¡QUE VIVA EL AMOR!

por Esteban Fernández


Acaba de pasar el "Día de los enamorados", esperé unos días después para escribir sobre el tema ya que para mí "la fiesta" debe ser todos los días porque: ¿Cuál es el placer más grande de la humanidad?. ¿Cuál es la etapa más bella de la vida?. Cada cual tiene sus gustos. Unos dirán que "la playa, un buen carro, el cine, la televisión, irse de vacaciones" etc. Están equivocados, el mayor placer es EL AMOR, y la mejor etapa del ser humano es cuando está enamorado.

Nada más precioso, más lindo y más sublime que esa época en que uno no quiere soltarle la mano a una mujer, que espera por sus llamadas telefónicas, que quisiera poder pasarse el día y la noche dándole besitos, y que uno prefiere ir a un velorio con esa mujer que ir a un crucero por el Caribe con cualquier otra.

El amor, desde luego, tiene dos problemas. Uno, que es la única cosa en el mundo que no se puede hacer solo, tiene que ser entre dos, y los dos se deben sentir igual. Todas las demás actividades podemos hacerlas solos, comer, planchar, ir al restaurante, absolutamente todo, pero el amor tiene que ser compartido con otra persona, es decir, que usted no puede tenerle agarradas todo el tiempo las manitos a una mujer sí ella las necesita para lavar los platos o cambiarle el pañal al niño.

Y el segundo problema es que el amor, a veces, no siempre, es como "un jabón" que se desgasta con el paso de los años.

Y el amor, o desaparece del todo y las parejas se separan, o se convierte en UNA COSTUMBRE, en cariño, en compromisos, en agradecimiento.

Y el amor, y sobre todo la pasión va desapareciendo, y la mujer sale completamente desnuda del baño, se para delante del televisor donde uno está viendo un partido de béisbol, y le decimos: "Quítate, vieja, que me estás interrumpiendo ver el juego".

Y nacen unos bellos niños que acaparan la atención, la dedicación, de la mujer que antes nos decía que "tú eres los más grande del Universo". Y, desde luego, no nos interesa para nada competir con esos niños, que también son nuestros, y que adoramos y también le dedicamos nuestro amor y la mayoría del tiempo libre.

Y lentamente, poco a poco, sin darnos cuenta, la vida se convierte en una rutina, van desapareciendo aquellas palabras de amor, y aquellas flores que estábamos desesperados por darle, y aquellos chistes nuestros, y aquellas historietas tan simpáticas de nuestro pasado, se convierten en: "¡Ay, viejo, ya te he oído ese cuento mil veces!"

Dicen que: "El amor es como un plantita que hay que cuidar y regar diariamente". Y la gran verdad es que a veces, después de 20 años con la misma plantita, a uno le parece que lo que necesita es una de esas mangueras que usan los bomberos para poder resucitarla.

Y de pronto (no de pronto, porque eso lleva su tiempo) usted nota que está peleando, gritando, y con ganas de matar a esa mujer que antes la veíamos como la reina del universo y la "última Coca Cola en el desierto".

Y uno se pregunta: ¿Cómo es posible que aquella mujer que hasta nos encantaba verla orinar (¡qué lindo el sonidito que hacía orinando!) hoy nos molesta hasta que respire?. ¿Cómo es posible que aquella mujer que no protestaba por las dos cajetillas de cigarros que nos fumábamos dentro del carro junto a ella, hoy, 20 años más tarde, le molesta el humo de un cigarrito que nos tenemos que ir al patio, a una milla de ella, a fumar como si estuviéramos cometiendo un delito?.

Por eso, les digo que "el que tiene un amor que lo cuide", el que está disfrutando de una relación íntima preciosa ALARGUE ESO LO MÁS POSIBLE, disfrútelo al máximo, porque cuando el amor se va, cuando el encanto se rompe, no hay "crazy glue" que lo componga. Y yo tengo un montón de viejos amigos que han logrado mantener matrimonios que han durado hasta 50 años de dicha, felicidad y AMOR. Esos merecen estatuas y son mis héroes.



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