COSAS QUE LOS HOMBRES NO VEMOS Por Esteban Fernández Lo primerito que los hombres nos vemos es el color de los ojos del resto de los hombres. A la hora de describir a otro hombre decimos: “Sí, chico, es alto, gordo, pesa como 225 libras, tiene pecas en la cara, y tiene un tatuaje en el brazo izquierdo”. Jamás se nos ocurre agregar: “Ah, sí, se me olvidaba, tiene ojos azules preciosos”. Esas son cosas que solamente las dicen las mujeres o quizás los homosexuales también. Los hombres no vemos (no distinguimos) la diferencia entre el color negro y el azul Prusia. ¿Usted nunca se ha comprado un pantalón negro (convencido completamente de que es negro) llega a la casa y le dice a su mujer “Vieja, mira que pantalón negro más bonito me compré” y la esposa le da un simple vistazo y le responde “No, chico, no, eso no es negro eso es azul obscuro”? Y ahí comenzamos a discutir, a pelear, a defender la negrura de nuestro pantalón, y al final podemos traer a todas las mujeres del mundo y todas estarán de acuerdo en que el dichoso pantalón es azul. Los hombres no vemos las grandes cualidades de una mujer si esa mujer es feísima y está malísima. Primero tiene que encantarnos, gustarnos, encontrarla bellísima, y después poco a poco, pasamos a verla internamente y a darnos cuenta de su “gran corazón”. ¿Usted no ha leído en revistas (como Vanidades por ejemplo) artículos indicando “100 formas diferentes para complacer y tener feliz a un hombre”? Observe usted que esos escritos SIEMPRE LOS HACEN LAS MUJERES, jamás son redactados por hombres. ¿Por qué? Simple y llanamente porque de esas “Cien formas de complacernos” 98 no las vemos. En realidad sólo necesitan (y nosotros vemos y notamos eso) dos formas: Sexo y comida. Nosotros los hombres no vemos los defectos de nuestros íntimos amigos. No es que se los tapemos sino que no los vemos. Como siempre sucede que nuestros íntimos amigos piensan exactamente igual que uno entonces es imposible ver sus defectos y sus equivocaciones. Son las mujeres, las esposas, las que ven esos defectos. Nosotros solo vemos esos fallos cuando el amigo discrepa con nosotros. Los hombres no vemos la necesidad (cuando vivimos solos) de comprarle un marco a una foto. Con un pedacito de “tape” perfectamente podemos poner la foto en la pared. Tampoco vemos la necesidad de introducir un regalo en una caja y después ponerle un lazo y una bella moña de adorno. Esa necesidad la ven las mujeres. Nosotros consideramos que la bolsa que nos da la tienda es suficiente. Nosotros los hombres, en una fiesta, ni en ningún lugar, no vemos (como las mujeres) la necesidad de que el resto de los hombres, en manada, nos acompañen al baño a orinar. Nosotros no visualizamos eso. Nosotros vemos que los demás hombres se están poniendo viejos, pero no vemos (yo creo que es porque nos vemos todos los días en el espejo) que nosotros también envejecemos. ¿Usted no ha visto que un tipo nos dice “¡Ñooo, que viejo se ha puesto Cheo!”. Y uno tiene ganas de decirle: “Chico ¿y tú no ves lo viejo que estás tú?” La verdad es que los hombres sólo vemos lo buena que está Jennifer López y lo rica que está una paella (mi favorita es: la de El Colmao) pero aunque tengamos 85 años no vemos porqué carijo ya no resultamos atractivos a una muchacha de 25 años. Y lo más grande, lo más importante, los hombres no ven (y en eso están de acuerdo con las mujeres) lo que escriben otros escritores. Solo ven LA NOTA BREVE. Aunque tengo que reconocer que también leen a mis socios Ángel Torres, Hugo Byrne y Joe Silver.
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