¡Alarma!

“Los españoles fueron con unas líneas de trabajo que tienen que ver con las obligaciones naturales de un Gobierno democrático en cuanto a la estabilidad y el progreso de su empresariado.”

Raúl Rivero


¿Cuál empresariado, el que esclaviza y menosprecia a los cubanos en pleno siglo 21?

Si, y además, alarmante. Que en este exilio militante haya tanto discurso y tan poco coraje. A todos los que salen de Cuba y llegan al exilio para defender a Castro, o a los defensores sin tapujos del tirano y sus amigos, casi nadie los llama por su nombre. O porque estos pueden tocarle a la puerta y reventarles un trompón en pleno rostro (estos cobardes, son los menos alarmantes), o porque se adolece de coherencia política y entonces, en aras de una prudente cobardía, se aferran al argumento de que ellos “sólo atacan a Castro y a la tiranía imperante en nuestra patria”. Eso es lo que yo llamo limpiar el trasero ajeno sin ocuparse del suyo propio, por no llamarlo pura cobardía para idiotas y sofistas.

Raúl Rivero acaba de publicar un artículo en el Diario El Mundo (“Puertas abiertas y candados chinos”) de España, que da asco. Léanselo cobardes. Lean como ese premiado poeta, al que nadie quiere atacar de frente, le tira la toalla a Miguel Moratinos. Lean como todas las culpas son desviadas en contra de sus antiguos amos de La Habana, para salvar al que hoy paga su pluma y sus borracheras. No, Raúl Rivero no es cobarde, a pesar de necesitar un camión lleno de negros con machetes para tocar a mi puerta (no los debe tener a mano, pues todavía no lo ha hecho y está a unas 12 horas de camino de mi ciudad). Raúl Rivero es astuto, y su astucia es equiparable a la cobardía de todos los que han leído ese texto y no se han pronunciado en contra de ese cojo de mierda.

Cagados estamos cubanos, no sólo por la cobardía que nos caracteriza, sino porque de ser tan serviles, ni siquiera atinamos cambiarnos los calzones premiados. Y ya para terminar, porque escribir sobre estas mierdas me da nauseas, vuelvo a la carga con el mismo tema, pero con diferente gentuza: Gloria Estefan acaba de convencer a todos en el exilio con una breve nota en la que decía que “no mezclarse en la política de Cuba hubiera sido más fácil”, como si no hubiera sido su politiquería de exiliada de terciopelo la que la llevó a la fama. La Estefan además, sin voz y sin gloria (pues no la ha tenido nunca y es mí modesta opinión), nos apaña con cobardía a Carlos Santana con aquello de que él pinche mexicano, según sus propias palabras, “sólo pretendía homenajear a un joven soñador…”

Pero resulta que la foto que portaba Santana en su asqueroso pulóver no era la del joven boludito (tan soñador como cochino), sino la que inmortalizó Korda cuando el hijo de puta se hizo más célebre que el barco La Coubre. Si, el mismo que ya había hecho historia asesinando cubanos en Cuba. A otros cobardes con ese cuento, pues a mí, por traicionarme, me han traicionado hasta las esperanzas. De momento, recomiendo a todos mis amigos bajarse el e-Mule y no comprar más discos ni de la Gloria, ni de cualquiera de los que con Santana hayan colaborado. Cuando uno mete las narices en la política para aumentar las ventas de sus discos (como lo hizo ella cuando el niño Elián), lo mejor es bajarse gratuitamente su trabajo. Así, de a Pepe, porque de a Pepe nos hablan estos tránsfugas de criticar a Castro y luego, con su musical y poético silencio, lo respaldan.


Carlos Wotzkow
Bienne, Abril 12, 2007


PD. Ah, Castro, no me olvido, te debo una por tus mamarrachadas sobre el etanol, pero un poquito más tarde.



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