¿DÓNDE ESTÁN LOS BARCOS?

por Esteban Casañas Lostal


Si usted se tomara la molestia de entrar al programa "Google Earth", podrá visitar innumerables rincones de la tierra, viajará por distintas ciudades y recorrerá sus calles sin que nadie lo detenga. Gracias a esa posibilidad que la ciencia pone al servicio del hombre de una manera totalmente gratuita, he podido regresar a mi país después de quince años de ausencia.

Atraído por la curiosidad, me he detenido con insistencia en la bahía de La Habana, razones sobran para justificar esa acción. Creo haber vivido más tiempo entre sus pestilentes aguas que en cualquiera de los sucios barrios de esa gran ciudad. Si usted realizara ese viaje cibernético, es muy probable que la hermosa imagen tomada desde el cosmos no le diga absolutamente nada. Sin embargo, para los que fuimos sábalos o gaviotas, nadamos o volamos por cada una de sus ensenadas, el dolor que produce ese lejano contacto es indescriptible.

Resulta prácticamente imposible creer que el puerto más importante del país se encuentre casi desierto. No se observa un solo buque fondeado dentro de aquella bahía, lugar donde tantas veces fuéramos sorprendidos por fuertes turbonadas tropicales que, provocaran insignificantes colisiones entre buques por la siempre falta de espacio. Estoy convencido de que los marinos de aquellos tiempos coincidirán conmigo en esas observaciones. Si alarmante resulta encontrarse ante una desértica bahía, el impacto aumenta cuando recorres todos los muelles y espigones tan familiares para nosotros.

De los poquísimos barcos surtos en puerto, me atreví a identificar a dos de ellos como sobrevivientes de nuestra flota. Me refiero al buque escuela "José Martí", atracado en el espigón Sierra Maestra Nr. 2 sur, dicen que lo utilizan de oficina. Por el muelle Aracelio Iglesias se encuentra atracado un barco de los modelos SD14 si no me equivoco. En toda la bahía puede observarse a dos buques en operaciones, uno de ellos en los muelles Aracelio Iglesias con dos bodegas abiertas.

No existen naves en lo que ayer fuera la base de los remolcadores de Antillana de Salvamento. El muelle donde se descargaba el abono a granel en Casablanca ya no posee la antigua grúa viajera utilizada para esas faenas, solo queda el raíl de línea por donde se deslizaba. No se observan lanchas de pasajeros entre el muelle de Caballería y el embarcadero de Casablanca. El muelle de las embarcaciones de los Prácticos se encuentra desierto. En el astillero solo unas pocas naves de pequeño porte y situación similar puede encontrarse en los muelles de la refinería, Obras Marítimas, Hidrografía, Regla, Base de Contenedores, muelle de Haiphong, etc.

La terminal pesquera está convertida en otro desierto, después de haber sido uno de los rincones neurálgicos y de mayor actividad dentro de esa bahía por la existencia de una gran flota pesquera que, al parecer solo contará algún día en los libros de historia. En los muelles cercanos a la termoeléctrica de Tallapiedra, donde permanecían atracadas las embarcaciones suministradoras de combustible y agua, solo se observan dos naves. Muy próximos al lugar se encontraban también las lanchas de la empresa Servicios Marítimos. Una sola lancha de pasajeros es observada atracando en el muelle de Luz, y a su lado, permanece vacío el espigón de los bomberos, ya no hacen falta, no hay razones para un fuego. En fin, el panorama es desolador para todo aquel que vivió de las actividades marítimas y portuarias.

¿Dónde están los barcos? Se me ocurriría realizarle esa pregunta a todos aquellos papagayos que se encuentran sumergidos en la ridícula batallita de las ideas, y quienes desde Cuba, invaden hoy muchos lugares del espacio cibernético exportando sus mentiras. ¿Dónde se encuentran nuestras flotas? La mercante, la de cabotaje, la de pesca, los areneros, remolcadores, lanchas, etc. ¿A dónde fueron a parar todos esos hombres que dedicaron gran parte de sus vidas a esa digna profesión de marino? ¿Dónde se encuentran los entusiastas y laboriosos portuarios? ¿Qué hicieron con ellos? Sus respuestas y justificaciones son hartas conocidas, ya las sabemos de memoria, todas irán a recalar en las profundidades del bloqueo imperialista y en el mejor de los casos a la caída del bloque socialista. ¿Lo cierto? Ese mar de hombres se ha extraviado en un bosque de consignas.

¿Dónde están esos hombres? Esa respuesta la daría compartida en dos categorías. ¿Dónde se encuentran esos marinos que no eran militantes? Ellos se convirtieron en las primeras víctimas por no pertenecer a esa extirpe superior del ser humano, fueron los primeros en caer en desgracia. Muchos de ellos andaban vendiendo pizza casera, maní, buzos expertos en las fosas de la bolsa negra, “cuentapropistas” palabrita muy en boga en la década de los noventa. Muchos de ellos han ido muriendo, otros, andamos diseminados por diferentes latitudes de esa misma tierra que hoy se muestra hermosísima en Google. Hablo de hombres cuyas inteligencias fueron pisoteadas por no pertenecer al partido.

¿Dónde se encuentran esos marinos que eran militantes? Hablo de los beneficiados, los superiores dentro de la raza humana, los que juzgaban a los “simples” en sus reuniones secretas, los que condenaban como en los tiempos de la Santa Inquisición, los que nunca necesitaron inteligencia para elevarse por encima de todos. Hablo del “ejemplo” de hombre a imitar, hablo del burro con charreteras. ¿Dónde están? Ellos fueron las segundas víctimas de su propia obra, ellos son los que más han debido sufrir, ellos son los que un día creyeron ciegamente en la obra que construían y se entregaron de cuerpo y alma. Hoy, el cuerpo les sirve de poco con el peso de los años, ¿y el alma?, doblemente destruida por el peso de la traición. ¿Dónde están? Vendiendo pizzas caseras, maní, inventando en la bolsa negra para poder sobrevivir, ¿cuentapropistas?, ya el amo no lo permite. ¿Dónde están? Muchos de ellos diseminados por diferentes latitudes de esa hermosa tierra mostrada en Google. Unos, viviendo con el remordimiento de sus conciencias, defraudados, arrepentidos. Otros, realizando una extensión de lo que fueran sus asquerosas vidas dentro de la isla, portando sus máscaras como siempre hicieron, añorando el retorno de aquellas etapas privilegiadas de sus vidas, vidas de siervos de las cuales nunca se desprendieron.

Existen aquellos no comprendidos dentro de esas categorías, son los sobrevivientes de ese gran naufragio. Ellos, los menos y hasta sus hijos, son los que gozan el privilegio de continuar activos. Miembros fieles de una manada de corderos cuyas vidas no les pertenece. Hoy, son contratados a compañías extranjeras mal pagados, condición aceptada por toda esa innumerable lista de justificaciones que poseemos los cubanos, el asunto es vivir, sobrevivir digo yo.

¿Y los barcos dónde están? ¿Dónde están las flotas? Solamente en nuestros recuerdos. ¿Por qué? Porque el servilismo no podrá nunca sustituir a la inteligencia.

¿Y los centrales dónde están, las vacas, las gallinas, la malanga, la leche para los niños? Ya sé qué me responderán, la culpa la tiene el imperialismo.

Si aumentan la imagen del satélite a lo largo del malecón, desde el Castillo de La Punta hasta el muelle de Caballerías. Observarán infinidad de autobuses y autos de turistas estacionados, comprobarán que en el espigón Sierra Maestra Nr.1 norte se encuentra atracado un buque de pasaje. Un día, se despertó y pensó que la isla podía vivir del turismo solamente y mandó a destruir lo poco que quedaba de la industria azucarera. Un día, se despertó y dijo que seríamos una potencia médica. Otro día sus caprichos se desvían hacia una cazuelita, hacia una vaquita enana, hacia los trasplantes de corazón. Otro día, se le antoja construir represas que a las pocas semanas se convierten en charquitos. Un día, se realiza la suma de todos sus caprichitos y se llega a la conclusión de que ha destruido una nación sin que los yanquis lanzaran una bombita.

Y lo peor, todos esos que se llaman “periodistas” e invaden estos espacios con artículos escritos o dictados para los órganos de prensa gubernamental, ellos, se sienten orgullosos de esta “obra”. No conformes con eso, exportan esas ideas como meta a alcanzar por otros pueblos. ¿Y los otros pueblos? Caen abatidos como moscas porque de nada les ha servido la experiencia del nuestro.


Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
2006-03-06


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