Contingencia (a)moral: ¿quiénes somos? Por Carlos Wotzkow Hace unos minutos acabé de mascar un par de documentos relativos a Cuba. Leerlos me ha causado la misma impresión que sentía durante mi infancia cuando jugaba a los “buenos” y los “malos” debajo de la mata de gandul de mi vecino Pellón. No sé qué es lo que le pasa a muchos dirigentes del exilio y por ende, menos puedo imaginar lo que habita en los encarcelados cerebros de mis amiguitos de la disidencia interna.. Ni unos ni otros quieren recordar que los cubanos no tenemos (a excepción del período 1940-52) ningún pasado “democrático” y sin embargo, se la pasan vendiéndola como noticia. ¡Ah, Estrada Palma, que falta me harías ahora para explicarles a todos estos lo que se formó apenas 4 años después de nacida la República! Pero igual, por los nombres de las organizaciones que firman estos textos y por la gente que los dirige y los compone*, me apunto como el primer disidente de la próxima República de Cuba. Lo que ocurre hoy día con todas estas declaraciones de intención es muy fácil de ilustrar si utilizamos los dos mayores premios europeos como metáfora. Porque sí, queridos amiguitos, Europa sólo otorga premios a los arrepentidos. Nobel y Saharov no podrían ser mejores ejemplos. Y los premiados también, ¿o es que nadie recuerda los arrepentimientos de Payá y las declaraciones anti-asamblea de esas señoras que hoy se pasean por La Habana disfrazadas con sábanas? ¡Todos arrepentidos, de oponerse al tirano tal y como Dios manda! Y para colmo de males, como en la época en la que yo formaba parte de los buenos del gandul, la guerra del capulí queda prohibida, porque después no hay Batey que le quite las manchas a la ropa. Y no, no es una metáfora. Ahora estoy en el bando de los malos. No creo en el socialismo utópico que añora Raúl Rivero, ni me trago la “trascendencia” de una alianza en la que participen Cuesta Morúa junto a Olga Nodarse. No creo en las “Damas de Blanco”, ni en las imberbes “periodistas independientes” que han salido de Cuba a dar bombo y platillo por sus compañeras de caminata. Menos que menos, en ninguno de esos pacifistas que no entiendan que “pacifismo” en Europa, significa ser el más reaccionario entre los intolerantes. O sea, marxista o anarquista. Dios mío díselo: Dile que estamos como estamos no por culpa de Fidel Castro, sino porque somos un pueblo formado por 11 millones de comemierdas. ¡Mentecatos con ínfulas de Sancho Panza! Poetas premiados, disidentes premiados, analistas premiados, liberales premiados, opositores premiados,… En fin, piara de cretinos malacostumbrados. Premiados por el mismo vulgo de 1906: cubanos huelec…, arrastrados, lamebotas del primer baboso que les duerme con una hazaña de balsero. Seguidores del primer ex-relator de la dictadura que se ríe a carcajadas de nuestra ingenuidad bajo anticuadas gafas de sol. Representantes gratuitos de supuestos “movimientos” inmóviles de una supuesta disidencia interna. Llama la atención que ninguno de los comunicados hace mención a la necesaria unión de la familia cubana. Ya por eso, todos estos llamados de unidad invitan a la sospecha. Me dicen los que saben, que no debo mencionar nombres si es que quiero que me publiquen este texto. Pero me niego, renuncio al juego. Repugna ver a un tal Raúl Rivero llamando “plaga” a los balseros y repitiendo que el socialismo es un “excelente guión y una pésima puesta en escena”. Este asqueroso borracho (o ex-borracho, me da igual) todavía no tiene el valor de reconocer que en el capitalismo las personas son mucho más iguales. Náuseas produce eso de “educación para todos”. ¿Dónde vive este cretino que todavía no ha visto que en España, incluso en España, hay escuelas para todos? ¡Hay que ser cabrón, o un excelente oportunista, para escapársele a Fidel y tumbarle un salario a Zapatero! Es algo así como recibir el sueldo del mismo patrón sin que se entere el capataz. No debo decir nombres, pero quien firme un documento junto a la gente de Arco Progresista ya se falta el respeto a si mismo. Ergo, sobran comentarios. ¿Quién es Elsa Morejón Hernández? Ah perdón, es la excelentísima e indomable (escribiría la flamante periodista Claudia Marques Linares) esposa de Biscet. Y ¿quién es Martha Beatriz Roque Cabello? No la conozco. ¿Puede alguien enseñarme su pedigrí. ¿Chilla la disidente cuando la levantan en peso por la oreja? Pues si chilla no es pacífica y si no lo es, no clasifica. Por ende, lo único que necesita Cuba hoy día es políticos honestos y ya me doy cuenta que con tanto comunicado, a mucha de esa gente se le ha olvidado chequear en la despensa. Hacer resistencia pacífica en Europa significa, lo repito, ser de izquierdas, tirar cadenas sobre el tendido eléctrico de las centrales nucleares. Amarrarse a los raíles de línea y dejar que el tren les pase por encima. Tanto miedo se le tiene aquí a la energía nuclear que la irresponsabilidad es una forma “pacífica” de demostrar el descontento. Si por el contrario la cadena las tira un cabeza-rapada, entonces no es pacifismo, sino un acto de terrorismo. Oponerse pacíficamente en Europa implica llevar un pulóver del Che Guevara (en cualquier parte de este hipócrita continente), o de Bin-Laden (en Italia principalmente) y crear el caos, romper vidrieras, volcar automóviles, darle candela a los contenedores de basura, saquear negocios privados y cagarse públicamente en la madre de cualquier político. Entonces, discúlpenme, pero no les comprendo. Martha Beatriz Roque y sus lugartenientes quieren explicarle al mundo “quiénes son los pacíficos luchadores por la democracia en Cuba”, mientras Raúl Rivero quiere que sigamos en todo a los europeos. ¿Saben una cosa? Aquí, en Europa, nadie les comprenderá. Mucho menos si la primera dice que los reos en Cuba son presos políticos y el segundo dice que las Damas de Blanco son una organización apolítica. ¿En qué quedamos? ¿Cómo se puede ganar un premio político a costa de presos políticos y además ser una organización apolítica? ¿Cómo se entiende que la primera diga que los presos cubanos sufren abusos y el segundo repita (entrevista de por medio) que el trato en las prisiones de Castro es respetuoso? ¿Me piden mi opinión sobre la pena de muerte? Pues ahí va. Cuba es un país en el cual la pena de muerte para castigar los delitos de sangre tiene una larga tradición histórica. La que hay que abolir es la pena de muerte por discrepancias políticas. Un castigo que Castro ha institucionalizado incluso, para asesinar a esos “molestos” balseros que tanto afectan el sueño europeo de Raúl Rivero. Es más, él (Castro) sería el primero en no merecerla si de ideas se trata, pero por hechos…mejor no toquen esa tecla. Sé que son muchos los interesados en comprar parcelas de poder político con cuotas de perdón. Payá y su camarilla de payasos están entre los más avanzados. Arrepentido como Sajarov, ya se disculpó con los de la “asamblea”, pero de las pruebas que decía tener no hemos visto nada. Estoy de acuerdo en que los cambios económicos se demanden, pero la libertad es algo que se conquista y no sólo al filo del machete, sino en la clandestinidad, sin tantos comunicados, con más dignidad, con desobediencia frente al régimen, con sacrificio individual y sin tanta cámara de televisión. Hace unos días conocí a un grupo de cubanos libres que luchó por su libertad y la logró. Cierto es que no lograron la de Cuba, pero la propia, esa dignidad que los honra y hace libre como individuos, esa sí. La mayoría son ex-miembros de la brigada 2506. Quería comprobar en vivo todos esos extremismos e intolerancias que le achacan al exilio histórico alimañas como Rafael Rojas y Alejandro Armengol. ¡Y me quedé de piedra! Compartan con ellos, hablen con gente como Miguel Uria, háganlo con Félix Rodríguez, con Tito Rodríguez, con Mario Byrne, con Esteban Bovo, con Luís Crespo, con Carlos Hurtado, con Elias Seife. Verán que hablan con gente que también escucha. Verán que hablan con cubanos dignos. Verán que de ese grupo, ninguno les obligará a levantar la mano. ¿Saben por qué? Porque disentir es para ellos la palabra de orden. Le dan un valor a la diversidad que algunos, verdaderos intolerantes contra la dignidad, no comprenden. Ellos les explicarán mejor que nadie como la misma naturaleza del régimen no permite una disidencia creíble. Cuando uno demanda a un dictador la libertad, mejor es que tenga al menos algún recurso para exigirla. La libertad no se mendiga. Mientras los “demócratas” continúen creyendo que la posición europea es la correcta, no encontrarán eco en el mundo libre para obtener ayuda con presión. Al obeso de Rivero lo soltaron de prisión justo gracias a la presión. Lo trataron bien gracias a la presión. Por otra parte, muchos en este exilio no entendemos qué significa “unión indisoluble”, o “hacer constar que la lucha será pacífica”. Si les analizo literalmente, no cuenten conmigo, pero si les interpreto mal, tampoco. No me gustan ni los pendejos ni los hipócritas. ¡Pobre Biscet, ¿cómo puede sentirse un hombre al que nadie, ni siquiera su esposa, entiende? Más que defender la unanimidad hay que hacerle espacio y reverencia a la crítica. Si somos honestos, estamos en el mismo barco por una Cuba mejor y una república así no se resuelve cerrando la boca.. Sé que es incómodo que le salga a uno un incrédulo en cada recodo del camino, pero convénzale. Para eso todos tenemos los mismos recursos.. Para eso todos tenemos el mismo background. Para eso todos sabemos que nadie puede darnos clases de baile porque todos hemos habitado la casa del trompo. Garanticen, defiendan, e incluso estimulen la polémica. Cada uno de nosotros tiene el derecho de concebir la democracia de un modo diferente. A partir de ahí, “apoyar proyectos” (incluso el más violento) debe ser palabra de orden. Al fin y al cabo a Castro no lo van a tumbar los lloriqueos de Payá, ni los presos a los que la Unión Europea ignora, ni las asambleas en Río Verde, ni las toneladas de dinero que todos reciben allá por hacerse los gritones (pacíficos claro está). A Castro lo va a tumbar aquel que se niegue a besarle la mano, y no el que más besos le dé después de cada cachetada. Por ende, los verdaderos héroes de la Cuba de hoy son los hombres nuevos del Che. El vago, el ladrón, el jinetero y el hombre común que ya nada tienen que perder. Ese que acumula botellas vacías de ron en su balcón y cada vez que se va la luz le rompe el parabrisas a la perseguidora. Ese que cada vez que hay un apagón le rompe la vidriera al hijo-e-puta español que ha montado en Cuba un abusivo negocio. Ese que, si se pusiera ahora mismo un pulóver del Che Guevara, o de Bin-Laden, sí que pudiera ser llamado “pacifista europeo”.
Carlos Wotzkow * El autor se refiere a los textos “Juntarse, palabra de orden”; “Posición común de los demócratas cubanos” y “Cuba: la expiación de un poeta”. Todos, sospechosamente aparecidos uno detrás del otro. Así, por arte de magia, o por efecto de la telepatía democrática cubana.
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