¡CARDENAL ORTEGA, YO NO REZO POR UN ASESINO!

Por Esteban Casañas Lostal


Trato de borrar muchos de aquellos viejos recuerdos de mi niñez, pero llego a la conclusión de que nunca podré desprenderme de ese fantasma. Insisto en conservar frescos aquellos lazos tan dulces que existen en mi memoria y me atan a la ternura de varias monjitas cuando yo era solo un párvulo. Ellas sembraron en mí el amor hacia Dios y todos los sentimientos de solidaridad humana con el prójimo. Desafortunadamente, nunca pudieron culminar su obra, los reyes magos llegaron un día hasta mi escuela vestidos de verde olivo y a partir de entonces, toda la fantasía de un niño cambió radicalmente sin haber burlado los once años para convertirme precozmente en un hombre.

El mensaje de amor fue sustituido por un texto de odio, la compasión por desprecio, la admiración por envidia y mientras eso sucedía, la vida perdía su valor. Allí, donde el paisaje era verde y refrescaba nuestra mirada, el escenario se invadió con los colores rojo y negro, ¿no lo recuerda?

La expulsión de aquellas monjitas de nuestra escuela produjo un desgarramiento profundo en nuestras almas, el dolor fue inmenso para los muchachos que eran huérfanos, cualquier Sor podía ser su madre. Aún así, no solo fueron separadas de nosotros, muchas de ellas fueron condenadas a un inmerecido destierro, ¿sabe por cuál razón?, porque eran embajadoras del amor. Le hablo de las monjas de la Casa de Beneficencia y Maternidad de La Habana.

A partir de esos instantes, comenzamos a saborear la manzana que la serpiente nos brindaba de aquel paraíso, nos envenenamos y nos sentimos satisfechos con su droga. Escuchamos a la serpiente durante horas, días, años, medio siglo, muchos de nosotros nos convertimos en adictos a su veneno. Luego, otros, hemos decidido regenerarnos y realizamos una especie de exorcismo para lavar nuestras mentes y cuerpo.

Andando La Habana en ese recorrido veloz que me permiten solo unas líneas y el regreso fugaz de la memoria. No puedo negarle algo de razón a esa serpiente, cuando comparaba la majestuosidad de los templos erigidos en los barrios de los ricos, ¿no los ha conocido?, lo invito a recorrer la 5ta. Avenida. ¡Compárelo con la mendicidad de nuestras iglesias! Tómese un tiempo y vaya a orar a una de ellas, ¡salga de la histórica Catedral de La Habana!, ese es un feudo para los turistas.

Aquellas diferencias antagónicas entre la riqueza y la miseria me dijeron algo que consumí con la inocencia de un infante. Fueron palabras de la serpiente del paraíso, “la iglesia no es justa e inclina su balanza hacia los ricos”. ¿Nunca escuchó decir esas cosas?, ¿qué edad tiene?, ¿vivió en aquellos tiempos en Cuba? Todo parece indicar que no, usted demuestra con su discurso y falsos llamados a la concordia ser un extraterrestre. Digo falsa, porque en muchas oportunidades no ha podido ocultar su desprecio por otra parte del pueblo cubano, la que fuera una vez mutilada y disfruta el mismo destierro que aquellas memorables monjitas.

Repito algo que hace mucho tiempo manifesté por algún lado, el hecho histórico por el regreso de ese pueblo a la casa del “Señor”, no es un mérito que corresponde a una iglesia pasiva cuya tendencia fue la de total abandono a sus ovejas. Ese mérito señor suyo, corresponde a unas ovejas descarriadas, llámese opositores si así lo desea. Fueron ellos y solo ellos, quienes hicieron demostración de valentía al tomar las iglesias como cuarteles, claro, hay que aplaudir la actitud de contados sacerdotes que les abrieron sus puertas. ¿Conoce algo de esto?, ¿vivió en Cuba durante ese período?, ¿no recuerda cuántos años permanecieron vacías esas iglesias?, ¿ha olvidado cuántos años se han mantenido en silencio? Hablo de un silencio cómplice ante todas las desgracias que le ha tocado vivir a ese pueblo que, hoy usted tiene la inmoral misión de convocarlos a orar. ¿Es usted un enviado del señor?, ¿de cuál?

Es innegable que el grado de desesperación experimentado en nuestra tierra, haya desviado los pasos de una parte de ese pueblo a la casa de Dios. ¿Lo han hecho por una demostración de Fe?, ¿puede ésta cambiar de la noche a la mañana en un pueblo cuya educación ha sido netamente materialista? Lo dudo, como dudo también de todos sus mensajes aparentemente de buena voluntad.

Ese llamado suyo a orar por la serpiente, es exactamente una demostración de que nada ha cambiado en la posición de la iglesia cubana, hablo de la anterior y posterior a Castro. Hablo de otro templo similar a los existentes en la 5ta. Avenida, el suyo inclina su balanza por los del poder como en aquellos años. Hace un llamado a orar precisamente por el causante de todas las desgracias sufridas en nuestro pueblo, rezar por aquella serpiente que nos ha llenado de veneno el alma. ¿Le ha dedicado alguna oración a nuestros fusilados, muertos en balsas, desterrados, presos?, ¿sabe por casualidad que existen presos políticos en cuba? Si lo ha hecho, nunca lo hemos escuchados, y lo que hemos oído, no se alejan mucho de los mismos ataques que sufre el exilio por parte del gobierno cubano.

¡Claro que no voy a orar con usted! Celebro su enfermedad y su muerte será un día de fiesta para mí y muchos de nosotros. Lo lamento, llevo quince años de exorcismo y no han logrado depurarme el alma, otras personas me duplican el tiempo y continúan inmunes a los rezos. No puedo rezar con usted por una sola razón, usted no representa a Dios y su iglesia es hipócrita.

Hoy más que nunca y de manera oportunista, se escuchan voces clamando por la misericordia, piedad, comprensión, amor, solidaridad, cordura, compasión, etc. Permítame manifestarle que son palabras huecas, sin sentido allí, donde el odio ha reinado por casi medio siglo. Es un pedido para que las ovejas sean más ovejas, para que inventen otro rostro y soporte más bofetadas, porque el existente, señor Ortega, no soporta una más de tantas cicatrices que tiene, tantas, que ya parece un monstruo.

Muchos cubanos que abandonaron la isla a inicios de esta pesadilla me tildan de vulgar, creen que me excedo en mis palabras, créanme que los comprendo. Solo puedo asegurarles una cosa, yo no soy una muestra del hombre nuevo. Ese monstruo fue creado después del 59, fue fabricado en una etapa de nuestra historia donde realizarse un aborto tiene el mismo significado que beberse una limonada. En la construcción de ese animal salvaje hemos contribuido todos y su exorcismo tomará varias generaciones. Cada ciudadano tiene sus responsabilidades, pero el papel de la iglesia católica es relevante por su silencio, cobardía, y ahora complicidad desde que Ortega es Cardenal.


Esteban Casañas Lostal
Montreal..Canada
2006-08-07



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