ARAFAT, ¡¿POBRE VIEJITO?! Por Esteban Casañas Lostal Sus últimas imágenes son conmovedoras, ¿quién no recuerda aquellas vistas donde el viejito enviaba besitos a babor y estribor llenos de ternura? Nos impresionamos, claro que sí, viviendo en un mundo tan sobrecargado de odios y muertes, esos gestos tan dulces son bien recibidos. Luego, nuestras mentes son invadidas por ese sentimiento tan humano conocido por solidaridad, claro que sí, y peor aún, nos llegan gratos recuerdos de nuestros abuelitos. ¡Todos los viejitos son buenos! Gritarán muchos y se observará en la televisión miles de toneladas métricas de un líquido salobre conocido como “lágrima”, esa será una magnífica materia prima a utilizar por decenas o centenas de reporteros. Si a esas imágenes de los besitos tirados al azar la aderezamos con un chorrito de esas lágrimas saladas, la conmoción general se multiplicaría. El efecto aumenta si vemos a ese supuesto viejito inofensivo besándole la solapa al mismísimo Papa. ¡Rara amalgama! Exclamarán muchos, pero así marchan nuestros tiempos. ¡Joer Paco! Si el viejito fue premiado con el “Príncipe de Asturias”. Gritarán muchos españoles en sus acostumbradas tertulias acompañadas de cubatas, sin poder ocultar el orgullo que ese evento genera, debe ser similar al sentido en La Habana cuando se entrega el Martí, y no escarbemos en la historia para conocer cuántos de esos homenajeados cayeron en desgracia, y no fue precisamente por méritos. Comienza entonces la invasión, me refiero a esa intensa batalla por tratar de vendernos al viejito como si fuera nuestro abuelo. Los primeros disparos de esos soldados de la información, puede que sean de la desinformación, todo depende del prisma que se utilice. Pues esos primeros cañonazos nos llegan desde Francia, todo un misterio cubre la extremadamente corta agonía del viejito y algunos estamos inconformes, lo que prometía ser una novela rosa como las que pasan diariamente por los canales mexicanos, fue convertida de pronto en una película de suspenso al estilo de Hitchkot. No estamos de acuerdo con ese final, y menos aún, nuestras mentes se encuentran preparadas para el consumo de productos donde sea imprescindible pensar, surgen entonces las primeras protestas, otros dirán calumnias. Pero nos encontramos en Francia, no podemos franquear la puerta del hospital donde se alberga el viejito y centenares de niños palestinos heridos por la metralla israelita, un fuerte operativo policial protege el recinto y debemos conformarnos con las noticias que salen de su interior. Esta parte de la película me recuerda a un pedazo de la producida en Argentina con su astro Maradona. La novela Arafat se torna interesante en ese capítulo con las declaraciones de su esposa en contra de los líderes palestinos. Se impuso un breve silencio parecido al de los fines de semana, donde nos dejan enganchados con una parte interesantísima de la novela. Deseamos entonces con desesperación que vuele el tiempo para sentarnos el lunes frente al televisor. Nos imaginamos infinidad de salidas a esa crisis, pensamos que correrá la sangre, pero no nos damos cuenta que todo se tiene reservado para el final, y lo más importante, somos incapaces de comprender que el canal nos tiene atrapados. No ocurrió nada trascendental, al parecer hubo un tratado de paz entre la esposa de Arafat y los dirigentes palestinos, y la novela tomó el curso normal hasta el final, donde la vimos casi deshidratada por tantas lágrimas. ¡Francia! Gran despedida al viejito de los besitos, Chirac estuvo entre los que se presentaron al hospital para despedir su cadáver. Fue entonces que comenzó esa verdadera batalla de los medios informativos para tratar nuevamente de convertirnos en una especie de chorizo. ¡España! Envidiables las imágenes transmitidas que fueran endulzadas por excelentes declaraciones de renombrados personajes de su gobierno. Envidiables aquellas palabras de Moratinos para realzar la figura de quien casi era tratado como su abuelo. Le sigue en la lista una eurodiputada, luego se extienden hacia la América Latina y captan un rostro invadido por el luto, la voz de Pedruquito Pérez Roque es inconfundible. Continúan por Uruguay y Argentina, decenas de seres realizan veladas y firman el libro de condolencias de las embajadas palestinas en el continente. Hubo quien se atrevió a más, describió al anciano Arafat como un hombre de paz, esperemos que muy pronto se encuentre entre los propuestos al Nobel. ¡Pero! Siempre hay un pero en la vida del ser humano, pero no todo el mundo es un chorizo como han pretendido creer los medios de prensa. Insepulto los despojos del anciano y mientras se le rendían todos esos tributos inmerecidos a nivel de Presidente, alguien comienza a sacarle los trapitos sucios. Como es de suponer, la prensa que nos quería llenar el cerebro de la misma manera que se hace con un embutido, reacciona y en medio de sus homenajes comienza a explotar esa nueva noticia, porque el asunto es vender o elevar el nivel de espectadores. Voy recorriendo cada uno de los canales hispanos que me llegan por el satélite. Resulta una novedad lo del enriquecimiento ilícito del abuelito besucón, aparecen cifras que muy bien pudieran resultar exageradas. Hablemos de cien mil dólares mensuales para la joven esposa que vive en Francia con la princesa palestina, niña que padece una enfermedad tan grave como para justificar esa cantidad de dinero. No creo que a los familiares de esos mártires que explotaron a lo largo de la carrera de Arafat se les haya pagado tanto, y, me recuerda al caso del entonces ministro cubano Armando Hart recorriendo el mundo para encontrarle cura a sus gemelas con el Síndrome de Down, de que hay billetes para ellos, eso no tiene la menor duda. ¡Pero! Ya no se habla de cien mil dólares mensuales, aparecen sobre el tapete indistintamente once y dieciséis millones destinados a la cuenta de la viuda. Tampoco termina allí la cosa, se menciona una fortuna ascendente a los mil millones de dólares a nombre del pobre viejito besucón. Se habla de inversiones realizadas en diferentes campos y geografía del mundo. Y como es de suponer, ahora es que comienzan a cuestionar algo que ya se había mencionado en diferentes fechas. Muchos llegan entonces a la temprana conclusión de que el viejito de los besos era un corrupto, que había chuleado a la Unión Europea, y como es de suponer, a muchos contribuyentes en el mundo. Aún así, los funerales continúan su curso y los homenajes también. Se me ocurre colocar su nombre en uno de los buscadores de Internet y nada me sorprende, su historia clínica como terrorista debe ser envidiable. Es uno de los ejes principales en los fracasos de todos los tratados de paz entre Israel y Palestina. Esa ha sido una de las manifestaciones del presidente norteamericano más admirado por la izquierda internacional, hablo del señor del tabaco, y supongo entonces de que tenga cierta credibilidad. Recorriendo todo ese entarimado de canales que transmiten en español, es de suponer que hiciera mi recalada forzosa en la CNN, creo que es la más profesional en el terreno de las manipulaciones. Pues la CNN se sumó también a la difusión de las noticias sobre la corrupción del líder palestino, es de esperar también que siempre sus cifras fueran inferiores a las brindadas por otros canales hispanos. Allí, donde aquellos canales hablan de mil, la CNN menciona centenas, donde se hable de decenas, es de suponer que solo existan unidades. Pero en fin, ella también hizo referencia al lado oscuro del viejito de los besos, y como es un canal de clara tendencia izquierdista, espero que nada de esto sea desmentido. Por España continuaron las transmisiones resaltando la figura del ancianito y sus funerales. No fueron pocas las ocasiones donde nos hablaran de la austeridad de su vida que, se manifestaba en la misma vestimenta y su trapito en la cabeza. Todo muy serio hasta que llegara a su tierra adoptiva, y por cierto, se me escapaba un detalle muy importante, ¿qué me dicen de sus aspiraciones a ser enterrado en Jerusalén?, ¿no es tierra santa? Hasta después de muertos les gusta joder. En fin, llegaron sus despojos a Palestina, y aquello que se suponía fuera un entierro me recordó a los carnavales de Santiago de Cuba, no hace falta agregar más a lo que todos vimos por igual. Resumen, todos los viejitos son buenos. Poco importa lo que hagan en nombre de una supuesta causa, y al parecer, los pueblos nos vamos convirtiendo cada día en un poco idiotas. Ya debe estar repartiendo besitos en el infierno. FIN Esteban Casañas Lostal Montreal..Canadá 2004-11-13
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