ENVIDIA

por Carlos Wotzkow

Acabo de regresar de la Florida, no es mi primer viaje a esa maravillosa península, pero sí el primero desde que Europa, y más específicamente España, exteriorizaran su desprecio contra el país más libre del planeta con el único objetivo de congraciarse con el terrorismo musulmán. Me imagino lo feliz que deben sentirse los norteamericanos apañados por la verdad y sus leyes eternas guiadas por ideales inamovibles. Esa es la característica que mantiene a los estadounidenses calmados cuando el mundo entero les ataca. Y es que el odio que siente España y Europa por los estados Unidos va dictado por la envidia.

Mientras en la Florida usted pega un puntapié en la arena y te sale un fajo de billetes (pues la economía es pujante hasta no dar más), en España usted hace lo mismo y le sale un grupo de saharianos clandestinos mal pagados por los empresarios de la agricultura oportunista. Mientras en los Estados Unidos viven españoles como los Iglesias, los Banderas y hasta el connotado comunista Miguel Bosé, en España a nadie se le ocurre preguntarles por qué no regresan a su Patria donde los recibirían seguramente como héroes. Temen la respuesta claro: ¡mejor pasar inadvertidos entre tantos millonarios, que como campeones gilipollas entre tanto idiota!

Y si alguno no lo ha notado, España entera está cada día más inquieta. Cuál no será su ansiedad cuando el presidente Zapatero, electo gracias a sus concesiones a los terroristas islámicos, ahora está desintegrando la ilusoria nación que desgobierna con la ayuda inestimable de los extremistas vascos y catalanes. Tal parece desear que la reconquista de los moros no tenga un responsable único. ¡Nadie puede disfrutar más este escenario que un cubano como yo! Y es que mientras la prensa ibérica clama que el pueblo norteamericano le ha dado la espalda a la política exterior del presidente Bush, yo sólo he visto miles y miles de pegatinas en forma de lazo solidario en las que se lee: "We support our troops".

La coalición pro-familia en los Estados Unidos es otro de los ejemplos en los que España se comporta de manera anormal. Los del PP han decidido tirarse de los pelos en la calle contra las lesbianas y los homosexuales. Esto, después que en España se convirtiera en algo "simpático" y "progresista" el ser tortillera o maricón. Los norteamericanos en cambio, han argumentado de manera calmada cómo el matrimonio tradicional es el mejor ambiente para educar a los niños. Y mientras lo anterior continúa como verdad irrebatida, RTVE airea programa tras programa para dar a entender que los niños criados por los homosexuales son los más normales, "pues no crecen sexistas".

De acuerdo, pero sólo si ese término de "normal" es ese que se aplican los españoles a sí mismos.

¿Por qué son ahora los negros norteamericanos de New Orleans, los únicos por los que se preocupan los políticos de España? Mientras la televisión estatal oculta el desprecio que existe a todo tipo de inmigrante (sobretodo a los cubanos), la mala prensa ibérica exalta las absurdas canciones de los multimillonarios del Hip-Hop en las que se asegura que los negros sufren por culpa de George Bush. No puede un país ser nicho más perfecto para una población tan estúpida como aquel en el que la mayoría de su población se cree lo anterior. No hay otro país en Europa que haya hecho más publicidad a tipejos como Louis Farrakhan y Michael Moore. ¿Les basta?

En días pasados, RTVE criticaba a Jennifer López (puertorriqueña que donó millones cuando lo de las torres gemelas) por exhibirse con pieles en un desfile. Hoy, felicitaba a Bárbara Rey (una cualquiera española) por hacer lo mismo. Hace unos meses se acusaba al hermano del presidente Bush de ser un asesino por "permitir" la muerte de una parapléjica en la Florida. Hoy, como desde hace un mes, se seguía transmitiendo la celebración de la boda de un gitano que mató a un hombre (y se dio a la fuga) por conducir borracho y a exceso de velocidad. El asesino, dirán los españoles, depende del pasaporte y la ideología que posea.

Si el asesino es hijo de españoles, ha matado a más de 100'000 personas, o encarcelado a medio millón de seres humanos por discrepancias políticas, los españoles lo llamarán "Presidente Fidel Castro". Si por el contrario el supuesto "asesino" ha luchado por la libertad de Cuba, o a metido preso en Venezuela a todos los líderes de las guerrillas comunistas, el desgobierno de Zapatero y Moratinos (aún y sin pruebas de que sea culpable) clamará escándalo y emitirá declaraciones en aras de lograr su deportación a Venezuela. El servilismo español ante Castro es tal, que ni los políticos de la derecha española quedan libres de su culpa. ¿No es verdad Fraga?

Y para demostrarles lo que digo, he aquí una profecía. Hace unas semanas una Premio Nobel de chicote sucio, Rigoberta Menchú, puso una demanda judicial en un juzgado de España contra los militares de su país. Siguiendo la estrategia judicial, una organización del exilio cubano ha hecho lo mismo cumpliendo con todos los requisitos que exige la ley española. Vaticinio: la demanda de la indita va a ser aprobada y el estado español respaldará al poder judicial. En el caso que intenta enjuiciar al dictador cubano, el estado español presionará al poder judicial para que no afecte las relaciones con su esclavista predilecto en la cuenca del Caribe.

Pero, ¿cómo explicárselo al pueblo español, un vulgo que cree que manifestarse sólo junto a los inmigrantes árabes los hace solidarios? ¿Cómo explicárselo a estos que, por no parecer anti-patriotas, indultan a la Guardia Civil después de asesinar a palos a un infractor de tránsito? Si esto pasa en Miami los términos de "mafia" y "KKK" hubieran decorado el escándalo. La izquierda española (más o menos un 90 % de la juventud amante del botellón y la parranda) haría mejor en mandar a los inmigrantes a la escuela y enseñarles cómo deben responsabilizarse con sus propias familias. ¿O es que acaso es responsabilidad eso de tener 16 hijos para mandar a la mitad a poner bombas contra los civiles israelitas?

Ellos, los españoles, llaman a estos terroristas "pobres", u "obligados militantes".

El papel que los españoles debieran jugar (si es que quieren ser algún día un pueblo moderno) es el de reducir la interferencia del gobierno en muchos de sus mal llamados programas "sociales". Incluso, me atrevería a decir que con una conciencia de trabajo responsable se podría resolver el problema de la baja natalidad ibérica. Y aclaro, para los que no lo saben, que España ha devenido un país en el que los niños se planifican según se aumenten o reduzcan los fondos de cohesión europea. ¡Son, por sí mismos, incapaces de producir siquiera buenas noticias! Allá se cuentan más los muertos que los nacidos vivos, aunque esto cambia, claro esta, si se habla del sistema de salud del dictador cubano.

Ellos no quieren saber de votos sobre la constitución, sino de muertos estadounidenses en Irak. Los terroristas que allá ponen bombas y aniquilan a niños, ancianos y mujeres son, para los periodistas españoles "insurgentes". Mientras los norteamericanos se muestran decididos a pelear su Guerra contra el terrorismo, los españoles no hacen más que poner obstáculos con su planeada desinformación. Transmiten y retransmiten más los mensajes de Bin Laden que un discurso del presidente Bush y luego, van como perros falderos a congraciarse con la Condoleza Rice. Moratinos se ha arrastrado tanto, que no le queda ya rodillas.

Lo mismo pudiera decirse del anhelo de libertad de los cubanos. Nosotros amamos la libertad y por ello llevamos 46 años enfrentándonos a una tiranía que destruye no sólo a nuestros ciudadanos y a sus familias, sino al país entero. En cambio, España lleva el mismo número de años tirándole la toalla a Castro. Juzga en sus tribunales a cuanto reo sudamericano caiga en sus manos, pero a los espías de Fidel les permite entrar incluso a los archivos del CESID. Pregunten sino a las decrépitas famosas de la prensa del corazón. Y mientras esto es evidente, a nuestros exiliados se les prohíbe caminar pacíficamente con pancartas por las calles Madrid, se les demora su status migratorio, y se les trata como si fueran criminales de post guerra.

Esa envidia que España siente hacia los norteamericanos se transforma entonces en desprecio cuando de cubanos anticastristas se trata. Hemos seguido el camino equivocado. Si por ellos fuera, deberíamos regresar atrás y abrazar el marxismo y minimizar al individuo y aceptar el esclavismo extraterritorial de las empresas españolas. No hay dudas, los individuos cuentan, pero sólo si son comunistas demostrados: Maradona, Sabina, Bardem, Almodóvar, o cuanto premio Príncipe de Asturias me venga ahora a la memoria. Como que hemos decidido continuar en la amplia avenida que desarrolla al individuo y a su espíritu (así como a sus intrínsecos deseos de libertad) debemos ser excluidos.

Es como si acabaran de leerse el libro "1984" de George Orwell. Los cubanos debiéramos aprender a amar al Big Brother. La RTVE lo hace. La excusa de un niño como Elián González dando un discurso político frente a la embajada Suiza en La Habana es su corta edad. Pero, ¿cuál es la excusa de los reporteros de RTVE aplaudiendo y transmitiendo ese discurso desde La Habana? ¿Cómo puede un español "normal" sentirse más antiamericano que cubano? ¿Cómo pueden aceptar que se desee a los cubanos lo que ellos nunca aceptarían para sí? ¿Cómo pueden, por ejemplo, quedarse callados (o peor, conformes) ante tanta protección de ETA en Cuba?

La idea de que la derecha sobrepasa los límites de lo que la izquierda quiere ha devenido en España un eslogan. Más aún, se ha constituido en un pensamiento político arraigado y ha pasado a ser moda de política exterior y ley para los medios de prensa de aquel desfachatado país. El español promedio está opuesto a todo lo que tenga que ver con lo militar y sobretodo, porque hoy día ser militar está asociado a los yanquis y a lo anti-homosexual. En cambio, aman a Castro y su política en Cuba. ¿Cómo llamarles a todos estos gilipollas? ¿Cómo hacerles creer lo de la UMAP? Espero nunca tengan que defender con las armas en la mano a sus locas pacifistas del degüello islámico.

La izquierda española tiene todo el derecho a no creer en el uso de las armas. ¿Por qué entonces la derecha no tiene el mismo derecho ha creer lo opuesto? No conformes, la emprenden contra los que creen que el ejército se ha hecho para defender valores y no para distribuir agua potable. Alistarse en el ejército español hoy día es una vergüenza, a no ser que el que lo haga tenga vocación de franciscano. En la mochila, en vez de cantimplora llevan biberones. En vez de una granada en el cinto, llevan un móvil. Ah, pero no lo llevan para llamar a mamá y a papá y decirles que los extrañan, sino para informar a la prensa sobre las injusticias que cometen de sus camaradas norteamericanos en el campo de batalla.

"Prefiero morir a tener que defenderme", ha dicho el Ministro de las Fuerzas Armadas español. Un soldado armado es una violación a los derechos humanos, cree. Y nadie tiene el derecho a violar ese libertinaje de la semántica de izquierdas. Tan pronto las banderas blancas de España, Francia y Alemania se izaron frente al terrorismo islámico, los problemas para la administración de Bush comenzaron en Europa. Luego, la reelección de Bush demostró que la prensa europea mentía y que el pueblo norteamericano lo apoyaba. "Fueron los creyentes, han sido los ignorantes votantes católicos" al tiempo que iban hipócritas, a besar la mano de un nuevo Papa. Papa al que desprecian públicamente los de RTVE.

Por eso todo en la televisión española son malas noticias para Bush y sus seguidores: Irak, la seguridad social, Irán, los precios del combustible, Cuba, el huracán Katrina. ¿Cómo será la perreta de todos sus corresponsales al ver tantas pegatinas en los carros de esa gran nación con la frase "We support our troops"? Lamec… de Fidel Castro habría que llamar a todos estos españoles de hoy. A los de la prensa, por su larga relación y ayuda. A los del público, por su extraña aceptación ante tanta falsedad. La izquierda española cree, al igual que los liberales norteamericanos, que el favoritismo es esencial para hacer políticas de izquierda. ¡Bien sincronizados andan!

¿Qué les pasa a todos los españoles de principios que hoy día tienen responsabilidades políticas en aquel país?. ¿Será que ninguno sabe verdaderamente los valores que están en juego? ¿Cómo puede un país sobrevivir huelgas nacionales de transportistas por culpa de un centavo sanitario?. ¿Cómo puede llamársele "prensa libre" a un periodismo servil que respeta a la Casa Real tanto como el Granma respeta a Castro? A tal punto que hoy, la Vicepresidenta, Teresa Fernández de la Vega (ya bien lejana en años su menopausia) tenía contracciones de solidaridad con la quijotesca princesita de Asturias..

Estoy seguro que algún ciudadano honesto quedará en España. Estoy incluso mucho más convencido de que al menos lo será consigo mismo y entonces, ¿por qué tanto derroche de pasividad y silencio? ¿Cómo pueden los periodistas de honor (que los hay) ignorar este goteo constante de arbitrariedad e infamia? La divulgación constante de mentiras sin pruebas debe tener una rienda que la frene. Uno puede ignorar muchas de esas bazofias durante un tiempo, pero al final, si no las atajan, salen todos perjudicados si en el techo de la casa aparece un agujero. ¡Españoles tomen nota, al techo de España le faltan un montón de tejas y los huracanes ya están llegando a Europa!


Carlos Wotzkow
Bienne, Octubre 18, 2005


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