NUESTROS HIJOS NO SON PROPIEDAD DEL ESTADO

Por Eladio José Armesto

El servicio militar obligatorio es un concepto totalmente 'comuñanga'.

En una votación de 402 contra 2, la Cámara de Representantes rechazó una propuesta de ley que hubiera reinstaurado el servicio militar obligatorio (SMO) en Estados Unidos. El presidente George W. Bush le aseguró a la nación que él no busca el regreso de este servicio cuyo registro en 1980 el entonces candidato presidencial conservador Ronald Reagan prometió abolir. El Registro del Servicio Militar Obligatorio había sido reinstaurado por el entonces presidente Jimmy Carter luego de haber sido abolido unos cinco años antes. ¿Por qué se oponía Reagan al SMO? Porque su principios conservadores y a su amor a libertad le indicaban que era inmoral.


Una idea comunista y nazis

“El Servicio Militar obligatorio”, afirmó Reagan durante su campaña presidencial, “se basa en la idea erronea de que nuestros hijos le pertenecen al Estado. Esta idea no es nueva. Los comunistas, y luego los nazis, siempre creyeron que era una gran idea”.

Lamentablemente, Reagan no logró abolir el Registro del SMO durante sus ocho años en la Casa Blanca. En la actualidad, el Registro tiene unos 11,000 empleados alrededor del país. Según los funcionarios del mismo, de reinstaurarse la conscripción, estos empleados están listos para procesar a los conscriptos de forma "justa y equitativa".

Sin embargo, la realidad es que el SMO jamás ha sido justo ni equitativo. Pero lo más inmoral del SMO no es ser aplicado injustamente, sino ser, como dijo Reagan, esencialmente contrario a los valores y principios de un sociedad libre. La conscripción viola derechos y libertades fundamentales, permite a los políticos apropiarse de los hijos ajenos y destruye la vida de miles de ciudadanos que el gobierno tiene la obligación de proteger.


Una solución totalmente falsa

Es absurdo, ridículo y risible afirmar, como hacen algunos, que nuestros hijos necesitan del SMO para adquirir las virtudes de patriotismo, disciplina y respeto.

Durante los años en que estuvo en efecto el SMO, cientos de miles de jóvenes conscriptos en las fuerzas armadas de Estados Unidos se enviciaron con las drogas, la marihuana, la pornografía, el uso de prostitutas, el tatuaje corporal, el lenguaje obsceno y vulgar, y muchas otras prácticas inmorales. Muchos adquirieron enfermedades venereas, mientras otros murieron del SIDA y de sobredósis de drogas.

Durante el SMO el problema del uso de drogas en las fuerzas armadas norteamericanas llegó a ser tan serio que el Pentágono tuvo que abrir clinicas para drogadictos en todas las bases militares norteamericanas. Los estudios revelan que el soldado voluntario es menos propenso a portarse mal o a usar drogas que el soldado obligado.


El Estado necesita invertir en la juventud

Para ser buenos ciudadanos, los jóvenes norteamericanos, al igual que los jóvenes de todos los países del mundo, no necesitan del SMO, necesitan de escuelas en las que les impartan el amor a Dios, el patriotismo, el respeto a los padres, los valores morales y los principios éticos. Lamentablemente, estos valores y principios hoy están vedados en las escuelas del gobierno.

Luego entonces, el gobierno necesita inviertir en los jóvenes y fomentar programas de formación de carácter como los Boy Scouts, al igual que programas que estimulen el interés en los deportes, las artes, las ciencias, la música y la cultura. Estos programas practicamente no existen en Estados Unidos y los pocos que existen pasan mil dificultades porque el gobierno prefiere repartir billones de dólares en contratos sin licitación a las compañías armamentistas en vez de hacer lo correcto e invertir en nuestra juventud.

¡Claro, invertir en la juventud no paga los jugoso dividendos y las cuantiosas comisiones que representan los contratos con la industria armamentista, las grandes corporaciones y los banqueros internacionales!

Los que creen erroneamente que el SMO es una solución a las funestas escuelas estatales donde se deforman a nuestros jovenes y se les pone en contra de los valores morales, religiosos y politicos de Estados Unidos, sencillamente están evadiendo la realidad. Por el bien de nuestra juventud, debemos reemplazar las escuelas del gobierno con escuelas no gubernamentales que le enseñen a los jóvenes todos los valores morales que las escuelas del gobierno han demostrado ser incapaces de enseñarles. Ahí tenemos una solución real.


Los fundadores jamás creyeron en el SMO

A pesar de haber atravesado mil penurias y dificultades, George Washington y los otros padres fundadores de esta nación jamás recurrieron al servicio militar obligatorio en su heróica lucha por conquistar la independencia norteamericana. Claro está, con jóvenes formados en escuelas religiosas y en hogares decentes, en 1776 sobraron patriotas dispuestos a darlo todo por el porvernir de la incipiente nación.

Hoy debemos defender las libertades conquistadas por los padres de la patria, honrando la promesa noble que el presidente Reagan no pudo realizar: abolir el Registro del Servicio Militar Obligatorio, destruir los archivos de este organismo de inspiración estalinista y así asegurar que el SMO jamás vuelva a destruir la vida de tantos jóvenes norteamericanos.

El sentido común y la recta razón nos enseñan que nuestros hijos no son propiedad del Estado, como afirman Stalin, Hitler, Mao y Castro. El servicio militar obligatorio es un concepto totalmente marxista-leninista que denigra a esta gran nacíón pues implica que en ella no existen hombres que la amen lo suficiente como para defenderla voluntariamente. Como nación libre y demócratica, Estados Unidos debe predicar con el ejemplo su credo de libertad e igualdad ante la ley. El legado histórico y el futuro de esta nación así lo requieren.


FIN


El Dr. Eladio José Armesto es presidente de la Asociación de Editores Cubano-Americanos, tesorero de la Federación de Editores Hispanos de Estados Unidos y editor del periódico El Nuevo PATRIA, el periódico de Martí, sin Martí, pero por Martí.

patrianews@aol.com


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