VENEZUELA Y EL MAR DE LA FELICIDAD

By Esteban Casañas Lostal


Venezuela navega desde hace tres años viento en popa y a toda vela hacia el mar de la felicidad, para aquellos que nos ganamos la infortunada lotería que es la vida en sí y obtuvimos el premio gordo de nacer en ese mar, traduciríamos esas palabras como “El mal de la infelicidad”. Nuestros hermanos con parte de sus costas en ese mar que toca nuestras tierras y ante el desespero que produce ver a su país hundirse por la corrupción durante tantos años, se dejaron seducir por los cantos de una sirena que usa boina roja, que de sirena no tiene absolutamente nada y si, mucha similitud con cualquiera de los depredadores que han gobernado en otras partes de la tierra.

Aquellos cantos con melodías de himnos y decorados con óleos de nuestros antiguos luchadores, eran perfectamente conocidos por los cubanos, los de la isla y los que hoy forman parte de ese numeroso exilio. De nada sirvieron las advertencias a nuestros vecinos y en muchas oportunidades, aquellas experiencias fueron atacadas por quienes desesperados deseaban izar sus velas para comenzar a navegar. Esto no es criticable porque cada pueblo tiene derecho a vivir sus propias experiencias.

Llegaron entonces aquellas viejas canciones por nosotros conocidas pero ahora con un ritmo diferente, hoy un tema dedicado a la salud, mañana otro dedicado a la educación, pasado mañana otro compuesto con mucho sabor a la reforma agraria y así, hasta que cada ser caía abatido de la misma manera que los ratones ante la melodía del flautista de Hamelin.

Desde hace varias décadas Venezuela ha estado en la mirilla del que ha pretendido en todo momento, ser el director de esa gran orquesta formada por nuestra América. Muy temprano comenzaron las incursiones en aquella tierra, recordemos entonces el escándalo producido con el arresto del buque pesquero “Alecrín”, sorprendido en aguas venezolanas cuando intentaba descargar armas para las guerrillas de Douglas Bravo. Aquel fracaso no detuvo los intentos del gran exportador de las “revoluciones”, porque Venezuela y gracias a su condición de productor de petróleo, podía utilizarse perfectamente en contra del enemigo de la humanidad, todos sabemos que son los Estados Unidos.

Han transcurrido tres años desde la llegada al poder de ese gran payaso imitador, que gusta exhibir con descaro su boina roja como si ese color no trajera a la mente de la humanidad macabros recuerdos. ¿Qué ha hecho en este tiempo transcurrido “Aló Presidente”? Muchos viajes pagados con el presupuesto nacional, siendo una parte de ellos dedicados al acopio de indeseables amigos, comprometiendo de esa manera al país en un campo político nunca vivido por la nación, pero, eso no lo hace el gobernante venezolano en una muestra de solidaridad con aquellos que se consideran perjudicados por la política norteamericana. Es muy clara la búsqueda de la confrontación con el enemigo de su maestro caribeño, que justifique posteriormente extremados gastos en armamentos que consoliden su poder, y no solo eso, con la creación de esas críticas situaciones justificaría la implantación de medidas extremas y la derogación de leyes que faciliten su camino hasta la perpetuación en el poder.

Es innegable que la corrupción existió desde hace muchos años en Venezuela y fuera una de las razones que condujera al país a la situación hoy experimentada, es justo que se combata a esos hombres no a las leyes del país, las leyes no son las corruptas y cada nación creó su constitución de acuerdo a los usos y costumbres vividos en centenares de años. El pueblo comienza a comprender que por cada una de las promesas ofrecidas, ha tenido que ir cediendo terreno en las libertades de cada ser, no solamente la que vive el simple ciudadano, esas libertades se esfuman poco a poco con aquellas leyes que la garantizaban.

Este gorila llamado y abanderado “revolucionario”, que iza en sus propósitos la imagen de Bolívar de la misma manera que su profesor utiliza la de Martí en su feudo, no ha perdido un solo segundo para aplicar las enseñanzas del fracasado dinosaurio del Caribe, hace solo unos días observaba por la televisión a grupos armados con bates y otros artefactos, apostados en varias calles de Caracas para atacar a opositores a su gobierno. Esa chusma a la que suelen identificar con el nombre de pueblo, está integrada en su mayoría por delincuentes comunes, gente paria que boga hacia donde sople el viento. Los cubanos sabemos perfectamente que son las llamadas brigadas de “respuesta rápida”, creadas en el año 80 para agredir a personas indefensas por desear solamente abandonar el país, esos delincuentes eran apoyados por la policía cubana y los utilizaban para sembrar el pánico entre todos aquellos que guardaban las mismas pretensiones. Por el año 1989 esas brigadas dejaron de estar integradas en su totalidad por delincuentes y se les dio legalidad al formarse por militantes del partido comunista cubano. Venezuela comienza muy pronto a conocer el sabor de lo que significan ir gratis a una escuela u hospital.

Todo ese tiempo transcurrido desde la llegada al poder de este payaso venezolano, ha servido solamente para llenar los espacios dedicados a la información de interminables discursos con la misma arenga y verborrea que caracteriza al destructor de nuestra isla. Hoy llama “oligarcas” a todos los empresarios, si llegara a implantar el modelo cubano en ese país para encontrarse de lleno en el “mar de la felicidad”, verán que cuando no quede nada por destruir, convertirán en oligarcas también al simple vendedor de arepas. “Aló Presidente” acaba de llegar de una Cumbre donde siempre se aboga por la democracia, todo parece indicar que este individuo olvidó haber llegado al poder por la voluntad de su pueblo. No se esconde para amenazar a ese mismo pueblo, que depositó erróneamente la confianza en sus manos en utilizar la fuerza en contra de ellos, los venezolanos deben aprender y sacar sus propias conclusiones. Aún están en la vereda donde puedan retomar las libertades que han ido cediendo poco a poco, pasado un tiempo cualquiera será muy tarde, comenzará un largo y paciente proceso de desintegración de la familia y con ello de la sociedad, luego, tendrán que lamentarse como lo hacen los cubanos. Si no lo hacen ahora hermanos venezolanos, ustedes serán los próximos balseros que naveguen por el mundo huyendo del “mal de la infelicidad”. Comprobarán que no tiene sentido cambiar la libertad por un hospital o una escuela, sabrán en carne propia que es mejor continuar la vida enfermo o analfabeto pero libre.


FIN


Esteban Casañas Lostal
Montreal..Canadá
2001-12-08


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