“”” LECHE HASTA LOS SIETE AÑOS “””

Por Esteban Casañas

Y nada de cuento, porque a mi hijo se la retiraron el mismísimo día de su cumpleaños, luego le tocó el turno a mi hija, y por esa macabra festividad han pasado varias generaciones de cubanos. Lo cierto es que, el gobierno cubano ha sido incapaz de satisfacer no solo esa, sino todas las necesidades del pueblo. Pero aquí estamos quienes vivimos todas esas penurias listos a criticarlos, claro, sin buscarle una explicación filosófica a la situación. Si algo bueno aprendimos fue eso, a buscarle una justificación a cada adversidad y de paso asignarle un culpable de nuestras desgracias, casi siempre el vecino. Nos olvidamos de las condiciones “objetivas y subjetivas”, del momento histórico vivido, de las relaciones causa y efecto, de la unidad y lucha de los contrarios, y bueno, para qué seguir con todas aquellas cositas que nos enseñaron, si con el estómago vacío no se piensa.

No hay leche, pero no se puede decir que el gobierno cubano ha realizado lo imposible por obtenerla. Bueno, debemos comenzar diciendo que acabó con nuestra ganadería, pero si nos fuéramos a referir a todo con lo que “acabó” en estos 44 años, no tuviéramos para cuando acabar y ese no es mi propósito.

¿No trajo al científico francés André Voisin? Aquel viejito que implantó las cortinas rompevientos y el pastoreo intensivo, ¿ya lo recuerdan? ¿No trajo toros de Canadá para lograr por la inseminación razas llamadas F1, F2, F3 y así hasta el F100? Claro que los trajo y costaron una millonada, pero pobres animales que murieron a paja limpia. ¿No trajo toros de agua desde Viet Nam? Animalitos que tal vez pastaban tranquilamente en las riberas del Mekong, infelices que llegaron al lugar equivocado, al país donde se contaminaron y secaron los ríos por obra y gracia de un solo mago. Va y a lo mejor los quisieron meter en alguna playa, bueno, ustedes saben como son los innovadores de la isla. Va y por eso se le pelaron los huevos a los toros y no pudieron hacer los cruces soñados, porque no es por ser unos simples animales, pero a cualquiera que se le pelen los huevos no tiene deseos de sexo, son simples suposiciones.

Pero no creo que la culpa sea definitivamente de ellos, intervienen muchos “factores” en la producción de un litro de leche. Puede haber sido por culpa de los vaqueros, digo, me imagino, porque con aquel lío de que llenaron la isla de tractores se perdieron los caballos y es imposible arriar al ganado montado en un tractor. Puede que se agrave la situación por la carencia de perros que ayudaran en esa faena. Era lógico, ¿a quién se le ocurriría tener perros con lo escasa que estaba la comida? Solo a un cubano.

Falta la leche, pero nosotros no analizamos nada de las condiciones objetivas y subjetivas como nos enseñara el mismo régimen, no pensamos tampoco en la incidencia del “factor humano” en este grave problema. El vaquero, ese es un hombre como cualquiera de nosotros, con las mismas necesidades o peores aún por vivir en el campo. ¿Creen que se va a levantar a las cuatro de la mañana con un buchito de café a ordeñar vacas para que su hijo la tome en el desayuno? Si, se levantará, pero llegará encabronado a la vaquería y la agarrará por desquitarse con las infelices vacas, o no ordeñara ni timbales, u ordeñará y luego pondrá la tina al sol para que se corte, o la pondrá en un cuartito con algo de hielo para que se conserve al menos fresca, pero bueno, ese puto día se rompió el tractor de la granja y se derritió el hielo, y se cortó la leche.

El vaquero, ¿creen que sea fácil estar trabajando con un par de botas de agua bajo el sol que hay en Cuba? Claro que no, entonces el infeliz agarra tremenda peste a pata, llega a la casa y no hay agua para bañarse, la mujer no pudo lavar el otro único par de medias que tenía y debe continuar hasta el otro día con esa peste a pata y a mierda de vaca. En resumen, la mujer se siente que está buena todavía y se cansa de aquella agonía con el infeliz vaquero, agarra y le pega los tarros con uno de la ciudad y le deja todos los fiñes. El vaquero encojonado llega hasta el campo y se desahoga matando una vaca, fíjense que ya se quedaron varios niños sin leche por culpa de la peste a pata y a mierda de vaca y la falta de agua. Bueno, repitan esta misma escena en todas las vaquerías de Cuba para que tengan una idea de lo que ha mermado la ganadería.

Sin embargo, no podemos decir que el gobierno cubano no se ocupara del todo en el caso de los vaqueros, por ejemplo, allí donde no había electricidad y el vaquero debía ordeñar con la ayuda de un mechón, nuestra revolución puso plantas para procesar la mierda de la vaca y obtener el famoso “Bio gas”. Gracias a este adelanto tecnológico muchas vaquerías obtuvieron alumbrado, claro, pero no escapaban de las situaciones antes narradas, sobre todas ellas las de los tarros tan temidos entre cubanos.

Después comenzaron a aparecer inconvenientes al sistema, como ya saben, la materia prima para obtener el gas era la mierda de la vaca, si no había mierda, no se obtendría gas, y sin gas no se podía alumbrar la vaquería, en resumen, todo se iba a la mierda. Así mismo fue, porque como muchos ríos se secaron, se talaron muchos árboles, reinó la sequía, las vacas no tenían para comer, y el que no come no caga. Se jodio la leche de nuevo.

Pero bueno, yo solo deseaba llegar hasta este punto, me refiero al de la mierda. Creo que si la Unión Soviética y todo el Campo Socialista, no hubieran cometido el error de brindarle todo tipo de ayuda a Castro, y me refiero a equipos, plata, petróleo, alimentos y el cojón bendito, pues sencillamente la revolución se hubiera salvado. ¿Cómo? Muy sencillo, si en lugar de todo aquello que mencioné, les hubieran enviado barcos cargados de mierda, pues Fidel hubiera puesto todas las fuerzas productivas e inteligencia del país en función de la investigación y desarrollo a partir de la mierda. Bueno, si las cosas no llegaran al extremo que él las condujo, tal vez no hubiera sido necesario importar mierda rusa, pero se repite la misma historia de las vacas, al no existir suficiente alimentos para el pueblo, éste tampoco caga. Porque no duden ustedes del poder persuasivo y de movilización del gobierno, y del apoyo que le hubiera brindado todos los cubanos en una tarea tan noble.

Pero, suponiendo que la alimentación estuviera buena y que cada comité trabajara en la colección de la mierda de la población, surge otra interrogante, ¿Dónde carajo se envasaría esa mierda por parte de la población? Como ven, resulta imposible y aunque los cubanos han construido una revolución más grande que ellos mismos, sencillamente no tienen papel ni para limpiarse el culo y menos aún alimentos para poder garantizar una cagada diaria.

En este aspecto continuamos dependiendo del extranjero, o sea, la mierda debe ser importada y ante la ausencia del Campo Socialista. Si de verdad desean salvar a la revolución, los Pastores por la Paz deben realizar una gran campaña para recolectar toda la mierda de EU y Canadá, solo de esos países donde la calidad debe ser superior.

Si esa mierda hubiera sido enviada por los rusos, nuestra ganadería estuviera a salvo y la población viera satisfechas sus demandas de carne y leche. Nuestros ríos nunca se hubieran secado, nuestros mares contaminados, nuestras ciudades limpias y relucientes. El servicio de agua funcionaría normalmente, las calles no estuvieran destruidas, no se comería tanta mierda en asuntos de guerras y el loco tampoco construiría tantos pedraplenes. La gente no hubiera emigrado a otros países desesperados y vivir en la isla hubiera sido una felicidad.

Con un poco de mierda el científico de Castro hubiera estado muy entretenido, sus discursos serían más cortos y limitados a un solo punto, “hablar mierda”. El poder Popular se tendría que reunir una sola vez cada 20 años para analizar los logros de “la mierda” Hasta nuestra cultura se hubiera visto influenciada, Alicia bailaría el “Lago de la mierda” y a Silvio se le hubiera perdido un tibol en lugar del Unicornio.

Es una pena porque aún anda ese viejo de porquería con el lío de las marchas y la guerra.

¡Ah! El problema de la leche se puede resolver inscribiendo a los recién nacidos con siete años.


FIN


Esteban Casañas Lostal.
Montreal.. Canadá
2003-06-11


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