La España antisemita y la Ley de Ajuste Negrero

por Carlos Wotzkow


Una de las satisfacciones políticas más grandes que tengo en estos años que transcurren, es ver cada día los papelones de impotencia política que exhibe la España del PSOE. En su política pro-Al Quaida, Zapatero, el PSOE, y sus seguidores más notables, han retrocedido en el mundo diplomático unos 200 años. España ha vuelto a la época en que los cubanos y los norteamericanos los sacamos a patadas por donde más les gusta a ellos tomar. ¿Qué le falta a España para arreglarse nuevamente? Pues nada más que otra guerrita civil, otro General Francisco Franco, y otros 30 años más… ¡con la Gracia de Dios!

El desencajado de Zapatero (bufanda palestina al cuello) y el PSOE (con los desmentidos amanerados y los lloriqueos televisivos cotidianos de Moratinos) están autorizando las manifestaciones callejeras en las que la “s” de Israel aparece como una svástica nazi. Si el hecho no encerrara un mensaje simbólico repugnante, que venga Dios y nos lo niegue. España equipara a Israel con los promotores del holocausto y da así un espaldarazo a Irán en su afán de negar una de las tragedias humanas más terribles del siglo XX. Que España promueva tamaña ofensa contra el estado Hebreo, merece una condena. Pero que lo hagan sólo por ir a la contraria de los norteamericanos, eso merece un castigo.

Desde que el PSOE tomó el poder (canjeando la honra nacional por la mendicidad política), la España de Zapatero no ha hecho otra cosa que apoyar al terrorismo islámico en contra de los deseos de la comunidad internacional. Zapatero, quién lo duda ya, no sólo negocia con los terroristas de ETA (en contra de los deseos de sus víctimas nacionales), sino que ha negociado con todas las organizaciones terroristas del Islam un alto al fuego y un acuerdo tácito de mirar al otro lado a fin de no pagar otra cuota mortífera de votantes mal pagados. Sabido es que la España de Zapatero es un santuario de cuanto terrorista islámico (o de los Balcanes) necesite ser escondido.

Y bien, ahora la ha tocado el turno a estado de Israel. Ahora, Zapatero y sus seguidores, han echado a andar su inmensa maquinaria propagandística para enardecer las turbas analfabetas de la península y combatir su muy particular “eje del mal”. O sea, los Estados Unidos (porque los ignoran políticamente), Israel (porque es un país que SI se enfrenta a los que le agraden y no corre y esconder la cabeza al primer bombazo como hicieron los españoles tras la bofetadas de Madrid), y al Reino Unido (porque siguen sin darle pelotas en el asuntito sobre peñón de Gibraltar). Por suerte esa propaganda, a la que yo llamaría política de putas socialistas despechadas, no va muy lejos.

Sin embargo, el diálogo entre “civilizaciones” que el PSOE ha anunciado a bombo y platillo como una iniciativa propia para acercar aún más a los árabes a Europa, ha dejado a los negros sub-saharianos fuera del asunto. Al parecer, para los socialistas españoles ser negro (o cubano), es igual a ser “incivilizado”. Pero en fin, creo que no saben lo que se están perdiendo. Como cubano recuerdo aquella frase española que decía que el mejor invento de estos apestosos europeos en Cuba no habían sido las alpargatas, sino las mulatas. Por supuesto, la frase era machista y se refería a los hijos mestizos que las negras esclavas violadas traían al mundo gracias a la infidelidad de sus “civilizados” dueños.

Pues bien, yo creo (y lo digo muy sinceramente) que España debería implementar inmediatamente una Ley de Ajuste Negrero. Una ley similar a la Ley de Ajuste Cubano (sin importar si los pies llegan secos o mojados) para que se aplique inmediatamente en todo el territorio español. En primer lugar esto aumentaría la taza de la natalidad en la península y en Canarias, pues los negritos seguramente no se la pasarán comiendo tanta mierda mirando el fútbol. En segunda instancia, ello permitiría a las mujeres ibéricas gozar un poco más de la vida, pues los negros son más propensos a los placeres carnales que a las bofetadas con las cuales los españoles premian diariamente a sus esposas.

Pero en fin, mientras más jodido le vaya a todos estos pestilentes de mala muerte, mucho mejor. De momento, yo soy el primer cubano en reconocer con muchísimo gusto el estatuto de nación de la nueva República de Cataluña. Además, seré el primero en celebrar cada una de las nuevas repúblicas que de ese desgobierno central ubicado en la Moncloa se quieran separar. Es más ya soy un fiel simpatizante por una República Vasca independiente y a Zapatero, o a sus iguales del PP, les deseo otra República en Madrid. Eso sí, pero a condición de que contribuyan con la mitad de los ingresos comunitarios a mantener la Corona, esa piara de sanguijuelas que sólo gusta de tirarse fotos inmundas junto a dictadores como Castro.


Carlos Wotzkow
Bienne, Julio 22, 2006



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