"KRISTALLNACHT"

Por Esteban Casañas Lostal.

("La noche de los cristales rotos")

Título.- Kristallnacht.

Autora.- América Gratia Valera

Editorial.- PublishAmerica Baltimore.

Comentario.- Esteban Casañas Lostal


Siempre que voy a referirme a un libro, me gusta aclarar que solo lo hago a título de comentario, como el que pueda ofrecer un lector más. No poseo los conocimientos literarios imprescindibles para realizar una “crítica literaria”. Sin embargo, el autor puede estar confiado de que estos comentarios son realizados con toda la sinceridad del mundo, y muy ajenos también a la despiadada intervención de algunos llamados “críticos”.

América nos regala un tema que solo una mujer valiente puede afrontar, cuando aún persisten esos rasgos de machismos en nuestro continente, y ocultos también en otros lugares bajo la falsa imagen de sociedades avanzadas o justas. La homosexualidad no es muy simple de tratar, y el riesgo de ser atacado se duplica en la figura de una mujer, peor aún si es cubana, y se triplica cuando no es simpatizante del régimen de la isla. Fenómeno muy “normal” en ese panorama envenenado con la propaganda oficialista, y productor de predisposiciones en contra de todo lo que genere esta parte del pueblo cubano, hoy convertido en un engendro diabólico.

El tema principal de su novela es el romance que viven dos muchachitas, cuyas fatalidades condujeron ambos destinos al interior de un convento en la Alemania fascista. Nos recrea la autora en las interioridades de la vida dentro de ese centro católico, y para deleite del lector, aprovecha la escritora esa libertad que ofrece la novela, para darnos un amplio paseo por la historia de entonces, mostrando buen dominio de ella. Recorrido que no aburre y es refrescante, porque vincula hábilmente esa historia a la vida de los principales protagonistas.

Pasados unos años y luego de una separación de ambas muchachas, una que abandona el convento para dedicarse a la lucha clandestina, y la otra que se acoge a los hábitos de monja. Sarah, la muchacha con ideas revolucionarias es violada por su compañero de lucha y cae embarazada. Luego de convertirse en contra de sus sentimientos en su esposa, el hombre sufre un accidente donde pierde la vida dejándola con una hija. Sarah trata de rehacer su vida y se dedica a los estudios hasta graduarse de doctora, pero en ese trayecto hacia su carrera mantiene otro romance con una compañera de estudios. A partir de ese instante, el corazón de Sarah queda dividido en dos, el amor actual, y aquel por el cual hiciera un juramento en su juventud.

Pero bien, no es mi objetivo contarles el contenido de la novela, prefiero dedicarme a los aspectos más importantes de la obra de esta autora cubana. Sorprende leer a alguien de nuestras latitudes, escribiendo sobre un ambiente totalmente ajeno al medio donde se desarrolla su vida. En varios pasajes de la obra, la traiciona el lazo que la mantiene atada a su tierra. Refranes y dicharachos muy nuestros se injertan a seres creados por ella, pero que más tarde me confiesa existieron. Solo les cambió de nombre y ubicó hábilmente a su antojo en latitudes muy distantes para darle forma a su novela, me imagino sea un arma muy común usada por los escritores. Se extiende aún más en ese estrecho vínculo con su isla adorada, cuando decide trasmitir a través de la figura de una monja algunas enseñanzas de nuestro apóstol José Martí. No se detiene en su carrera y llega finalmente a vincular su tierra en la obra. Describe situaciones muy comunes para los tiempos vividos, pero que se mantienen vigentes hasta nuestros tiempos.

América desea expresar su dolor por la discriminación sufrida por los homosexuales en diferentes partes del mundo, clama por erradicar esas injusticias y sabe lo que hace en su libro. Nos presenta a la mujer homosexual de carne y hueso, viajamos a través de su pluma por toda la geografía del cuerpo de una mujer en un viaje realizado por otra mujer. Narra con maestría todos aquellos sentimientos expresados u ocultos dentro de la mujer que ama a otra mujer, unas veces expresados con palabras y otras en una simple mirada. América reta al poder divino para que traten de oír a estos seres, “Dios, tu amor o el infierno” Tu amor al precio que sea necesario pagar, poco importa si es el mismo infierno. Cada instante de erotismo es recorrido con el placer de haber disfrutado una narración apasionada, y endulzada con las palabras que poco a poco se pierden de nuestra vida cotidiana. En esa tormenta febril de pasiones y deseos compartidos no encontramos una sola manifestación de vulgaridad. América nos habla de amor y cuando se ama, el sexo toma unas dimensiones distintas al instinto netamente animal. Poco importa si se desarrolla entre heteros u homos, ella habla de amor, y es precisamente ese uno de los encantos de su novela, el profundo mensaje de amor que nos envía.

Tanto se mezcla en la vida de sus personajes, que puede llegar a confundirse con ellos y llevar al lector hasta el abismo de la duda. Pero hablando con ella me dice que es así y le debo dar la razón, una obra no sería nada si no recibiera una transfusión de sentimientos del autor. ¡Ojo! Que tampoco deseo sembrar la duda y la confusión, cada uno de los personajes que intervienen en su obra, se encuentran inyectados por esos sentimientos tan nobles de la autora.

Otra de sus grandezas es presentarnos al ser homosexual como el ente social que “es y existe”, el que siempre ha existido condenado por la sociedad, “nosotros”. Nos ofrece con vitral claridad al ser humano que piensa, siente, trabaja, es solidario, se conduele, es humano y tiene tanto derecho como nosotros a opinar políticamente porque no es un extraterrestre. Ella nos lo dice en varias oportunidades, ellos no pidieron nacer así, la tierra es obra de Dios y fue él mismo su creador. Puede ser un error, pero yo comparto esa opinión de ella, los homosexuales no fueron creados por el diablo. En su defensa, América no se esconde para atacar los tristes papeles desempeñados por cleros y políticos.

La autora padece actualmente de cáncer y fue operada por eso, ella nos regala ese trauma que sufre una mujer a la que le han practicado una radical de mama. Participamos con ella en su operación y todos los pensamientos que corren por su mente o la del personaje de su novela.

Hablando sobre su libro le llamo la atención por algo, sus personajes nunca envejecen, se mantienen con la misma vitalidad de una juventud desarrollada por los años de la Segunda Guerra Mundial, América me comprende. Luego pienso que no hay pecado ni error en su obra, ella se aferra a mantenerlos tan vivos y radiantes como los conserva en su recuerdo, eso mismo me sucede a mí. Mis amigos no se han convertido ancianos, y mis novias mantienen la misma frescura en sus rostros de cuando las conocí. Somos nosotros los que hemos envejecido con ese implacable paso del tiempo, y deseamos conservar el pasado limpio de toda impureza, porque es precisamente al lugar donde acudimos en momentos de nostalgia, solo que algunos atrevidos las compartimos con ustedes.

América no presume de escritora, yo tampoco, ella le ha dado libertad a esa golondrina que un día guardamos con nosotros. No llega al lirismo de Miguel de Carrión, ni baja hasta el peldaño de mis aberraciones, no las mías, las que me tocaron vivir. América es ella y corresponde a otra época para nosotros desconocida. Su lenguaje es fluido y llega a todos, nítido, limpio, transparente y marcará para siempre las distancias existentes entre generaciones. Ella en su libro nos dice lo mismo que Carrión, yo también lo expreso como lo dice mi gente, todo quedará un día como legado de nosotros los cubanos. Hoy me dice que prepara su segunda novela, al parecer no era una sola la golondrina.

Su bondad viaja un poco más allá de sus letras, aún cuando lucha por la vida en un duelo interminable contra la muerte, América ofreció parte de las ganancias de esta obra a la Nacional Breast Cancer Coalition Fund. Admirable y noble mujer de la que se pueden sentir orgullosos los homosexuales tener como defensora.

Amigos, los invito a leer un libro que se consume de un tirón, no soy nadie autorizado para calificarla como una obra de arte, pero si me encuentro entre los vivos para decirles que este libro es de América, el arte de su vida.


FIN


Esteban Casañas Lostal
Montreal.. Canadá
2004-08-14

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