¿Son las órdenes de Castro seguidas en la Casa Blanca?

por Carlos Wotzkow


Desconozco qué hacemos los cubanos del exilio que no protestamos enérgicamente contra esta administración norteamericana. El presidente George W. Bush, como nadie, nos ha dado la espalda y ha escogido el peor de los momentos. Estamos en un año crucial en el que permitir la muerte dulce del tirano implica aceptar una vil sucesión. Implica más, pues con los herederos llegarán los oportunistas del exilio que comprarán a los oportunistas de la disidencia y aquí no ha pasado nada.

El presidente Bush, para vergüenza republicana, se ha convertido en el dignatario norteamericano que más ha comerciado y vendido alimentos al dictador. No sólo ha violando la ley del embargo, sino que se ha burlado miserablemente de los derechos de todos aquellos cubanos (y norteamericanos) que perdieron propiedades durante la nacionalización masiva de todos sus bienes. ¿No es acaso ilícito vender al ladrón mercancías que luego serán vendidas en infraestructuras robadas? Le pregunto a los opositores del embargo: ¿han visto como abunda la Coca Cola en Cuba?

La actual administración que a duras penas dirige Bush se ha caracterizado, en lo que a Cuba respecta, por vendernos gatos por liebres. Por un lado nos ha dorado el chupete con la estafa de Radio y TV Martí. Emisoras que deberían cerrarse de inmediato porque no transmiten al pueblo cubano y fomentan la política de la botella laboral. Una de las tantas lacras de la cual se valió el dictador Castro para criticar al régimen anterior. Continuar permitiendo que 25 millones de los contribuyentes acaben en la basura es continuar dándole la razón a Castro de manera irresponsable.

Por otra parte, sigue la vergonzosa política de pies secos y pies mojados y nadie, NADIE, hace nada por detener esa injusticia cometida casi a diario contra nuestro pueblo. Esa política implantada por Clinton durante su mandato debiera haber sido derogada hace 6 años. Una administración, vale que lo añada, que sirviera para llenar de ineptos todas las agencias de seguridad de los Estados Unidos. Como nunca antes se habían visto en USA la cantidad de aduaneros iletrados, de agentes del FBI arrogantes, y mucho menos, las luchas intestinas que acabarán por desmantelar a la última de las agencias anticomunistas de aquel país: la CIA.

Nadie como Bush había puesto los servicios de inteligencia y el FBI a las órdenes del dictador cubano. No sólo la seguridad norteamericana ya baila al ritmo que le impone un simple anuncio del New York Times, sino que además basta que Fidel Castro diga que este u otro ciudadano son terroristas, para que los agentes imperiales irrumpan en su casa y violen su domicilio. ¿Cuántos de nosotros pudiéramos comprar toda una página del Granma para poner precio a la cabeza de Castro? Ellos (los del Granma) lo llamarían injerencia en los asuntos internos, ¿y usted?

En lo que representa la mayor acción represiva del gobierno norteamericano contra nuestra comunidad (después del secuestro del niño Elían en la Pequeña Habana), los agentes del FBI se están dando a la tarea de eliminar los últimos obstáculos que tenía Castro para campear a sus anchas en el territorio de los Estados Unidos. No sólo detienen a probados patriotas, sino además, les confiscan sus bienes como si de pronto tener una cuenta bancaria signifique un riesgo para la seguridad personal del senil dictador. ¿Quién en el FBI se preocupa por las cuentas de Castro? ¿Saben ellos cuantos terroristas pagan esas cuentas?

¿Cómo usurpó Fidel Castro el poder a Fulgencio Batista? Si mal no recuerdo, fue con el uso de las armas y conspirando desde México. ¿Creerá el FBI que Castro tumbó a Batista con un florerazo? ¿Apoyo Europa a Castro en base a comunicados diarios? Entonces, y sin pretender faltar el respeto a los que quieren conquistar el poder en Cuba con el uso de la lengua, ¿por qué los cubanos no podemos repetir la historia? ¿Por qué hay que aceptar que un gobierno mafioso imponga órdenes de búsqueda y captura contra todo aquél que quiera contrarrestarlo con sus mismos métodos?

Sin pretender faltar el respeto a los que quieren conquistar el poder en Cuba con el uso de la lengua, ¿por qué los cubanos no podemos repetir la historia? ¿Por qué hay que aceptar que un gobierno mafioso imponga órdenes de búsqueda y captura contra todo aquél que quiera contrarrestarlo con sus mismos métodos?

¿Por qué hay que aceptar que hoy llamen terroristas a los que otro día ellos mismos llamaron libertadores?

¿Alguien ligeramente cuerdo puede responderme estas preguntas?


Carlos Wotzkow
Bienne, Noviembre 22, 2005

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