¿EL DESPLOME DE SADDAM PRELUDIA EL DE CASTRO?

Por Ernesto F. Betancourt


Al momento de escribir estas líneas, las tropas de la coalición se pasean por los palacios de Saddam en Bagdad y el pueblo de Basora se ha levantado contra los esbirros de Saddam, que lo tenían aterrado. El gran amigo de Saddam, Fidel Castro, verá con terror el fin de uno de los déspotas contemporáneos que más se le asemeja.

Mucha gente no quería creer la impopularidad del régimen de Saddam al no producirse el levantamiento en Basora tan pronto llegaron las tropas de la coalición a dicha ciudad. Olvidaban los reflejos condicionados pavlovianos que crean estos regímenes. Máxime, cuando los shiítas de Basora recordaban que, en 1991, los aliados los alentaron a levantarse y, después, el Bush que era presidente en esa época los dejó colgados. Por eso los ingleses, sabiamente, derribaron la estatua de Saddam en dicha ciudad como símbolo de que, esta vez, sí terminaba el régimen baasista.

La conducta de los iraquíes recuerda mucho la de los dominicanos cuando murió Trujillo. Recuerdo que el motivo por el cual los que mataron a Trujillo lo metieron en la maleta del auto, y viajaron por toda la ciudad con ese macabro tesoro, fue porque el jefe del estado mayor les había dicho que él conspiraba contra Trujillo, cuando le enseñaran su cadáver. Los mitos que levantan los líderes carismáticos son difíciles de borrar de la mente de los pueblos y de sus seguidores.

Pero la decisión con que el actual presidente Bush ha actuado tiene muchas ramificaciones. No que en todas partes se va a actuar de la misma manera, ni que haga falta. La lección para Castro está en que la decisión en la actuación de Estados Unidos demuestra que, en el mundo unipolar postguerra fría, los tiranuelos de tercera categoría como Saddam y Fidel no van a poder disfrutar de la impunidad que tuvieron en la época del impasse del terror nuclear que terminó con el desplome del mundo soviético.

A diferencia de Saddam, Fidel está al final de la jornada. La economía se le está desplomando tanto en el azúcar como en el turismo. Con su amigo Chávez negociando su salida en agosto, se le acaba el petróleo gratis. Otro apretón de cinturón del ''período especial'' es demasiado para un pueblo que ya no da más. El último juego audaz de comprar a los agricultores americanos pagándoles en efectivo, dejando de pagar a sus acreedores, para convertirlos en cabilderos de la financiación de futuras compras y viajes de turistas americanos a Cuba, ha fracasado por la firme oposición del presidente Bush. Dentro de su propio régimen hay muchos titubeantes que favorecen el Proyecto Varela y la disidencia ha crecido mucho para paralizarla con la aplicación selectiva de la Ley Mordaza; todo lo contrario, la está enardeciendo. Fidel debe haberse quedado desconcertado ante el fracaso del general Abelardo Colomé, cuando se le refugiaron en Cayo Hueso cuatro guardafronteras --cuerpo élite del MININT-- desilusionados con la revolución. Seguro que al famoso Furry le dio un buen tirón de orejas por su negligencia e incapacidad. La capacidad represiva del régimen está resquebrajándose.

Que Fidel sabe que está al final de la jornada es evidente al quemar a los infiltrados que, todo el mundo sospechaba, tenía dentro de la disidencia. El sabe que la economía no tiene salida y, por eso, no titubea en apelar a la represión como última opción para prolongar su estancia en el poder y tratar de intimidar a un pueblo cada día más inconforme. También se da cuenta de que la fórmula de sucesión con Raulito, que promovió con Clinton su espía Ana Belén Montes, no la va a comprar un presidente Bush post 11 de septiembre que ha actuado con decisión impresionante en Irak.

Pero en Cuba no hará falta una invasión con varias divisiones de alta tecnología militar, miles de vuelos de bombarderos con armas inteligentes y misiles tomahawk. En Cuba lo que hace falta es que los oficiales jóvenes de las fuerzas armadas se decidan a cumplir con su deber de servir a la nación, barriendo con tanta inmundicia y ejecutivos charlatanes como los generales Rosales del Toro y Casas Reguerio, que son los causantes del actual desastre de la economía cubana. El perfeccionamiento empresarial es un fracaso. Claro que, como ha pasado con el pobre diablo del ministro de Información de Saddam, los Pérez Roque y los Ricardo Alarcón seguirán boconeando, hasta el último momento, que el régimen ha triunfado. La hora final está cerca y se gestará dentro de las fuerzas armadas y la disidencia de Cuba.

Fidel ya es irrelevante. Los jóvenes militares, que heroicamente se jugaron la vida en Angola y Etiopía, no deben dejar que una oligarquía corrompida, como la que rige el MINFAR, los lleve al descrédito ante la historia y la nación.


FIN



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