MADRES DE LA PLAZA DE MAYO

By Esteban Casañas


Distinguidas señoras.-

Apenas había desaparecido el eco de aquel famoso ¡gooooool! gritado por la enardecida hincha azul celeste, durante el partido decisivo entre Holanda y Argentina en el campeonato mundial desarrollado en su país, cuando remonté con alegría el río La Plata en demanda del puerto de Buenos Aires. Lo hice como Oficial de un buque angoleño donde me encontraba cumpliendo “Misión Internacionalista”. De veras lo hice con júbilo, porque me entusiasmaba conocer de cerca a los países latinoamericanos vedados para nosotros por muchos años.

En Buenos Aires permanecí casi un mes, comenzaba para ustedes la primavera y como era época de lluvias se dificultaba la carga de frijoles blancos con destino a Angola. Luego, cargamos sobre cubierta camiones marca Ford y coches de trenes para pasajeros marca Fiat para Cuba, es de suponer que estábamos sufriendo un criminal bloqueo en ese entonces.

Durante mi estadía en ese país, solo tuvimos un pequeño problema con las autoridades militares que se encontraban en el poder, si no me equivoco era Videla el que estaba al frente de la junta militar en ese tiempo que les narro. Dicho problema surgió al ser sorprendidos varios tripulantes bajando literatura comunista para regalarla en tierra, algo sumamente peligroso en esos momentos y afortunadamente todo no pasó de ser un susto.

Pude viajar a mi antojo por toda la ciudad, Buenos Aires es encantadora, me cautivaron enormemente la calle Corriente, Florida, Córdova, 9 de Julio, sus parques y plazas, su gente y muy en especial las hermosas mujeres. Se desarrollaron conciertos en el Luna Park, se estaba exhibiendo el robot utilizado en la película King Kong, asistí al Teatro de la Opera, gusté mucho de las parrilladas, en fin, no puedo quejarme de mi visita. Traté de visitar la capilla donde se encuentran los restos de San Martín, pero estaba en esos momentos en reparaciones. Por último, entre mis gratos recuerdos se encuentra mi visita al cementerio de Chacarita, al cual llegué en ese antiquísimo subway que poseen, no podía abandonar Buenos Aires sin visitar la tumba de Carlos Gardel.

Solo en una oportunidad vi a policías montados a caballos en la calle Corriente, fuera de eso, observé la cantidad normal que existe en cualquier ciudad del mundo, bueno, creo que en Cuba se observan muchos más. En ese mes no hubo disturbios ni nada que alterara la vida de sus ciudadanos, parece que todavía se disfrutaba de la victoria futbolística alcanzada.

No por haber encontrado la atmósfera tranquila puedo desmentir en absoluto la ola de desaparecidos, niños robados, personas asesinadas, etc., sería una gran estupidez de mi parte emitir una opinión contraria, solo que estas cosas no son del dominio de un temporario visitante, que se mueve en un campo de acción muy reducido, para el que vive en ese país o en cualquier otro es muy diferente, a ellos no hay quien les haga un cuento.

El reciente pasado Primero de Mayo pude ver en pequeños cortos transmitidos por la televisión, a una señora argentina que pertenece al grupo Madres de la Plaza de Mayo, hablándole al pueblo habanero concentrado en la Plaza de la Revolución. Se encontraba muy inspirada ella y noté que cada una de sus palabras le salían del alma. No me asombré por la masividad de aquella concentración, eso es algo normal para nosotros los que vivimos bajo ese régimen y conocemos los mecanismos utilizados para llenar plazas. Deben recordar que Ceausescu las llenaba antes de recibir más de cien balazos en el cuerpo, las llena el Papa, las llenó Hitler, Mao, Honecker, Maussulini, en fin las llenan todos. No me extrañaron las palabras de aquella señora, si tenemos en cuenta el macabro concierto político que estamos viviendo, solo, que hay algunas cosas que no entiendo del pequeño discurso de ella.

Manifestó que en Cuba no se violan los derechos humanos, creo que en este punto tiene toda la razón del mundo, no se puede violar lo que no existe, para hacer mención de tal violación, tendría que referirse a los “izquierdos humanos”, dijo además; que los derechos humanos eran violados por el gobierno de su país, aunque creo firmemente que son mucha más leves esas violaciones en la Argentina actual que en nuestra Cuba. Pongamos para argumentar lo que manifiesto, que ella tiene al menos el derecho a ser parte integrante de un grupo de madres, unidas para reclamar y denunciar la desaparición de sus hijos llevadas a cabo durante la Dictadura Militar.

Les recuerdo que a la poetiza María Elena Cruz Varela le hicieron tragar sus manuscritos, mientras la golpeaban en presencia de su hija. Ella es una mujer y madre como la señora que las representó a ustedes en aquella concentración. ¿No constituye esto una violación a los derechos humanos? Claro que no, parece que a veces me equivoco cuando escribo, se me olvidaba que allí se debe hablar de “izquierdos humanos”.

Esa señora no se tiene que esconder para acusar a su gobierno, aún así, puede regresar al país de origen sin problemas, no la acusarán de traición a su Patria, no tendrá que pagar Visa para regresar en el caso que resida en el extranjero y la lista de las etcéteras sería interminable.

Manifestó esa señora que las cárceles de su país son campos de concentración, no lo dudo, de nuestro continente no dudo nada, pero; ¿Visitó ella algunas de nuestras cárceles? Estoy seguro de que no pudo ser, debió estar muy ocupada en las excursiones brindadas a las delegaciones que asisten a esos eventos. Sin embargo, de haber sabido que en la isla existen tantas o tal vez más cárceles que en la misma Argentina, no hubiera mencionado nada al respecto, si se informara un poco más llegará a la conclusión de que la cantidad de esos reclusorios y la población penal del país, supera en proporción a las de muchos de nuestro continente. Por cierto, nada agradables para el que las haya visitado, solo gozan de un magnífico confort las dedicadas a los dirigentes que cometen errores, el pueblo comete delitos y se purgan bien caros.

En medio de su emotivo discurso la señora que representa a las Madres de la Plaza de Mayo, expresó que en su país los están matando de hambre. De verdad que en este punto me puso a pensar, pobres hay en todo el mundo pero hambre a esos extremos no, la pude ver en Etiopía, Bangla Desh, Birmania, la India, la hay en Haití, hay hambre en muchos países de este continente y el mundo, pero no creo que en Argentina se haya llegado a esos niveles de pobreza. Hambre la viví en Cuba, allí también hay una fábrica de hambre pero es muy difícil que pueda ser vista por el turista, y menos aún por un invitado del gobierno, para verla hay que vivir con esa longeva libreta de racionamiento.

Todo fue tan corto y tan rápido que no pude gravar en su totalidad lo expresado por esa señora madre. Comprendo el dolor que todavía debe sentir por la pérdida de un ser querido, yo me solidarizo con ellas y se debe castigar a todo culpable de crímenes. En Argentina arrojaban a prisioneros desde helicópteros, en Cuba se hunden frágiles balsas con lanchas torpederas, también fueron tiroteadas por aviones, son crímenes, digo, si no me equivoco.

Todas esas víctimas ocurridas durante más de cuarenta años tuvieron madres, víctimas que superan con creces a las ocurridas en Argentina, pero víctimas al fin como aquellas. Las sucedidas en guerras sin resultados en las cuales se vio envuelto nuestro país, ustedes deben saber que fueron muchas esas guerras, muchas las familias enlutadas, las madres que no volvieron a ver al fruto de sus entrañas, los hijos huérfanos, mujeres viudas. ¿Pudieran decirme en cual escenario ellas pueden hacer sus denuncias? De la misma forma que lo hacen ustedes sin ser reprimidas, presentarles cargos criminales a los autores de esos crímenes, porque crímenes son, en nombre del proletariado o de la clase gobernante, sea de derecha o de izquierda, estamos hablando de crímenes. Como ese de hundir un remolcador cargado de madres con sus hijos, madres como ustedes. Creo que es morboso haber tomado esa plaza para que en ella hablara una de sus representantes, estoy totalmente seguro de que todas no estarán de acuerdo con este juego político que se aparta radicalmente de la razón de vuestras existencias.

Ahora hagamos lo contrario, pongamos a Videla o a Pinochet en el poder y coloquemos a un grupo de madres cubanas expresando lo mismo en plazas diferentes, digan con toda sinceridad; ¿Cómo calificarían a esas madres cubanas? ¿Traidoras a la Patria? ¿Jineteras políticas o simplemente putas?


FIN


Esteban Casañas Lostal

Montreal.. Canadá
2000-05-02


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