"The Havana New Herald"

por Esteban Casañas


Dice mi hijo que sufro de cierta paranoia cuando choco de frente con los problemas que se originan en el seno del exilio. Dice que veo fantasmas por todos lados y no se lo discuto. Creo que es la natural reacción de todos los que tuvimos la desgracia de habernos desarrollado en aquel sistema, y por supuesto, aventajar un poco a los que abandonaron el suelo a temprana edad de aquel sistema. Digamos que es una intuición similar al sexto sentido de las mujeres, ellas son capaces de detectar a un homosexual a diez kilómetros de distancia sin que hablen, anden, gesticulen, respiren, etc., lo descubren aunque permanezcan tiesos como cualquier estatua. Los que vivimos bajo ese régimen experimentamos algo similar, descubrimos a un chivato a un kilómetro de distancia, aunque trate de imitar a una estatua o se quiera hacer pasar por homosexual. Pueden confeccionarle un traje con todas las plumas que se colecten en los CDR para disfrazarlo de pavo real, y se lo venderán como un ave exótica a gran parte del exilio. No duden que abundarán los coleccionistas para comprarlos y lo mostrarán con orgullo a sus vecinos mientras otros, los paranoicos como yo y muchos de nosotros exclamarán, eso no es un ave, es un chivato.

Me llega a la mente la figura de aquel individuo que nos presentaran como un héroe, y del que nos vimos obligados a consumir todas sus historietas de infiltración en las filas del enemigo. ¿No recuerdan a José Rafael Fernández Brenes? Me refiero a aquel pavo real que estuvo infiltrado en las estaciones de Radio y TV Martí. ¡Ya! Creo haberles refrescado la memoria. Salió a la luz en una fecha donde quemaron a varios espías cubanos infiltrados en la CIA, o quién sabe, tal vez era un personaje que reunía todos los requisitos que la agencia le presentó al gobierno de Castro antes de contratarlo, porque, como van las cosas en este mundo, tampoco se puede dudar que ambas agencias sean hermanitas, me refiero al G2 y a la CIA.

Hoy surge otro escándalo en Miami y no es nada extraño que ocurriera, luego de las predicciones realizadas en las Mesas Hediondas que se transmiten como castigo a la población cubana por su televisión. Digamos que Amanda, la versión cubana de Nostradamus, es la asesora de ese programa y la bruja oficial del gobierno. Pues resulta y todos conocen, allá en la isla, se realizan acusaciones en contra de unos periodistas, y acá en una península que corresponde a un extenso y poderoso país, se toman medidas punitivas en contra de esas personas con el sano fin de salvar la “ética” de un periódico que cada día, goza de menos popularidad entre la comunidad cubana por sus puntos de coincidencias con su homólogo de La Habana. Para muchos, The Miami New Granma y The Havana New Herald son la misma cosa, solo los diferencia un detalle a ojos vista, Miami goza de buen suministro de papel sanitario, razón por la cual, los cubanos que habitan en la península han cumplido el proceso de desintoxicación causado por la tinta durante su contacto con la piel en esa parte oculta de nuestro cuerpo.

Leo sobre el código de ética comprendido dentro del contrato de trabajo con ese periódico, y luego, la extraña aplicación del mismo a sus trabajadores. Digo extraña, porque para nadie era secreto que esos periodistas realizaban sus labores en Radio Martí, ¿me equivoco?, ¿es que la estación transmitía para sordos? En fin, no hay nada que se parezca tanto a ese código de ética, como el contrato de fidelidad que deben firmar los nuevos miembros del MININT, al del Herald solo falta agregarle; “En caso de traición que caiga sobre mí todo el peso de la justicia revolucionaria.”

Luego y para hacerle el favor completo al gobierno cubano, el Herald se embarra con un poco más de su propio estiércol. Incluye en los resultados de lo que manifiesta ha sido una investigación desarrollada en unos meses, sobre eventos que no eran ajenos a sus conocimientos, y que eran de pública difusión por más de cinco años. Pues incluye en la lista de su supuesta investigación a personas que nada tienen que ver con su nómina, y como es de suponer, no firmaron el extraño “código de ética”. Código que por cierto, limita las libertades del individuo y los acerca a la política aplicada por regímenes totalitarios en contra de sus periodistas e intelectuales.

Pero bien, hay detalles que han asombrado a supuestos ingenuos y del que se han hecho eco infinidad de periódicos escritos y páginas de Internet. Me refiero al salario o pagos recibidos por esos profesionales por los servicios prestados. Se hace referencia a cifras globales que asombraría a cualquier ciudadano del tercer mundo, citemos algunas de ellas como ejemplo y no la lista completa que harían este comentario interminable.

Dice el Havana Herald que Pablo Alfonso recibió $175 000 desde el 2001, ¡claro!, el que lee no se detiene a sacar cuentas y llega a la conclusión de encontrarse ante una suma exorbitante. Pero, detengámonos un solo instante, dividamos $175 000 entre los cinco años transcurridos. El resultado es de $35 000 anuales, cifra pagada por un trabajo profesional que por cierto, y para aquellos que se quieran vender de ingenuos o estafados, es un salario muy inferior al de cualquier mecánico, enfermera, electricista, plomero e infinitamente inferior al de cualquier prostituta que solo se dedique al sexo oral. No creo necesario mencionar otros oficios o profesiones cuyos salarios corresponden a una clase media “baja”.

Olga Connor recibió $71 000 por sus trabajos en la misma cantidad de tiempo, o sea $14, 200 anuales, pago inferior al salario de cualquier obrero en una simple factoría.

Ninoska Pérez Castellón recibió $1550, etc. Dice el Granma de Miami que esos pagos fluctúan entre $75 y $100 por comparecencia y que fueron pagados por el gobierno, delito que los convierte en mercenarios. Sin embargo, no menciona que de acuerdo a las leyes de estos países, si el gobierno necesita de tu testimonio en un juicio, cubre con los gastos de pasaje y hospedaje cuando vives fuera del área donde se desarrolla el juicio. Es ilógico que en un sistema donde no existe el concepto de “trabajo voluntario” para estos efectos, y donde todo se paga, piensen que las personas gasten parte del tiempo de su descanso en menesteres de cualquier índole. ¡Y aclaro! Existen miles de organizaciones benevolentes donde se realizan “trabajos voluntarios”, verdaderamente voluntarios, donde la acción desprendida del individuo no se utiliza como aval con fines políticos como en Cuba.

Dice el Miami New Granma que en la revisión de docenas de artículos escritos por sus periodistas para Radio y TV Martí, no se encontraron reportes de los pagos recibidos por los periodistas. Y yo me pregunto, ¿quién carajo es el Herald para verme obligado a reportar mis ganancias? Eso, es materia para supuestos ingenuos y agentes que se hacen eco de esas acusaciones. Los que vivimos del lado de acá, sabemos perfectamente que esas cuentas se las debemos al gobierno cada fin de año en las declaraciones de ganancias e impuestos.

En fin, no hay razones para abandonar mi paranoia y continuar utilizando ese séptimo sentido del que ellos mismos nos dotaron para pensar y en muchos casos descubrir que, la liebre no es gato, ni el pavo real es un ave especial aunque venga vestido de un hermoso plumaje. Las mujeres pueden descubrir a un pato vestido de gavilán a diez kilómetros de distancia, los que vivimos en Cuba y nos desarrollamos en ella, podemos descubrir a un chivato vestido de Cardenal.

Ayer, no nos sorprendió el nombre de aquel agente de pacotilla llamado José Rafael Fernández Brenes. No me sorprendería que esa condición de agente se extendiera a nombres como los de Jesús Díaz (¡Vaya nombrecito con el que estoy encontrado), Oscar Corral, Jasmine Kripalani, Armengol, Luisa Yanez, Alfonso Chardy, Casey Woods. ¿Y por qué no? Mi paranoia se extiende hasta el simple empleado de limpieza del “The New Havana Herald”.


Esteban Casañas Lostal
Montreal.. Canada
2006-09-11


Y si tenéis por rey a un déspota, deberéis destronarlo, pero comprobad que el trono que erigiera en vuestro interior ha sido antes destruido.

Jalil Gibrán


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