¡CONDONES PARA AFRICA! por Esteban Fernández Jamás en la vida yo me las he dado de escritor, ni de periodista ni de literato, simple y llanamente he podido escribir durante 35 años gracias a ser un tremendo observador. Lo miro todo, lo observo todo, y veo lo que otros no ven. Por ejemplo, yo nunca doy un solo centavo para todas esas campañas de enviar dinero a África. En primer lugar porque creo que detrás de toda esa propaganda hay un montón de organizaciones llenas de burócratas ganando salarios muy superiores al mío y al suyo. Además, África está llena de gobiernos corruptos que se roban el 90% del dinero. Pero eso es lo de menos. La observación grande mía es cuando ponen las escenas de miles y miles de seres humanos viviendo a la intemperie, sin albergues, rodeados de moscas y de polvo, semidesnudos, en harapos, obviamente sin bañarse por meses. Vaya, gente enclenque, muertos de hambre, con paludismo, con piojos. Una situación terrible, paupérrima, denigrante, y una propaganda dirigida estrictamente a conmover nuestros corazones y a que les enviemos dinero. Y logran el objetivo. Hasta ahí todo es compresible. Donde comienza mi OBSERVACION Y MI DESCONFIANZA es cuando noto sorprendido que esos hombres y esas mujeres en condiciones deplorables están rodeados por cientos y cientos de niñitos de todas las edades, y hasta de cientos de recién nacidos. Vemos a las madres con los senos que les llegan a las cinturas dándoles leche (no creo que tengan mucha leche) a sus hijitos. Muchos de ellos tienen la terrible enfermedad del SIDA y las transmiten a sus muchachitos. Para mí (según mi humilde observación) lo primerito que hay que hacer antes de enviarles dinero es coger unos altoparlantes y gritarles con todo lo que nos da los pulmones: ¡PAREN EL COITO, COÑO!. Y que conste que esa es la forma más fina en que se puede decir eso, si fuera yo el del altoparlante usaba una mala palabra cubana en lugar de la fina palabra "coito". Sí, señores, yo me quedo frío observando que esta gente apenas sin comida, sin agua potable, sin un lugar adecuado donde acostarse, rodeados por cientos de conciudadanos las 24 horas del día, sin hospitales, siguen haciendo y pariendo miles de niños. En África lo que hace falta es un año (por lo menos) de abstinencia sexual. ¡Paren el sexo por un rato a ver que pasa! Y si no quieren (y no van a querer) que todo el dinero que se envíe sea en cajas y cajas de condones. Y que todos esos altos ejecutivos de esos organismos internacionales se ocupen de observar (y ayudarlos a ponérselos si fuera necesario) que todos esos morenos se pongan los condones bien puestos. Pero, que va, algo que me horrorizó el otro día fue ver a un pobre negrito de unos 5 años de nacido en la rivera de un río lavando una ropa y poco a poco se le acercaba un cocodrilo, casi llegó a su lado y se lo come. Ya cuando estaba a menos de un pie de distancia el muchachito notó la presencia del cocodrilo y salió corriendo despavoridamente. Y mi observación es la siguiente: ¿por qué el H.P. camarógrafo (asalariado de esos organismos internacionales de ayuda a Africa) no alertó inmediatamente al niño y le tiró la cámara por la cabeza al cocodrilo? Por cierto que con el valor de una de esas cámaras se pueden comprar un millón de pastillas anticonceptivas. Yo digo: si muchos sacerdotes juran castidad eterna porqué esta gente no puede refrenarse de hacer el sexo aunque sea por un año. Y todo estuviera mejor en África. FIN
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