Servando González: Arzobispo de Mazorra

por Carlos Wotzkow


No me sorprende que un fundamentalista religioso dedique 38 páginas a la defensa de una porquería oscurantista como el Intelligent Design. Pero al fundamentalismo de Servando González debo agregar ahora la locura que lo aflige y sus grandes dotes de tergiversador y mentiroso. Sólo un loco de remate y un mentiroso perdido, como dicen mis amigos, tiene tiempo para creer que son ajenas las conspiraciones personales que sólo él fabrica. Sólo un loco tiene energía para delirar a lo largo de 38 páginas las bazofias en las que él cree. Nada menos que 56 veces pronunció mi nombre en sus dos babosas “respuestas” y todo, para dejar en claro que se siente despechado porque le cerré la ventana del baño a través de la cual lo trataba con agudos cólicos de estómago y ganas de evacuar. ¡Qué pena!

El primer ataque de Servando consiste en acusarme de haber publicado en Encuentro. ¿Y qué? ¿Lo he negado alguna vez? La censura que Encuentro ha hecho de mis trabajos me ha servido en más de una ocasión para denunciar su ausencia de libertad editorial. ¿Cobré por ello, o acaso se los pedí? Léanse los comentarios de Jesús Díaz a Manuel Vázquez Montalbán y verán quién era el interesado. Pero aprovecho el dato para contarles una historia. Jesús Díaz me explicó una vez por teléfono los motivos por los cuales no aceptaba los textos de Servando, que le rogaba insistentemente que le publicara algo. A la muerte de Díaz, Servando se desquito el agravio con el muerto, acusándole de todas las cosas que en vida no tuvo cojones de decirle. En un e-mail de Mayo del 2002 Servando me preguntó mi opinión sobre su artículo en contra de Jesús Díaz y mí respuesta fue clara: “Yo no escribiría contra un muerto, lo que no tuve valor de decirle en vida”.

Juro que jamás hubiera escrito sobre estos detalles privados de la correspondencia de Servando, si no fuera porque el loco de Los Ángeles ahora miente con el mismo estilo burdo y hormonal que caracterizan a las putas inseguras. Resulta llamativo que la respuesta que Servando me dedica haya sido distribuida en PDF para que los webmasters se vieran obligados a montarla junto con una foto mía tomada de la Universidad de Berna y en donde me deforma el rostro electrónicamente hasta hacerme lucir aterrador. Pero en una llamada telefónica de Junio pasado, Servando me explicaba contaba con un amigo para sus proyectos de ficción que hacía y deshacía maravillas con las fotos y que a un monstruo lo hacía quedar como un ángel. Ya lo veo, y aunque me importa un comino cómo luzco en las fotos, este detalle ya desdice de la conducta homosexual de este orate conspirador.

Que Encuentro en la Red (y la Revista) me publicara quiere también decir dos cosas. Que metieron la pata, pues yo soy indomable políticamente, y que no tengo un sitio propio para publicar las mierdas que escribo y que otros me rechazan. ¿Pensaste en eso vieja amiga? Soy de los que cree que no es necesario abrir mi propia página de Internet para auto-publicar las sandeces que opino. Pero la loca analista de inteligencia me contaba hace dos semanas lo contenta que estaba de poder tener su sitio propio. ¿Por qué tuvo que abrir un sitio propio la loca mimética y semióloga de LA? Me temo que haya sido porque cada día resultaba más difícil que alguien publicara las pajas mentales a las que nos tiene acostumbrados. Y porque además de loca y arrebatada, ahora se nos muestra como una egocéntrica incurable.

Pero a las pruebas, nada de descalificaciones infundadas. El quijotesco personaje se declara historiador, semiólogo, escritor, payaso político, y analista de inteligencia. Eso es lo que él pone en el encabezamiento de su sitio oscurantista. Le faltó poner aquello de música, poeta y loca. Y sobre todo lo último, pues lo afirma ella misma en sus e-mails diarios. Hace poco me escribía un amigo: “No creo que Servando se haya perdido. El nació orate y el pobrecito se identifica más con esa dura condición a medida que envejece. Estuve buscando el libro que me regaló y no lo pude encontrar. Creo que XXX se lo llevó para XXX. El todavía tiene tiempo de leer ficción.” Y luego otro: “No trates tan mal al pobre ignorante, recuerda que los problemas de fe son muy difíciles de curar”.

Interesante no sólo lo que dicen, sino quiénes lo dicen. Si Servando supiera sus nombres, se revolcaría en su infierno de dudas y creería que en el planeta Marte se fragua una conspiración en su contra. Hace tiempo acumulo los libros que el loco me envía para que se los diera mis amigos suizos que trabajan en la inteligencia. Hace años que los utilizo de calzo detrás de un librero. Si Servando supiera que esos que él cita con tanta solemnidad lo consideran un candidato perfecto a la camisa de fuerza, va y se calmaba un rato. Da pena, no sólo de la manera que pierde el tiempo, sino de las citas en las que se apoya. Los amigos con los que he discutido el caso se burlan y uno, jodiendo, asegura que Servando le ha puesto un detective privado al gato del vecino, pues lo considera un agente de la CIA que espía sus movimientos.

Entonces el loco indaga por toda la Internet sobre mi calidad profesional. Encuentra una foto mía del DKF de cardiología (vieja, pues ahora estoy mucho más feo y ya no trabajo allí) y se horroriza al saber que yo sólo era asistente de investigación y técnico en la Universidad de Berna. Busca y rebusca por toda la Internet las pruebas de mi pobre sapiencia y ¿qué encuentra? ¡Nada! Que yo no soy profesor (ojalá lo fuera, eso me daría 15’000 al mes) y que por tanto no tengo derecho a escribir sobre Darwin. Y como loco que es, nos explica que para ser una autoridad darwinista hace falta un título. Sin embargo, Servando sabe que me considero (y consideran) ornitólogo, pero él, en sus profundas investigaciones no encontró, o no quiso encontrar nada.

La web está llena de trabajos en los que se me cita bibliográficamente y la obra más importante de la ornitología mundial que se titula Handbook of the Birds of the World y cuyos volúmenes cuestan 200 dólares cada uno, comienza a citar a Carlos Wotzkow a partir del Volumen 2, (página 161, para mayor exactitud). Verdaderamente me molesta tener que defender mi trabajo científico delante de una porquería espiritista como Servando González, pero sigo. Mi especialidad en la ornitología siempre fueron las rapaces, mis artículos científicos aparecen en las mejores publicaciones de este grupo de aves (Raptor Research Foundation, o Birds of Prey Bulletin), pero el gran investigador no encontró nada. Bueno, eso ya dice mucho sobre su calidad de investigador.

Ah, pero que desvergüenza la mía, que tuve que reciclar mi carrera y mis estudios hacia la biología molecular en Suiza, porque mis experiencias en los bosques tropicales no eran útiles a las instituciones de un país cuyos bosques y su vegetación son totalmente diferentes. Imperdonable, a no ser que en Suiza, y trabajando en biología molecular, los mejores ornitólogos del mundo no siguieran consultándome y agradeciendo mis colaboraciones en materia de rapaces. A los interesados, ver los agradecimientos (página 16) del último trabajo monográfico “Raptors of the World” de James Ferguson-Lees and David A. Christie, en donde escriben: “Carlos Wotzkow gave us advance details (ergo, nada de celo profesional, o avaricia científica) of his discovery of the new subspecies of Gundalch’s Hawk and provide more information from his studies of this species.

De mis méritos en la Universidad de Berna no tengo que dar pruebas a Servando González. Allí me gano mis frijoles en un mundo extremadamente competitivo y dinámico al cuál Servando González jamás pudo entrar. Según consta en mis récords, y esto gracias a sus propias comunicaciones, pues no perdería mi tiempo en investigar a ningún quijote que peda por encima de su ano (mucho menos a un admirador de Behe), él apenas logró clasificar para trabajar en una oficina de correos de Zürich. ¿Dónde dije yo ser un escritor del darwinismo? ¿Por qué cree este cartero que no clasifico como Darwinista? Escribir una nota a Richard Dawkins diciéndole que si atacaba a la religión católica también debía atacar a la religión islámica no es sólo un ejemplo de honestidad como Servando dice, sino un mérito personal, pues obtuve una respuesta.

Pero ¿quién es este Servando González que ahora critica mis epítetos altisonantes y mis malas palabras obscenas y de mal gusto? Bueno, una búsqueda exhaustiva en la Internet tampoco me permitió comprobar que el orate fundamentalista fuera un buen cartero durante su frustrante estancia en Suiza, pero una ligera revisión de los e-mails que me enviaba sacó a la luz las babosas frases que ahora comparto con ustedes: “Te felicito por tu (omito el artículo por si se le olvidó, pues guardo cartas mucho más duras) creo que es el mejor artículo que has escrito en los últimos tiempos…mientras tanto, sigue dándole duro y a la cabeza”. “Como siempre, tienes toda la razón, el gringo marica también la tiene…” “Excelente artículo, creo que debería haber sido aún más duro.” ¿Es ese el mismo Servando recatado de hoy?

Ahora que el loco se ha vuelto un católico ferviente, reniega de las malas palabras. Pero sólo ahora que he dejado de creerle, es que soy un obsceno, un mal hablado, un maleducado por la revolución. Hace apenas unos días, hablando de los cubanólogos y de otros personajes del exilio, este mismo Servando me escribía: “…algunos de ellos son una partida de comemierdas que no saben un carajo de nada…” ¿Quién le resulta a usted auténtico, amigo lector? ¿Uno que reconoce no poder contener su roña cuando escribe, o aquel que se nos vende como un intelectual académico, adivinador de signos, mentiroso de gusto refinado, o analista? ¿Cómo puede llamarse analista a un tipo que omite lo que encuentra en sus “profundas búsquedas” por la Internet? Ah, ellos se autodenominan “semioticians”

Más interesante aún, es la idea inicial (no original) de Servando de unir fuerzas para atacar al ambientalismo (en lo que yo siempre estuve de acuerdo), siguiendo mis ideas previamente publicadas en FAEC y en otros sitios de la Internet. Una idea de la cual me desligué por la ausencia total de ética que Servando mostraba al intentar usar los mismos métodos de Greenpeace. Y cito: “Entre los que tengo planeado hacer, y que ya tengo casi listo el libreto, está uno sobre el "global warming." En honor a tu amigo Gore lo he titulado "A convenient Lie." Pero, contrariamente a otros que lo critican, yo casi no voy a mencionar los datos científicos que contradicen la teoría del global warming. Esto se debe a que, visto desde mi punto de vista de las conspiraciones, la teoría del global warming no tiene nada que ver con la ciencia, ni con la climatología ni nada de eso. El objetivo oculto de todo eso es la eugenesia - lo mismo que estaba tras las teorías de Rachel Carson sobre la "primavera silenciosa”.

Si ustedes leen mis artículos en FAEC, podrán comprobar que este loco copiaba al milímetro las ideas que allí yo publico. Y sí, yo estaba de acuerdo en apoyarle, pero siempre y cuando no se ocultara la verdad científica detrás de una aberrante idea de conspiración. ¿Quién cambió entonces la diana? La diana la cambió Servando González, porque incluso en aquellos primeros pasos me pedía “pásaselo a tus amigos de la FAEC. Si lo crees conveniente, me mencionas, pues me interesaría establecer un contacto con ellos. Cuando haga la versión en español de Convenient Lie podría entrevistarte a ti y alguno de los de la FAEC.”; y firmaba su e-mail como “Fray Servando”. Ahora asegura Servando que el director de FAEC me instó a dulcificar mis comentarios sobre Darwin. Bueno, le pasaré este artículo para ver que dice el Sr. Ferreyra, y espero que ambos den pruebas de lo que dicen.

En uno de esos e-mail (específicamente uno de Octubre 20 del 2006) Servando González me escribía. “Al fin creo que te gané para la causa de los locos…y sigue dándole candela al jarro hasta que suelte el fondo” y en otro me agasajaba: “Por otra parte, dice mucho de tu honestidad intelectual y tu inteligencia el que hayas captado mi punto de vista al primer vistazo. ¡Eres un filtro!” (Como notarán, omito el intencionalmente el artículo al que se refería para mayor suspenso). Tengo decenas y decenas de e-mails de Servando González archivados. Me dio por archivarlos a sugerencia de un especialista en inteligencia que me aseguró que ese tipo de enajenados mentales se convierten de repente en enemigos gratuitos si le llevas la contraria. Llevarle la contraria al loco Servando ha resultado en lo que ahora ustedes leen. Un texto de ruptura que me alegra enormemente. “Excelente. –escribió él- Como dirían en mi pueblo, lo calaste como a un aguacate.”

Servando González, me da lástima y si no lo trituro un poco más aquí y con sus propias palabras es porque soy demasiado hombre para ensañarme con una plasta de mierda como él. Léanse sus textos y vean como se ha portado como una prostituta loca (trucando fotos para hacerme lucir más feo de lo que soy), que no tiene las gónadas requeridas para reconocer sus propias mentiras. Tengo archivadas opiniones suyas de toda índole, sobre toda la gente que he yo he combatido en mis textos, y sobre gente que tal vez se consideran aún amigos de él. De momento las guardo, pero le sugiero que busque consejo médico para la locura que le invade el cuerpo. Ellos quizás puedan salvar sus últimas neuronas. De veras, las brujerías religiosas en las que se ha metido el analista González le están deteriorando aceleradamente la salud. ¿O debería decir el alma? Amen.


Carlos Wotzkow
Bienne Julio 10, 2007


PS. Si se fijan, no discuto el tema del darwinismo aquí porque con las respuestas de Servando me he percatado que el pobre no llega. Es tan torpe, que incluso creyó que yo lo igualaba a su adorado Behe. Entonces, la próxima vez que tenga que defender a Darwin, en vez de contestar al perro, lo haré a su amo.

Éste y otros excelentes artículos del mismo AUTOR aparecen en la REVISTA GUARACABUYA con dirección electrónica de:

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