MIAMI, ORULA Y LA HABANA

Por Esteban Casañas Lostal

Miami es esa exótica amalgama de muchas cosas, el ombligo del mundo para mi gente, no solo para la nuestra. Es el centro neurálgico de pasiones encontradas, la meta de seres de otras latitudes, no solo de los que llegan en balsa. Es el punto seleccionado por los “elegidos” para derrocar al imperialismo, patriotas ocultos detrás de la máscara que un día trajeron del Caribe con el lomo repleto de llagas. ¡Claman señores! Gritan hasta que se les revienta la garganta por las caricias de un látigo, nunca fueron libres, nunca lo serán, no pueden serlo cuando se siente nostalgia por el verdugo que a distancia los oprime.

Miami es todo y mucho para nosotros, nosotros digo y me refiero a aquellos que llevamos una espina dentro, la del viaje sin regreso, la de amargos recuerdos. Visitarla siempre es un placer, un corto viaje de encuentro con lo que dejamos atrás y se va borrando con el tiempo. Cosas tan insignificantes como un ave nos hace regresar, tal vez el simple vaso de guarapo, puede que su exquisito café.

Miami es demasiado para el que vive fuera de ella, compartiendo en una fiesta repleta de prietos en Allapattah, recibes el impacto de encontrarte en cualquiera de las calles de Centro Habana. Poco importa si el barrio es pobre, son ellos, los mismos que conocí allá, en la otra orilla, con el mismo tumbao al bailar, las simpáticas jerigonzas de nuestra lengua, el indiscutible menear de enormes culos de nuestras negras y mulatas, dientes de oro que encandilan con el reflejo de la luz pública. Se han refinado, pienso cuando me llegan destellos de perfumes caros.

Miami es encantador, embruja cuando lo caminas, ejercicio poco común allí, donde el perro no quiere salir del aire acondicionado y permanece taciturno junto al amo disfrutando del Mikimbin. Es mucho con demasiado para encerrarla en cuatro letras, un dinámico y avispado Downtown de día, decepcionante después de las ocho de la noche, cuando se enjaula en esa telaraña de rejas que la convierten en un vulgar Combinado del Este. Pululan entonces seres que representan toda una gran contradicción antagónica, las enormes diferencias de sus millonarios edificios con la pobreza de aquellos homeless empujando sus carritos robados de un mercado cualquiera. Seres a los que desean albergar y se niegan a dejar de disfrutar esa sucia libertad que ofrecen sus portales. Se oyen voces reclamando los derechos de esas personas a vagar como el Caballero de Paris, avispas que no paran de picar cigarros, trovas raras de algunos de ellos que viajan perdidos en la fecha que vivimos.

Para disfrutar a Miami hay que andarla a pie o en guagua, poco se puede observar desde un auto moviéndose a altas velocidades. Nada se puede oír viajando con la dulzura de un buen estéreo, no se puede escuchar ese simpático coño, no se suda y el guarapo no sabe a guarapo. Bueno, ese romanticismo es aceptable para nosotros los que solamente la visitamos una vez al año y el tiempo se nos va de las manos.

¡Orula cará! Van a decir que la tengo agarrada contigo, nada más incierto que eso, te agarraron pal trajín desde hace mucho tiempo. Y uno de esos días, agotado de tanto andar por Miami, de oír aquellos interminables discursos de los loquitos del Dowtown, de repartir cigarros a diestra y siniestra. Ese día, decidí no llamar a nadie y permanecí tranquilo, protegido por el aire acondicionado, fui entonces asaltado por la gente de “La Cosa Nostra”. Esta gente son una especie de mafiosos que logran hacerte orinar de la risa, mafiosos digo, porque así son todos los cubanos que viven en Miami. Solo que ellos se distinguen de los otros porque trafican con el humor nuestro, veneno dirán muchos tapaditos que andan por allí. No todos son cubanos en ese programa, pero sí la mayoría de sus invitados, y esa noche, la noche que disponía para cargar un poco las baterías, esos mafiosos lograron captar toda mi atención.

Fue invitado a ese programa un “Babalao” cuya entrada al escenario despertó aún más mi interés. Debo aclarar a las personas que nunca han visto ese programa, que casi todo su contenido es obra de la improvisación de los artistas, y eso lo hace distinguirse de otros que usan el rígido libreto ensayado hasta la saciedad. Allí los temas que se tratan son en su mayoría llevados al plano humorístico, nada es serio, todo es relleno, como dicen ellos.

La entrada de aquel personaje cargando una enorme virgen de la Caridad del Cobre, ha sido una de las pantomimas de más mal gusto observado en los últimos tiempos, daba la ligera impresión de ser portador de uno de los muñecones carnavalescos, así lo vi. Luego, cuando le dieron la palabra, José Martín se declaró representante de la familia cubana, creo que así se llama ese personaje. No sé con quién contaría para nombrarse embajador de tantas personas, pero supongo deba ser por ese defecto apasionado de nosotros los cubanos. Su ronquera apenas podía distinguir sus palabras, daba la impresión de estar ladrando y no creo equivocarme en esta apreciación. Su introducción pudo haber conmovido a más de un espectador, su hijito enfermo que vive en el Focsa, su mamá, su papá, su tía, y hasta el gato de la familia. Dijo algo sobre unas lágrimas que nunca afloraron en su mejilla y que llorar era de hombre, no lo dudo, trágica la vida de este embajador improvisado de nuestras familias, no puedo negar que estuve a punto de llorar también, creo me quedan sentimientos de solidaridad humana. ¡Alto ahí! Suspendidas las lágrimas por lluvia, hubo un drástico cambio de palo pa’rumba. De aquellas casi implorantes palabras cargadas de dolor, el supuesto “Bacalao” amenazó con meter en el caldero a todos los que no compartieran su posición. ¡Wow! Me vino a la mente con la velocidad de un trueno los célebres personajes de las “Brigadas de respuesta rápida” de La Habana, no existía diferencia alguna entre este supuesto sacerdote y aquellos brigadistas. Se fue un poco más lejos para evacuar mis dudas, amenazó con darle una galleta a otro de los invitados ese día, si mal no recuerdo, un señor de apellido Saavedra y miembro de la Vigilia Cubana.

Miami ardía en estos días con la aparición de esas controversiales medidas ya conocidas sobre los viajes y envíos de dinero a la isla. Por un lado los que se oponen a dichas medidas y por el otro las que lo apoyan. Profundizar en el tema sería material para otro artículo, es innegable el alto grado de división existente dentro de la comunidad cubana. Algo llama la atención, no se protestaba por las asfixiantes medidas adoptadas por Castro.

No abandonemos a tan curioso personaje, me refiero al supuesto Bacalao. Creyó este individuo encontrarse en Cuba y desplegó toda la agresividad conocida en la isla, poco le duró aquella pantalla, surgió de repente una pregunta que lo paralizó en seco; ¿Tiene Ud. una agencia de envíos de paquetes a Cuba? Una no, el tipo responde que posee siete, pero que es una persona honrada que vive de su trabajo y en una casita arrendada.

Bueno, hasta aquí llegaron las dudas que tenía sobre este tipo, porque hay que llamarlo así, tipo. Resulta pues, que es uno de esos personajes que han vivido lucrando con el dolor de nuestro pueblo, el de ambos bandos. El tipo había sido uno de los promotores de esa caravana que arrancó desde Hialeah, pero no lo hizo para representar a nuestras familias, sabía perfectamente que con esas medidas se vería afectado su negocio y perdería a todas sus arreas de mulitas. Solo puedo decirles que resultó más repugnante de lo esperado, es una verdadera pena que ese canal no sea visto por los satélites de Dish Network.

Hay que darles un verdadero aplauso a los que dirigen ese programa, cuando menos lo esperaba este descarado, cayó atrapado en una emboscada de llamadas telefónicas y el público le dio su merecido, había que verle el rostro.

Por La Habana, el jamelgo hacía derroche de su ya gastada verborrea para erigirse como defensor de la unión de la familia cubana. Creo que su cinismo rompió los límites permitidos a la inteligencia humana, oír hablar a este otro inmoral sobre la familia cubana, oír “preocuparse” por la separación familiar al autor de tantas muertes en el Estrecho de la Florida, puede ser lo más aberrante que se le pudo ocurrir en medio de su progresiva esclerosis. Hay que sumarle a esta agonía que vive el pueblo, las noticias que llegan sobre el incremento de los apagones, situación de la que no puede culpar a los americanos toda vez que cuenta con el apoyo del burrito venezolano.

¿Y Orula que pinta en todo esto? Pues es un detalle curioso sobre el que escribí hace mucho tiempo. El noventa por ciento de los chivatos, agentes y colaboradores del régimen cubano radicados en Montreal, son portadores del collar de ese Santo, pura casualidad que el Babalao también lo llevara colgado del pescuezo, no es paranoia.


Esteban Casañas Lostal
Montreal..Canadá
2004-06-29


Éste y otros excelentes artículos del mismo AUTOR aparecen en la REVISTA GUARACABUYA con dirección electrónica de:

www.amigospais-guaracabuya.org