LAS VACAS ENANAS

Por Esteban Casañas Lostal

Dicen las malas lenguas que una vez fueron a construir un cine en Pinar del Río, y luego de levantadas todas las paredes, se dieron cuenta que la concretera usada para preparar las mezclas se encontraba dentro. Bueno, este evento ha sido explotado durante decenas de años para acusar a los pinareños de brutos. Creo que ha sido una injusticia, porque si nos dejáramos arrastrar por los errores cometidos en la isla, llegaríamos a la conclusión de que todos los cubanos somos unos burros.

Navegando por Internet me encuentro con una página argentina cuya dirección es la siguiente; http://www.agrodiario.com.ar/Notas/Varios2004-07-27.htm Los invito a pasar por allí a comprobar lo que les digo.

Resulta que en San Juan y Martínez vive un guajiro llamado Raúl Hernández Loaces, quien ha logrado sin conocimiento alguno de genética o biotecnología una raza enana de vacas. Debe destacarse que ese guajiro de forma empírica, ha obtenido los frutos buscados por los hombres de ciencia durante varios años, porque de todos es conocidos que ese experimento se encontraba entre los proyectos del régimen. Vale la pena solicitarles que lean el primer párrafo de ese artículo, donde como introducción se hace referencia también a unos conejos gigantes.

Bueno, nadie supo de la existencia de aquellos enormes animales en nuestra isla, supongamos entonces que hayan sido animales mitológicos, como casi todos los resultantes de los constantes experimentos. Manifiesta la nota aparecida en la página argentina que, entre los planes de Fidel se encontraba solucionar el problema de la leche en la isla por medio de esas vacas enanas. ¡Dios mío! Creo que nos estamos volviendo más brutos que aquel grupo de hombres que olvidó la concretera dentro del cine en Pinar del Río. ¿Cómo puede aspirarse a tal locura? Castro en medio de su demencia acabó con toda nuestra ganadería, ¿o pretenderán también culpar al imperialismo de eso?

En fin, siempre hay temas para hablar de Cuba, y cuando no existan se inventan, y cuando no puedan inventarse aparecerán cosas tan ridículas como estas. El lío es que cuando se logra algo, de ello debe enterarse el mundo, porque la isla no puede vivir sin protagonismo.

Dice la nota que las aspiraciones del gobierno con aquellos experimentos, eran proveer a cada familia cubana con uno de esos rumiantes. Por eso estamos como estamos, se imaginan ustedes a toda la gente de Centro Habana buscando donde pastar a las cabronas vaquitas, ¿o creen los argentinos que publicaron esa nota que la capital es un campo de pastoreo? Yo no quisiera imaginar ese espectáculo, me refiero a la de todos los ciudadanos andar con su vaquita por las calles cuando llegaran hambrientos del trabajo. Bueno, el lugar más cercano para esos menesteres se encuentra a la salida del túnel, pero no creo que alcance para todos tampoco. Y el gobierno no les va a resolver transporte, no lo ha hecho con los humanos en muchos años, así que esa será una gran dificultad.

¿Cómo repartirían las vaquitas? Me imagino que a los niños menores de siete años y cuando pasen esa edad se la quiten. ¿Y a los ancianos, a partir de qué edad? ¡Uffffff! Demasiados problemas se les presenta a los camaradas del comité central y a los del poder impopular, grandes rachas de asambleas extraordinarias les esperan.

Otro problema en lo que no pensó el gobierno, y menos aún el pinareño, ¿dónde vivirán las vaquitas? Porque no me imagino a nadie subiendo con su animalito para una barbacoa, y las broncas deben ser del carajo cuando la familia esté sentada frente al televisor y el infeliz animal se cague en medio de la sala. Sí, porque los argentinos son tan ingenuos que ya vieron millones de vaquitas en las casas cubanas y la gente comiendo carne por la libre. Los pobres, no saben que las poquísimas que aún están vivas se encuentran inventariadas y pobre del loco que las sacrifique. Yo no quiero pensar en las desgracias que profundizarán ese calvario que vive la mujer cubana. Está muy bien eso de tener a la vaquita en la casa y darle la leche al niño directamente de la teta de la vaca, eso le conservará los senos a las mujeres cubanas, pero el precio a pagar es muy alto.

¡Otra cosa! Se supone que solo repartan vaquitas, nadie resolvería nada con un torito, ¿cómo se reproducen? Esa es otra jodedera, en fin, hay que consolarse solo con la noticia, aunque los toritos pueden ser dedicados al turismo sexual.

Ni el pinareño mismo sabe lo que ha hecho, bueno, este tuvo que ser de aquellos que trabajaron en la construcción del cine. ¿Cómo no se le ocurrió cruzar las vacas con elefantes? Porque con el hambre que se ha pasado en la isla en medio siglo, bien vale la pena un experimento como ese. No se detuvo allí el autor de la nota y manifiesta que los animalitos son de abundante carne, se los juro, es para orinarse de la risa.

Por lo pronto no debemos especular con el experimento del guajiro Raúl, dentro de poco veremos a las caravanas de guaguas atestadas de turistas visitando la finca de manos de Eusebio Leal. Luego, cuando la cría aumente, se mandarán vaquitas para las casas de los dirigentes y las que sobren para los hoteles, ya sabrán cobrar más caro un bistec de vaca enana y hasta el mismo vaso de leche.

Supongamos que el guajiro Raúl done la patente de cómo lograr esas vaquitas al gobierno, de la misma manera que Guillén donó plata de sus derechos de autor para las MTT. Supongamos que por un milagro se logre algo con éxito en la cadena de experimentos que siempre han llevado a cabo, y supongamos que la producción de vaquitas enanas sobrepase las demandas del turismo y los dirigentes, supongamos también que ya han pasado cincuenta años. ¿Cómo se repartirán esas vaquitas a la población?

Bueno, como nada ha cambiado en todo este tiempo y tomo como referencia los almanaques pasados. Las vaquitas se repartirán primero por méritos revolucionarios. Habrá más discusiones en las asambleas de los sindicatos, sacaderas de trapitos sucios entre esos viejitos donde se encuentran también actuales jineteras y pingueros en retiro, y como es una novedad, todos querrán tener a su vaquita en la casa porque será considerado un símbolo de integración revolucionaria. Después, bueno, después pasará lo mismo que sucedió con los televisores rusos, las bicicletas chinas, las lavadoras Aurika, los radios Selena y hasta los televisores Panda, todos se jodían y no había piezas de respuestos. Con las vaquitas nada cambiará, se joderán muchas por falta de alimentos y su hemofilia las hará débiles a las enfermedades. Muchos verán con tristeza como fallece parte de nuestra familia sin poder darle una puñalada, adiós carne y leche. Pregunten por la experiencia de los pollitos.

Yo quisiera que el guajiro Raúl, el mismo gobierno cubano, o los argentinos que publicaron esta nota, le dieran solución a un caso como este. Yo viví agregado en una casa de cuatro cuartos con un núcleo familiar de 21 personas, ya pueden ir dividiendo si saben algo de matemática. Pues dentro de esa enorme familia a la que la gente del barrio identificaba como “los muchos”, existían seis menores de edad y con derecho a las vaquitas. ¿Creen que ya terminó todo?, ¿Dónde me dejan a la suegra que era mayor de edad y tenía dieta de diabética?, ¿ya sacaron la cuenta? Nos tocaban siete vaquitas enanas de acuerdo a los planes del gobierno. ¡Ya saben! Veintiuna personas, siete vacas y un perro. Es para orinarse de la risa, pero no se lo digan a nadie, para los revolucionarios es todo un éxito. ¿Abundantes en carnes? Jajajajajajaja.


Esteban Casañas Lostal
Montreal..Canadá
2004-07-29

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