"LA VIDA POR UN DÓLAR" Esteban Casañas Lostal Hace unos días se cumplieron diez años del naufragio de la motonave "Guantánamo", no puede precisarse con exactitud el día de esa tragedia, porque el gobierno cubano mantuvo silencio sobre la desgracia hasta los límites permisibles. Según la información que encontré por Internet, todo parece indicar que la alarma sobre ese acontecimiento, tuvo sus orígenes por parte de los receptores de la nave y su cargamento en España. Recorrí más de cien páginas en los buscadores de Google y Yahoo, solo encontré dos notas que hacen referencia a ese naufragio que costó la vida a veintiséis marinos cubanos, y donde solo se reportó un sobreviviente, el electricista de la nave. Esas notas fueron escritas por el escritor Norberto Fuentes, describiendo el escenario que motivó tal silencio. La otra nota encontrada, fue un artículo que escribí hace varios años por un gesto de solidaridad con aquellos compañeros de profesión desaparecidos. Si se insiste en esa búsqueda de información sobre naufragios o desastres de buques cubanos no se encontrará absolutamente nada. Si se aferra uno a la idea de encontrar información sobre la existencia de la flota mercante cubana, se navegará sin dudas en un verdadero triángulo de las Bermudas. Nos perderemos en el tiempo y espacio, y el agotamiento nos hará desistir en todo intento. Apenas aparece información alguna sobre la existencia de aquella magnífica flota, y cuyas naves, viajan como fantasmas por todos los mares y océanos con sus cargas de muertos. Sin embargo, no faltaron artículos y ensayos dedicados al Maine o al buque La Couvre. Puede deducirse entonces que, la pérdida de vidas de aquellos hombres no era material productivo para ser explotado políticamente. En el peor de los casos, el silencio sobre aquel acontecimiento era necesario para evitar su utilización política de la banda contraria. Como quiera que sea, el silencio que rodeó aquel lamentable accidente, ha sido una de las grandes traiciones del gobierno cubano a un grupo de hombres que una vez creyeron en su causa, y a otros que, navegaban en esos sarcófagos jugándose la vida por un dólar diario, perdón, olvidé que luego el precio de esas vidas fuera aumentada a dos dólares por día. Según Norberto Fuentes, el silencio mantenido sobre la desaparición de aquel buque y sus hombres, tuvo sus causas en las preparaciones que el Gran Timonel de la isla realizaba con vistas a un casi inmediato viaje a Francia. Como Saturno, Castro también devoraba a sus hijos, veintiséis insignificantes vidas no podían manchar su viaje a la Ciudad Luz. No podía constituir una razón para el surgimiento fortuito de una inoportuna pregunta de cualquier periodista que manchara su ego y mística figura. ¿En su feudo? Allí los problemas se resolverían a su manera, conocía muy bien el comportamiento de los siervos de su gleba y el silencio era muy fácil de comprar. Al sobreviviente lo esperaron miembros de la inteligencia cubana en Puerto Rico para trasladarlo a Cuba. Lo mantuvieron en cautiverio durante varios días, tiempo necesario para que aprendiera de memoria el guión que debía recitar ante las cámaras de televisión. ¿Y los familiares? A ellos les compraron el silencio, les ofrecieron espejitos por oro. ¿Y los muertos? Muertos están, que para morirse solo es necesario estar vivo. El final es cada día más próximo, no creo que todo un pueblo soporte la segunda parte de esa dramática película, ese día llegará. Cuando eso suceda y después que sean destruidas todas las fuentes de información que ellos poseen, nosotros, los sobrevivientes de ese holocausto caribeño, tendremos que sentarnos a reconstruir pacientemente nuestra historia. Tendremos que reunir a todos los yunques, indios, simples, indiferentes, marginados, gusanos, jineteras, pingueros homosexuales, disidentes. Tendremos que reunirnos todos aquellos que un día fuimos convertidos en enemigos de nuestro país, y claro está, porque ese país se llama Castro y allí no nacimos. Luego, saldrá de todas aquellas amargas experiencias la verdadera historia de Cuba, la que no deseamos para las nuevas generaciones de cubanos. La muerte de esos hombres condenados al olvido, corresponden también al martirologio castrista, por ellos no se levantarán banderas, por ellos se sembrará una flor cuando acabe toda esta pesadilla, por ellos, Cuba se convertirá en jardín algún día.
Esteban Casañas Lostal
Y si tenéis por rey a un déspota, deberéis destronarlo, pero comprobad que
el trono que erigiera en vuestro interior ha sido antes destruido.
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