¿Quién dirige al Miami y al Nuevo Herald? por Carlos Wotzkow “Acuéstate con niños y despertarás cagao” Mucho tiempo llevaba yo preguntándome cómo es que algunos verdaderos opositores del régimen de Castro aún fueran publicados en “El Nuevo Herald”. Las respuestas que yo mismo me daba eran: (1) están jugando a ser demócratas, (2) intentan equilibrar el pro-castrismo que rebosan sus recién creados Blogs y (3), los necesitan para vender la bazofia fidelista que producen a esa comunidad cubana que puede pagar por ella. Pero me equivocaba. Los últimos despidos de periodistas profesionales de El Nuevo Herald nos hacen pensar que las órdenes de ambas empresas noticiosas las dicta La Habana. ¿Desde cuándo? No conozco a nadie que diga que Jesús Díaz sea un tipo capaz de negociar con el tirano, pero si sé de muchos que coinciden en que el “jefe” sabe mucho de contabilidad y muy poco de periodismo. Al principio, inmediatamente después de leer sobre esta purga estalinista del Herald, me encabroné y me dije: ¿cómo es posible que algunos de los mencionados hayan cobrado por sus servicios a Radio y TV Martí? Y claro, no me refería al derecho que tiene todo periodista a cobrar por su trabajo, sino al hecho de que las noticias que generan ambas agencias no llegan nunca al pueblo cubano, y cobrar por un mensaje que no llega a su destinatario, encierra ciertos problemas éticos imposibles de ignorar. Pero ahora estoy más informado, y salvando el disgusto que tengo por la existencia de Radio y TV Martí y sus agentes infiltrados, vuelvo a la realidad. Ninguna agencia que pertenezca al gobierno de los Estados Unidos acepta trabajos sin pago. Es parte de la ley de ese país. ¿No lo sabían los directivos del Herald? Yo lo dudo. De todos los mencionados he tenido contactos con dos: Pablo Alfonso y Carlos Alberto Montaner. Ninguno de los dos se acerca a mi manera de pensar, más no por ello les deseo el mal rato que deben estar pasando. Del resto puedo decir, que los hay de los que no he leído ni una sola palabra de su trabajo. Mas no importa, ¿hay que ser socio del árbol caído para detener la mano que pretendía convertirles en astillas? A mi me basta con ver que El Nuevo Herald despeja el camino a sus nuevas estrellas periodísticas. Con blogueros promocionados como Alejandro Armengol (a) y personajes como Andrés Reinaldo, o Rui Ferreira ¿hace falta más? Todos ellos poseen una predisposición a detestar al exilio combatiente y a favorecer al régimen de Castro. Además, es incuestionable que allí, son ellos marcan la línea política marxista del periódico. En fin, que los Heralds y los Martí son medios comunicativos que han devenido antros de comunistas provenientes directamente de los medios cubanos. Si mal no recuerdo el comunista portugués Rui Ferreira (b), trabajó incluso en el Granma, luego en la SINA y por último salió de Cuba. Entre ellos estuvo, o está en estos momentos, un hijo de Ramirito Valdés y otros del mismo pelambre. Por supuesto que no es el único, pero yo no tengo relaciones con ninguno de esos burdeles y por tanto, no sé en detalle quiénes son todos los que están. De momento, sé que hay varios que se precian de haber colaborado en Cuba y que defienden a Fidel a capa y espada y por tanto, nadie va a convencerme de que se metieron dos años investigando para hacer el articulito de mierda que firmó Corral. Cuando investigas de verdad, salen trapos sucios por todos lados y lo del Herald da para una serie de artículos con decenas de cuartillas de texto. Es además honesto decir que no sólo los despedidos han incurrido en ese famoso “conflicto”, sino otros más entre y ellos, Patricia Duarte que por los años 80 se fue a Nueva York. Lo mismo ocurre en la actualidad con otros izquierdistas a los que la investigación no ha querido descubrir. No menciono nombres pero allí los hay que se inventaban entrevistas, o incluso uno que, imprudentemente, dejó escapar que la hija de Fidel se asilaba, y por eso lo botaron. ¿Conflicto de intereses? Como ven, aquello de los Heralds es apenas la antesala al palenque y como ni remotamente despidieron a sus empleados por lo que aducen, el próximo en salir con el rabo entre las patas (cuando se calme la tormenta), será el propio Castelló, pues su protector ya no vive y no lo puede proteger. A Pablo Alfonso (según me cuentan) un día incluso hasta le obligaron a sacar un artículo sobre Fidel y su enfermedad. Lo hicieron a instancias de alguien que supuestamente estaba bien informado en el tema. Él lo hizo bajo protesta, tal vez por disciplina, pero lo firmó. Ahora lo excomulgan. Nada, que no es tan límpido el cielo de El Nuevo Herald donde por cierto, también trabajaba Raúl Rivero, que si mal no recuerdo también trabajaba para Radio y TV Martí, y (coincidencias) para “Encuentro en la Red”. O Sorenn Triff, que trabajó para las Martí y para “Opiniones” de El Herald durante mucho tiempo hasta que se salieron de él. Pero hay otros casos de gente trabajando para El Nuevo Herald y otras agencias de noticias, como el “Newsweek”. Si mal no recuerdo (y pido disculpas si lo estoy) Luís Aguilar León trabajó también para El Nuevo Herald y lo hacia en Radio Martí. Yo no sé si Jesús Díaz (que conste, que nada tiene que ver con el difunto y padre de Pablo Díaz, de Encuentro en la Red) sabe a ciencia cierta lo que es un conflicto de intereses, pero yo creo que no. No es menos cierto que algunos de los despedidos fueron periodistas mimados de esa institución hasta que el rojo empezó a saturar sus columnas de opinión. Lo que no puedo concebir es que el verdadero motivo sea el que le han dictado a Corral. ¿Quién solicitó la información de pagos el 15 de Agosto? ¿Quién, desde Radio y TV Martí informó al gobierno de Castro sobre esas colaboraciones pagadas? ¿Quién desde La Habana, ordenó a “The Miami Herald” los despidos y la nota oportuna? ¿Por qué Corral retoma la pregunta de Juan Manuel Cao al dictador cubano en Argentina? ¿No les parece una asociación demasiado forzada al más puro estilo Mesa Redonda? Llevo meses diciendo que El Nuevo Herald no va mucho más allá de ser una copia del Granma. Ahora, me atrevo a pensar que recibe instrucciones desde La Habana. Lo mismo he dicho en varias ocasiones de Encuentro en la Red (la Jiribilla del exilio en Europa), donde por cierto, publican casi a diario Armengol y Rivero y otros que también colaboran para los Heralds. ¿Sabrá Jesús Díaz Jr. que “Encuentro en la Red” paga también a sus contribuyentes? ¿No hay “conflicto de intereses” entre los pagos que reciben (c) Raúl Rivero, Enrique Patterson y Alejandro Armengol y sus servicios a El Nuevo Herald? Sabido es que “Encuentro en la Red” recibe substanciales donativos del gobierno español. ¿Por qué esta selectividad a la hora de señalar el “conflicto” de unos y no el de todos? ¿Están los Heralds en guerra contra el gobierno norteamericano? Ayer mismo escribía yo un artículo en el cual explicaba mis desavenencias con la unanimidad forzada y hoy, miren ustedes que pronto, tengo que darle la razón a gente de las cuales no creo ya una sola palabra con tal de combatir esta atrocidad. Todos sabemos que la dirección del El Nuevo Herald se comporta como si alguien le estuviera pagando. ¿Vale entonces, repito, la misma pregunta que ellos sacaron, “oportunamente”, para señalar con el dedo a Juan Manuel Cao? ¿Quién les paga? ¿No sabían en El Nuevo Herald que todos los mencionados participaban en programas y colaboraciones a Radio y TV Martí? El simple hecho de no mencionarlo demuestra que El Nuevo Herald es una agencia carente de ética y honorabilidad. Es más, han practicado el despido al más puro estilo castrista. ¿Quién dio las órdenes al Miami Herald? Bueno, evidentemente no sólo se las pueden estar dando desde la Habana, sino del Partido Demócrata, para el cual trabajaron a gusto y airearon una montaña de publicidad en las pasadas elecciones. ¿Cuánto durarán en sus espacios las últimas columnas de opinión en contra de Castro? ¿Por qué se sacaron fotos de todas las personas “non-gratas” como si se tratara de mercenarios que habían incumplido un “contrato de no agresión hacia un país hermano”? ¿Cuál es la autoridad moral y jurídica de El Nuevo Herald sobre los periodistas que no emplea? ¿Es que acaso los pro-castristas de El Nuevo Herald nunca han violado esos contratos? ¿Quién en los Heralds confía en la honorabilidad periodística de tipejos como Armengol? ¿Cuánto tiempo necesitará la comunidad de Miami y del exilio para hacer un boicot total a ese panfleto de corte pro-castrista? ¿Cuándo serán despedidos, o eliminados, los opositores de Castro que allí proliferan? ¿Quién pagó a José A. Llama por renunciar a su hombría y publicar su historia contra la FNCA en El Nuevo Herald? ¿No le da vergüenza a Humberto Castelló aparecer citado respetuosamente por el Granma? Yo creo que si su padre estuviera aún vivo, como mínimo lo hubiera abofeteado. Castelló Aldanas fue un comandante del Directorio Estudiantil y un hombre de honor. Estoy seguro que hoy, de ver lo que su hijo ha hecho, se sentiría avergonzado. Pero tiempo al tiempo, que al final las aguas cogen su nivel.
Carlos Wotzkow (a) Según mis fuentes, Armengol no es siquiera un reportero de El Nuevo Herald, sino editor y posiblemente, cobra por sus columnas aparte de su sueldo como editor, a no ser que le hayan aducido que en “Opiniones” o “Perspectiva” no le puede pagar por “falta de presupuesto”. A varios se lo hacen en ocasiones, y los periodistas deben sacar sus trabajos gratis, o negarse a hacerlo. (b) A Rui Ferreira no podemos atribuirle ni siquiera el valor de defender sus propias palabras. Hace algún tiempo lo invitaron a defender a puñetazos sus ofensas al exilio combatiente y el hombre se nos rajó. El lugar para el encuentro debía haber sido el parqueo de la Librería Universal y me consta (pues hay al menos unos 5 testigos) de que el hombre se nos acobardó.
(c) Sé que Encuentro en la Red paga por las contribuciones, porque tengo en archivo un intercambio de e-mails con Pablo Díaz Espí en el que este me explicaba que debía pagarme mis contribuciones sobre ecología a “Encuentro en la Red”. Entonces, las mencionadas contribuciones ya habían sido eliminadas de sitio y no aparecían on-line, y el dinero que por ellas “me correspondía”, se lo doné “para que se pagara unas cañitas de cerveza”. “Encuentro en la Red” no tiene pruebas de haber pagado a Carlos Wotzkow ni una sola letra, pero imagino que récords de los pagos a Rivero, a Armengol y a Patterson sí deban tener. ¿Cuándo los demandarán desde El Nuevo Herald y cuántos años les hará falta para conseguirlos?
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