KUVANOZ

por Esteban Casañas Lostal


El hombre permaneció largo rato en silencio, trataba de ocultar algo y le ofrecí el tiempo que necesitaba. La experiencia me ha demostrado que los seres son similares a una olla de presión, soportan hasta un límite y luego deben expulsar algo del vapor comprimido para evitar explotar. El hombre era un recién llegado, solo llevaba una semana en Montreal y se enteró de nuestra existencia por un latinoamericano, nos convertimos en su primer contacto. Pasada una media hora y a punto de estallar, comenzó a narrarme sobre su primer fracaso en esta ciudad y contacto con el mundo capitalista, estas fueron sus palabras;

-Conseguí un trabajito de estibador en una agencia de empleo que es propiedad de uno del patio, antes de partir esta mañana, le expliqué que yo tenía una cita en inmigración para las dos de la tarde. El tipo de la compañía donde fui a trabajar se dio tremenda explotada cuando le dije a las doce y media que debía marcharme, después, tuve que escuchar la descarga del socio de la agencia. Siento que me maltrató, no puedo ocultarte que me sentí como una mierda sin valor, humillado. Se detuvo esperando mi opinión.

-¿Cómo pudiera explicarte y me comprendieras? Voy a tratar de ser lo más diáfano posible, pero abre bien esos oídos. Hay cosas que ahora no comprendes y te tomará algún tiempo entenderlas. Vienes de un lugar muy diferente a este país y tu proceso de adaptación será mucho más prolongado que el de cualquier indio de las selvas amazónicas. No voy a tratar de justificar a ese pequeño empresario cubano, solo puedo decirte una cosa, fuiste muy dichoso si te ofreció empleo en tus condiciones actuales. Si lo agarran contratando a una persona sin status legal en este país la multa sería astronómica, eso no lo sabes. Hay un error de tu parte y quizás se deba a desconocimiento, si tú tenías una cita en inmigración para esa hora no debiste ofrecerte al mercado de empleo ese día. ¿Sabes por qué? Porque el socio le ofreció a esa compañía un hombre que trabajaría el tiempo mínimo establecido, aquel realizaría sus planes, y por supuesto, tu ausencia rompería toda una cadena de compromisos que se traducen en demoras de entrega, time is money. Es muy probable que el socio haya olvidado ese detalle que le explicaste sobre tu partida antes de tiempo, ese fue un error de su parte.

-¡Coño! Pero siento que me maltrató y yo no esperaba una reacción así de alguien del patio. Intervino el hombre en su afán por soltar restos del vapor acumulado.

-La situación que atraviesas es extremadamente delicada y por ella pasamos muchos de los que nos encontramos aquí, pudiera decirte que una minoría. Vas a sentir que todo el peso del mundo se te viene encima y te encuentras indefenso para soportarlo. Cualquier detalle al que nunca estuviste acostumbrado herirá profundamente tus sentimientos, pero si llegaste hasta aquí debiste haberte preparado para luchar y abrirte paso a codazos dentro de ese mundo, ¿sabes por qué?

-Yo vine con las intensiones de luchar, fíjate si es así que ya ando buscando trabajo, pero nunca estuve listo para escuchar que alguien del patio me hablara en ese tono.

-No solo de buenas intensiones está colmada nuestra existencia, tienes que prepararte para lo peor, sufrir un revés detrás del otro, traiciones, soledades, silencio, calamidades, separación familiar por varios años, imposibilidad de regresar a la isla aún cuando fallezca tu propia madre, etc., la lista sería interminable. Te digo una cosa sin ánimo de defender a ese pequeño empresario cubano, puedes considerarte dichoso si te ofreció un empleo, ¿sabes por qué?

-Ya me explicaste sobre el asunto del permiso de trabajo.

-No solo eso y déjame ver si logras entender. Por este restaurante pasan infinidad de compatriotas que se han ido abriendo camino con pequeñas compañías, sean de limpieza, empleos, construcción, etc., son muchos los que pasan por aquí y coinciden en lo mismo, no desean darle empleo a ningún cubano.

-¿Y eso por qué? Lo normal es que nos ayudemos.

-Eso sería lo ideal, ayudarnos y tener una comunidad tan fuerte como la judía, griega, italiana, etc. Pero desafortunadamente nos repelemos por razones muy bien fundadas y que he vivido por experiencia.

-En ese aspecto no te comprendo muy bien, acuérdate que acabo de llegar.

-Pues bien, trata de grabarte todo esto que te voy a decir y te servirá de experiencia en un futuro. Hacía muchos años, muchísimos, estuve bien alejado de la comunidad cubana. Hoy y por razones obvias, soy una de las personas que más se vincula con esa comunidad. Existen varios lugares muy frecuentados por ese grupo aquí en Montreal, pongamos en primer lugar al Consulado de Cuba. Deben acudir allí para tramitar todos sus documentos durantes sus frecuentes viajes a la isla, digamos que un porcentaje de esa comunidad, que según fuentes fidedignas, ascendía hace dos años a unos cuatro mil quinientos paisanos y que de acuerdo al tiempo transcurrido debe ser muy superior. Pues un porcentaje de esos cubanos, participa en las actividades que organiza el mencionado centro, no puedo ofrecer cifras exactas porque no abrigo razones para visitarlos, pero no necesito salir de este restaurante para saberlo, los clientes lo comentan.

El segundo lugar al que acuden los cubanos por necesidad, suelen ser las agencias de envíos de paquetes y dinero para Cuba, no te quepa la menor duda de ello. Puedo entonces asegurarte que el tercer lugar le corresponde al restaurante por una sola razón, es el único lugar de su categoría que existe en esta ciudad, y hasta donde tengo uso de conocimientos, el proyecto más serio hasta ahora realizado dentro de nuestra comunidad. Queda en cuarto lugar las discotecas latinas y los conciertos de orquestas cubanas organizados por agencias y entidades que trabajan directamente con el gobierno cubano. Estos son los lugares más frecuentados por esa dispersa comunidad tan variopinta y que merece un estudio serio sobre su comportamiento social. Sin embargo, pudiera brindarte una visión muy personal sobre ese grupo social con el que estoy más vinculado que nunca y podrás sacar tus propias conclusiones.

Digamos que cuando arribé a Montreal en el año 1991, el grupo de cubanos en esta ciudad no llegó nunca a la cifra de doscientas personas, puedo estar equivocado en esta apreciación, pero muchos de los que arribaron en esas fechas tenían como destino los EU y su permanencia en este país fue muy corta. La mayoría de esas personas eran desertores que arribaron en funciones de trabajo, mencionemos marinos, trabajadores de Cubana de Aviación, profesionales que vinieron a realizar estudios de post grados, funcionarios del gobierno, etc. Solo conocí casos aislados de cubanos que llegaron casados con canadienses, contadísimos porque en aquellos tiempos no se había abierto las puertas al turismo.

El mayor porcentaje de esa comunidad actual tiene sus orígenes en los polos turísticos de la isla, sobresalen los que llegan de Varadero-Matanzas, Ciego de Ávila-Camagüey, Holguín-Santiago y otras ciudades orientales, por último y en cuantía inferior a los otros grupos se encuentra La Habana. Hay de todas las regiones del país, lugares tan remotos como Baracoa o Santa Lucía en Pinar del Río, pero son casos aislados. La gran mayoría de ellos son jóvenes, me atrevería a mencionar un noventa por ciento de su total. ¿Quiénes son esos jóvenes? Debes suponer que trabajadores del turismo y trabajadores sociales por cuenta propia. El noventa y cinco por ciento arribó casado/a con una persona de este país, poco importó si era canadiense por nacimiento, ciudadano o simplemente residente, tampoco se realizó una selección de raza, religión u origen. De esos matrimonios solo ha logrado sobrevivir un quince por ciento y creo que peco por exceso, lo cual demuestra que han sido matrimonios por conveniencia y posibilidad de escapar de la isla. Siempre he manifestado que en esos casos la responsabilidad es compartida, porque el de allá estuvo esperando por su víctima para escapar, y también, ¿por qué no?, asumió el papel de presa que se dejó cazar para lograr su objetivo, salir del país. Hay casos de personas que han llegado hasta el restaurante traído por sus esposas y solo dos meses después llegan con otra mujer u hombre, lo cual demuestra que el objetivo había sido alcanzado. El restante cinco por ciento arribó como inmigrantes independientes, desertores, reunificación familiar, etc.

La balanza racial tiene cierta inclinación hacia las personas de la raza negra, un factor determinante en esta observación radica en el gusto de las canadienses por ellos, este detalle es en lo concerniente a la masa masculina, en el caso de las mujeres he observado un comportamiento contrario, puedo estar equivocado, pero no cuento con cifras y me baso en observaciones.

El índice de homosexualidad dentro de la comunidad cubana es elevado si se tiene en cuenta la reducida cantidad de sus integrantes. Sobresalen los del sexo masculino, quienes arribaron a este país utilizando las vías mencionadas aunque se observan excepciones. Un por ciento de ellos/as se destaparon una vez que se sintieron dentro de una sociedad que no los discrimina y en buen sentido de la palabra hasta los protege.

El nivel cultural de la comunidad cubana es bajísimo aunque el estado cubano pregone a todos los vientos lo contrario. Su nivel de escolaridad es aceptable en solo un quince por ciento de acuerdo a mis observaciones personales, el resto, aunque manifiesten ser graduados en diferentes escuelas y niveles de educación, son el producto de un fraude institucionalizado y no pueden ocultar su grado de ignorancia. Se observa sin embargo un quince por ciento de jóvenes bien preparados, emprendedores y que continúan superándose para abrirse camino en esta sociedad. Algunos de ellos poseen trabajos técnicos y profesionales muy bien remunerados, otros, son los que han emprendido el camino de la independencia económica y poseen pequeñas compañías con las que se van abriendo paso en esta sociedad. Sin embargo, un porcentaje indefinido de esa comunidad cubana en esta ciudad no evoluciona y sigue aferrada a viejos estándares de vida desarrollada en la isla.

El nivel de desinformación y desinterés por los acontecimientos que ocurren en Cuba es alarmante. No hablemos de conocimientos sobre política cubana o internacional, considero que el noventa por ciento de la comunidad es totalmente indiferente, apática, insensible, evasiva y muy timorata a la hora de expresarse o identificarse con los problemas de su país. Hablemos del individuo políticamente correcto de acuerdo a los intereses del Consulado Cubano y el régimen que representa, donde observa buena materia prima dispuesta para cumplir sus refinados objetivos en este país. Aunque en el restaurante se evitan los temas políticos como norma existente desde nuestra apertura, son escasos los cubanos que manifiestan cualquier tipo de sentimiento sobre los acontecimientos que dejaron en su tierra. Conducta que como es de suponer, los privaría de un regreso a la isla como sucedió con mi hijo al manifestarle a la prensa que realizaría una fiesta en caso de la muerte de Castro.

El comportamiento laboral de la comunidad cubana en Montreal es uno de los puntos que más los afecta ante la sociedad, no ha sido solamente la opinión de los pequeños empresarios nuestros las que he tenido en cuenta a la hora de ofrecer esta particular información, por aquí han pasado de varias nacionalidades y todas coinciden. El cubano actual no tiene hábitos de trabajo y esto lo conocemos todos los que vivimos bajo ese sistema. Muy sencillo, ningún cubano esta habituado a trabajar ocho horas diarias, y menos aún al ritmo de producción intensa de estos países, sea cual sea giro laboral al que se dedique. Es sumamente conflictivo, posee mala disciplina laboral, es impuntual, reclama derechos que nunca le fueron concedidos en su tierra y no contemplados por las leyes de este país, abandona su trabajo sin justificación y evaluación del daño provocado, el proceso de adaptación a la sociedad se extiende mucho más allá de los límites estudiados. Pero ese no es su peor defecto, sobresale por encima de todos su indolencia. Acostumbrado como ha estado por decenas de años a trabajar en dependencias de propiedad estatal, el cubano actual es indiferente a los daños y pérdidas que causa por donde quiera que pase. En este aspecto he tenido en cuenta todo el tiempo que trabajé como simple empleado, y puedo citar como ejemplo una fábrica de muebles donde fui el primer cubano contado en su nómina. Lugar por donde posteriormente pasaron más de veinte compatriotas por períodos no superiores a las dos semanas, porque sencillamente no estaban acostumbrados a trabajar y los expulsaban por las pérdidas que producían. Luego, reafirmo estos criterios como empleador en un restaurante donde la empleomanía no ha superado las siete personas. Si en Cuba tuve dificultades con muchas tripulaciones por sus malos hábitos de trabajo, puedo asegurarles que esos cuatro gatos mencionados me han producido el triple de dolores de cabeza, al extremo de que ya he perdido la cuenta de los cubanos que han desfilado por el local y coincido plenamente con el criterio general existente. Con toda la sinceridad del mundo y espero me sepan disculpar las excepciones a todos estos comentarios, si yo pudiera amaestrar un pingüino para ponerlo a trabajar conmigo, estoy convencido de que no emplearía a cubano alguno, lo siento, pero no puedo ser hipócrita.

En lo personal y reitero, espero se sepan excluir de estas opiniones todos esos muchachos valiosos a los que he tenido la oportunidad de conocer en estos dos años. Considero que un alto por ciento de nuestra comunidad en esta ciudad, corresponde a personas obtenidas de un material sumamente maleable. Hablemos del “hombre nuevo”, quienes a pesar de encontrarse en una sociedad donde les brinda la oportunidad de abrirse paso, aunque esa marcha deba ser lograda a golpe de codazos cuando la inteligencia pueda escasear, insisten en mantenerse nadando dentro de la mierda. Son individuos cuyos objetivos en esta vida, hasta donde me han manifestado, consiste en guardar un poquito de plata para regresar cada año a la isla y disfrutar de esos placeres aquí negados. Hablemos de esa baja ostentación que los sitúa por encima de la media poblacional en la isla, porque hablando en plata, regresan con el objetivo de alquilar un auto, realizar fiestas, bacanales con muchachitas que muy bien pudieran ser sus hermanas, etc. Ese es y ha sido el sentido de la vida para muchos de los individuos que se hartan luego en manifestarlo a viva voz cuando regresan.

Como se puede observar, es precisamente éste, el material humano correcto que puede responder a los misteriosos intereses del gobierno cubano en este país. Son fáciles de manipular por las razones expuestas, responden afirmativamente a las campañas difamatorias que se lanzan en silencio en contra de cualquier cubano capaz de sobresalir un poquito, solo un poquito. No mencionemos las que se realizan en contra de los cubanos que se atreven a manifestarse abiertamente en contra del sistema. Porque aunque ese Consulado lo ignore, siempre habrá alguien que renuncie a las ofertas por ellos realizadas o las que se hacen en la isla, porque señores, ellos no distinguen entre una ex-prostituta o un activo delincuente a la hora de solicitar sus servicios. Es una verdadera pena, diría que una lástima, el verdadero cubano que conocí en mi infancia haya sido degradado tanto para lograr este producto que hoy se exporta a todos los confines del mundo. Quiera Dios que estos “kuvanoz” se mantengan alejados de la isla el día que se produzca un cambio, es lamentable que muchos países sirvan de letrina para albergar tanta mierda, pero si con ello se garantiza el futuro del país, bienvenida sea la mierda.

Muchos estrategas dicen que las batallas no se ganan a la defensiva, espero sepan interpretarme muy bien todos aquellos que desde sus agencias de viajes al servicio del régimen de Castro, han desplegado una intensa campaña en contra de nuestro restaurante. Les anuncio que paso desde estos instantes a la ofensiva y que será de multidestinos, no tengo nada que perder, he vivido lo suficiente y si me llega la hora bienvenida sea. Espero hayan comprendido muy bien desde el Consulado, porque aunque ustedes no lo crean, queridos lectores, ellos tienen el trabajo de leer cada uno de mis escritos, enviarlos a Cuba para su análisis, y luego, bueno, siempre hay quien desde allá me envía sus conclusiones.

El hombre me escuchó tranquilo, creo que le dediqué mucho tiempo y en su rostro quedó reflejada la interrogación del que no comprendió mucho. En el mío también quedó una sola pregunta, ¿en cuál parte de los porcentajes vas a quedar tú?


Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá.
2007-03-05



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