl desde hace meses. Pero los militares empresarios de la oligarquía raulista siguen promoviendo sus intereses, cada día más divergentes con los del máximo líder. Esto envuelve apoyar el Proyecto Varela, lo que requiere darle espacio a Payá, Vladimiro y Elizardo. Las 14,000 firmas adicionales que le permitieron presentar a Payá y las palabras conciliatorias del canciller Pérez Roque hacia los europeos reflejan la influencia de los oligarcas raulistas dentro del régimen. Carente del poder represivo que aplicó contra el general Arnaldo Ochoa en 1989, ante el reto de la oligarquía de los empresarios militares, Fidel se limita a desacreditar a Elizardo como vocero de la disidencia. Hay que recordar que Fidel sólo necesitó un mes para desacreditar a uno de los generales más prestigiosos y populares del régimen y llevarlo ante el paredón. Mientras, ahora, eleva poco a poco a Ramiro Valdés, el papá de los actos de repudio, quien es enemigo mortal de Raúl y genera fuertes resistencias dentro del régimen. Trae del exilio a Eloy Gutiérrez Menoyo, a jugar de nuevo el triste papel de marioneta que jugó en la conspiración trujillista de 1959. Todo esto pone al general Abelardo Colomé Ibarra, incondicional de Raúl, contra la pared como ministro del Interior. Ramiro no será una figura aceptable para la sucesión, pero sí para la alternativa del final apocalíptico que denunció Carlos Fuentes en el periódico Reforma, lo que le ameritó la acusación de agente de la CIA. Esa alternativa envuelve promover una crisis hemisférica, apoyando, detrás de las bambalinas, al títere tonto de Chávez en Venezuela, a Shafik Handal en El Salvador, a Evo Morales en Bolivia, a Tabaré Vázquez en Uruguay y a las guerrillas del ELN y las FARC en Colombia. Crisis que llegaría a su clímax en la primavera del 2004, año electoral presidencial en EEUU. La crisis culminaría con una migración masiva de Cuba a EEUU, lo que forzaría la esperada reacción de Bush. Fidel no resiste verse opacado por figuras que él considera históricamente inferiores, como Saddam Hussein y Osama bin Laden, así que está montando un final apocalíptico imposible de soslayar por parte de Bush. Ese creciente reto de Cuba en el hemisferio es lo que ha provocado que se obtuviera la confirmación de Roger Noriega en el Senado. ¿Cómo? Pues concediendo al senador Max Baucus, demócrata de Montana, que su moción sobre los viajes a Cuba fuera elevada al pleno a cambio de que retirara el ''hold'' sobre la nominación de Noriega. De todos modos, el veto presidencial hace irrelevante la moción Baucus. Dentro de Cuba, no sería sorprendente una purga en los próximos meses. La situación es muy tensa y el choque de intereses a largo plazo entre los militares empresarios alrededor de un Raúl debilitado y el grupo de la línea dura alrededor de Fidel y Ramiro no puede mantenerse bajo cuerdas por mucho más tiempo. Las dos alternativas de Fidel son irreconciliables. FIN
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