LOS MILITARES Y LA CRISIS FINAL DE FIDEL

Por Ernesto F. Betancourt


En el comentario anterior se describía la situación de las fuerzas armadas en la etapa previa a la decisión de Fidel Castro de aplicar la ley mordaza a los disidentes y ejecutar a tres infelices que trataron de huir del país en la lanchita de Casablanca. En éste, vamos a analizar el impacto sobre los distintos elementos del sector represivo, MINFAR y MININT, de la aparente intención de Fidel de crear la crisis final de su régimen.

Como se explicara antes, los grandes beneficiarios de la situación existente son los militares/empresarios. Habían quedado fuera del reparto: i) los oficiales de línea a cargo de los tres ejércitos regionales, los tenientes generales Polo Cintra Frías, Ramón Espinosa Martín y Joaquín Quinta Solá y sus oficiales, que resienten los beneficios de que disfrutan los militares/empresarios, pero que son leales personalmente a Fidel; ii) los dados de baja después de regresar del servicio internacionalista, como el general Raúl Menéndez Tomasevich, quien poco antes de morir pidió ayuda para venir a vivir en el exilio, a pesar de haber estado al mando de las MTT; iii) los retirados insatisfechos con sus pensiones, resentidos con la oligarquía alrededor de Raúl/Senén Casas y que inclusive se han acercado a colegas que habían desertado para ver si podían concertar negocios con el exilio; iv) los expulsados del MININT después del arresto de Abrantes y los que vieron sus carreras bloqueadas por los insertados del MINFAR, a quienes consideran profesionalmente inferiores; v) los de promociones jóvenes del MINFAR, mayores y capitanes, que ven sus carreras bloqueadas por la oligarquía anquilosada alrededor de Raúl; y, finalmente, los oficiales y clases más bajas cuyas familias comparten las escaseces resultantes del fracaso económico y cuyo estado de ánimo posiblemente se refleja en los cuatro guardafronteras que desertaron el 7 de febrero de este año.

La larga lista de excluidos de la piñata cubana explica, tal vez, por qué las cárceles militares están llenas, con el robo de alimentos y gasolina aparentemente como problemas críticos. Sólo los del más alto nivel se identifican plenamente con el régimen por razones de sus intereses personales, pero, a ningún nivel, ya se cree en la revolución o en Fidel. Hay muchas anécdotas de expresiones despectivas en privado sobre Fidel y Raúl por oficiales del MININT y el MINFAR en servicio activo.

Por otra parte, se creó el Centro de Estudios de Información de Defensa, bajo la dirección del brigadier general Jesús Bermúdez Cutiño, hombre de Raúl, para cultivar las relaciones con los generales americanos afiliados al Center for Defense Information. El objetivo de esta relación era promover la idea plantada por la espía cubana Ana Belén Montes, principal funcionaria de la Agencia de Inteligencia de Defensa, actualmente condenada a 35 años de prisión, de que Estados Unidos apoyara la sucesión de Raúl a Fidel. Fórmula de transición ideal y esencial para la oligarquía de militares/empresarios.

Esta situación se agrava en los últimos meses. Después de su viaje a Vietnam y China, Fidel se ha percatado de que la apertura económica puede resultar en una explosión de bienestar material, pero a costa de una apertura política por parte de los herederos de Ho Chi Minh y Mao. En China inclusive han aceptado dar ingreso a los capitalistas al partido comunista. Esto sería una amenaza a su monopolio del poder. Al mismo tiempo, ni el ingreso al Acuerdo Cotonú con los europeos o la liberación del financiamiento de las compras a Estados Unidos o de los viajes de turistas americanos lucen factibles a la luz de la actitud del presidente Bush. Y no puede escapar al repudio mundial al terrorismo, con el cual su régimen está irrevocablemente vinculado.

Consciente de que recrudecer la represión le enajena el apoyo de los militares/ empresarios de su hermano Raúl, retorna al servicio activo a militares retirados leales a él, los que junto a los tres jefes del ejército y la reserva del alto mando, unidad elite controlada por oficiales leales a Fidel personalmente, le garantizan el respaldo a este viraje. El revivir de nuevo a Ramiro Valdés, dos veces ministro del Interior y enemigo mortal de Raúl, elevándolo a miembro del Consejo de Estado, y poner a Enrique Lusson al frente de las tropas especiales del MININT pueden interpretarse como el mover fichas para encarar una posible resistencia de los militares/empresarios cercanos a Raúl. Es probable que estas reinserciones de viejos revolucionarios leales a Fidel en mandos militares claves, haya tenido lugar sin la aprobación de Raúl, hecho que en el pasado ha llevado al hermano menor a retirarse a su finca cerca de la Ciénaga de Zapata a emborracharse por semanas.

Pero, en conclusión, ¿aceptarán los militares cubanos pasivamente el que Fidel los arrastre a una inmolación ''patria o muerte'' en aras de un final apocalíptico ante el fracaso de su régimen? Difícilmente. Los militares/empresarios quieren vivir y disfrutar de las prebendas que han logrado, no inmolarse. Los insatisfechos con los arreglos de Raúl y Senén Casas tampoco lo harán. Sólo quedan los incondicionales de Fidel, a quienes habrá que persuadir para que desistan, si es posible, o aislar y destruir, si no queda más remedio.


FIN


El Nuevo Herald and wire service sources.
http://www.miami.com

Posted May 31, 2003

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