Alejandro Armengol y sus servicios a Fidel Castro

"Official Pentagon sources declare they are aware that Cuba has bacteriological weapons" but "we cannot discuss what we know because there's a political decision to not rock the boat, yet we are concerned"

The Miami Herald


¡Que malo es tener mala memoria! Busqué la cita del Miami Herald no por provocar, sino por desmemoriado. Soy incapaz de afirmar que Alejandro Armengol tenga una "agenda" castrista que cumplir. "Agenda" implicaría tener cierta autonomía y un nivel de inteligencia que le permita desarrollar ideas propias y adaptarlas a las circunstancias. Pero Armengol no tiene ni la una, ni la otra. Él cumple órdenes y en estos días, ¿de qué otra cosa nos podría hablar? Tenía que hacerlo del ex subsecretario de Estado para el Control de Armas John Bolton y del cubano Luís Posada Carriles. Dos temas que permiten a Castro hacer de la necesaria cruzada antiterrorista norteamericana un bumerang mediático en contra sus víctimas.

No voy a ocuparme nuevamente de la guerra biológica que el estado cubano ha intentado implementar en varias oportunidades (que yo sepa) contra los Estados Unidos. Mis convicciones respecto al asunto ya han sido claras y examinadas en más de una ocasión por los especialistas de la inteligencia interesados. Para despejar los entuertos partidistas del Senador Demócrata Christopher J. Dodd, remito a los lectores al artículo: "¿Persigue Cuba armas biológicas?: una vindicación del exilio."(1). Leyendo ese texto de 2003, podrán ver cuán forzado es arrastrar esa polémica hasta el día de hoy para, sin asomo de pudor, hablar de agendas "político-ideológicas" y vindicar a Castro desde una tribuna en el exilio.

Al mismo tiempo, insto a todos (y me disculpo de antemano por hacerles perder el tiempo) a leerse también el texto integro de Alejandro Armengol en la página electrónica "Encuentro en la Red". Encuentro en la Red, para los que no lo saben, es una publicación "apolítica" que excluye de su sección de "opinión" a todas aquellas que sean contrarias a la continuidad de la revolución cubana. Encuentro no admite a nadie que no sea dialoguero declarado. Menos que menos, a los que se opongan al reciclaje del poder que añoran algunos desde el exilio. O sea, nada de gente "explosiva", sino intelectuales de alto vuelo. Sí, ya sé que a veces parece una manía, pero invariablemente se me antojan nombres. Discúlpame Rafael Rojas.

El método de redacción de Alejandro Armengol es puramente "granmatical". Pero no es un error gramatical de mi parte, sino un método diseñado literalmente en el Granma, y enviado a cuanta página electrónica se preste a publicar las "investigaciones" de ese selecto periodista. Cuando uno tiene poco que decir, o nada que probar, un texto largo y aburrido como el de marras (2) se impone. Está táctica es simple. Usted ofrece hipótesis y juega con ellas. Repite los argumentos a favor de la agenda de sus jefes y sólo "balancea" la información con una escueta nota negativa no argumentada del contrario. Para los que no tengan la paciencia necesaria, he aquí un par de ejemplos para demostrarles cómo funciona el método.

Hay, -según Alejandro Armengol- un vínculo entre la nominación de John Bolton y la campaña para lograr el enjuiciamiento de Luís Posada Carriles. Lo hay, porque al ilustre Armengol y al Departamento América (¡Ups, se me fue¡) les sale de sus santísimos polluelos. ¿Sabían ustedes que hay un vínculo entre la margarina y la electricidad? Pues sí, porque sin la primera no podríamos preservar a la segunda en su estado sólido, ni mucho menos ordeñar las vacas y contar con la materia prima para hacerla. Hay un vínculo camuflado entre los textos de Alejandro Armengol y los mensajes que La Habana quiere hacer llegar a Bush; de lo contrario, no tendríamos necesidad de demostrar que son idénticos.

Armengol tiene la encomienda de repetir (para hacernos creer) durante todo su largo y tedioso discurso que la manipulación de la información nos llega desde la Casa Blanca. Es más, tiene la temeridad impúdica de afirmar a través de todo el texto, que Washington recibe las órdenes respecto a Cuba (por interés electoral) desde Miami. Para él, como para todos los histéricos de la extrema izquierda, es inconcebible que se nomine a alguien llamado John Bolton. ¿Es nuevo este mensaje de Armengol? Para nada. Todavía recuerdo como el "explosivo" periodista no admitía la victoria electoral del presidente Bush. En aquellos días, estaba el pobre que "no admitía que alguien le llevara la contraria."

Sacrílego le resulta al compañero que el presidente Bush trate de nombrar un diplomático de su confianza. Quiere imponernos -dice Armengol- un diplomático con "una carencia total de cualidades", un individuo "siempre deseoso de imponer sus criterios y nunca interesado en negociar un acuerdo". "Más dispuesto a despedir a quien le cuestiona un argumento que a escuchar a alguien que discrepa de sus opiniones." Y aquí, me acabo de perder, ¿de quién estaba hablando? ¿De Fidel Castro, o de John Bolton? Pero si se nomina a alguien que debe representar a la nación norteamericana, qué tiene de mala la candidatura del Johnny? ¿O es que ahora a los embajadores norteamericanos se les da el place en el Municipio Plaza?

Entre la fe (respecto a sus deseos de extradición de Luís Posada Carriles) y la verdad (en contra de un trabajo para Bolton) distinguido Alejandro, no existen conexiones válidas. Ambas historias, si nos ajustamos a la estricta verdad, son antitéticas. Es decir, tener fe (como tú la tienes en la entrega de Carriles a los hermanos Castro) sólo demuestra que posees un gran interés en el éxito de tus hermanos bolivarianos. Máxime, cuando se carece de las evidencias que demuestran afirmar todo lo que afirmas. Pero, ¿cómo explicártelo si ni siquiera has notado que tu fe en Fidel Castro te ha hecho intolerante a otras opiniones? ¿Cómo vas a creer en la existencia de hechos que resulten inconvenientes a tu labor desestabilizadora dentro del exilio?

Y es que Armengol vive en Miami, pero no se ha enterado de que va la democracia norteamericana. En vez de estudiar un poquito los preceptos fundacionales de la ley anglo-americana (Blackstone, Montesquieu y Locke entre muchos otros), Alejandrito tiene fe en la justicia de la revolución cubana. Antibíblico el nene, estaría encantado de cambiar la revolución americana por una versión a la francesa. Es decir, pura masacre. ¡Como en Ruanda! Así lo pidió hace unos meses cuando intentaba con sus textos llamar a la desobediencia cívica en Miami y en todos los Estados Unidos para protestar por le re-elección del presidente Bush. Revolucionario el niño. Tal parece que no le sienta muy bien el calor y los sándwiches cubanos.

De que el gordito es tolerante que no nos quede ni una duda. Tolera a sus jefes cubanos con una docilidad que espanta. Pero al grano, vean con este ejemplo resumido cómo Armengol nos da "su" opinión al más puro estilo granmatical. Sería algo más o menos así: "Bolton mintió sobre el potencial de de guerra biológica de Cuba; sus asistentes lo contradicen; intentó despedirles arbitrariamente; la CIA y el FBI no cree en los desertores; Ana Belén Montes es una santa; los cinco espías impidieron acciones terroristas de los cubanos del exilio. Los americanos son todos unos tontos que se dejan manipular por la línea dura de Miami" Y entonces, para equilibrar, la última frase: "los ultra conservadores anexionistas de Miami lo niegan todo".

Vamos, repita ese método una y otra vez durante 9 largos y repetitivos folios y si el mensaje no pasa, es que el lector es un tarado. No son creíbles, por obra y gracia de Marx, Lenín y el espíritu castrista de Armengol, las declaraciones de Azpillaga. No son creíbles tampoco, las declaraciones del Dr. José de la Fuente. Al ruso "traidor" que se cambió el nombre, Armengol no le otorga ninguna credibilidad. John Bolton es para el periodista poco menos que un descarado autoritario. El Dr. Manuel Cereijo, o aquel que escribió un texto escalofriante sobre el dengue desde Puerto Rico, no son siquiera dignos de mencionar. La comunidad de la inteligencia norteamericana es de confiar sólo cuando anuncia que "no se sabe con certeza si Cuba posee o no un programa en ejecución de armas biológicas."

¿Qué quiere decir "no saber con certeza" para Armengol? Quiere decir que, al no haber total seguridad de que Fidel sea malo, los norteamericanos harían mucho mejor en bajar la guardia y darle un impulso a las relaciones comerciales de sus granjeros sin escrúpulos. O sea, dar oportunidad a otro brote de enfermedades sospechosas llegadas a Estados Unidos vía las aves migratorias (y en estado latente después de nuestras denuncias), o aún peor, permitir la introducción en Cuba de la enfermedad de las vacas locas por la vía de unas bellísimas terneras lecheras. Lo peor que tienen estos periodistas de Castro allá en Miami, no es lo mucho que les gusta la margarina, sino lo poco que saben sobre ciencia. Terrible servicio le brindan con esa abogacía al pueblo de su propio país.

No voy a preguntarle a Armengol quién desayunará con la margarina de esas terneras pues no quiero abusar de su intelecto. En cambio, ¿por qué no regresamos al meollo del asunto y por ejemplo, damos la misma información que el tenía de una forma menos granmatical? O sea: "Fidel jamás ha ocultado sus vínculos y su simpatía con el terrorismo internacional. Uno tras otro, desde la década de los años 90, varios desertores desvinculados entre sí han hecho la misma denuncia relativa a los programas de guerra biológica desarrollados en diferentes instituciones cubanas. Los razonamientos que hacen creer en esto han sido expuestos una y otra vez, de forma independiente, a lo largo de más de 15 años.

Los servicios secretos norteamericanos, que saben que Castro no es un hombre digno de confianza, sí se han tomado el asunto muy en serio. No hay un reporte (que no sea partidista como los originados por Christopher Dodd, o Wayne Smith), que diga que los desertores mienten. La ONU, la misma organización corrupta a la que Bolton podría señalar, ha hecho de Cuba un "paraíso intocable" para terroristas. Desde que Castro ha sido señalado como promotor de esos programas, la cabeza de todos los cubanos que trabajaban en esos "Centros Biomédicos Cubanos" y que fueron mencionados por el exilio no han parado de rodar. Los servicios sanitarios en el Centro de Biotecnología por ejemplo, estuvieron tupidos durante toda la semana que duró una de esas purgas".

Que no es broma, el miedo al plan pijama provocó el relajamiento de esfínteres sin excepción. Se los juro, hasta Suiza (y por la vía de una llamada de súplica pagada en dólares desde un robado hotel), llegó el olor. Y ahora, para rematar y darle un poco de equilibrio a mi noticia partidista de extrema derecha, he aquí la otra parte de la historia: Alejandro Armengol, el niño lindo del Nuevo Herald, la estrella periodística de Encuentro en la Red que vive allá en Miami, lo pone todo en duda. Para él, John Bolton (no Ana Belén Montes), producto de una conducta reprobable, produjo información que apoyaba y confirmaba sus puntos de vista. ¡Estamos hechos!

Los conservadores han visto al terrorismo (sobretodo después del 11 de Septiembre del 2001) como una obligada llamada a la guerra en defensa de su propia supervivencia. Estados Unidos, querido Armengol, no es como tu Cuba estalinista. Allá, donde tú vives, donde tanto comes y donde tanto alivias, las leyes hay que hacerlas, no para satisfacer al grupúsculo comunista del Dade County, sino para proteger a la mayoría del pueblo. Los de la izquierda más reaccionaria (Armengol entre los más notados, mas no entre los más notables) sólo están interesados en preparar la defensa y la terapia psicológica de los terroristas atacantes. Ahí está Guantánamo, "el GULAG de Bush". ¡Hay que ser en extremo temerario!

Poco me importa caer dentro de la clasificación de la "línea dura de Miami". La "moderación y la mesura", no fueron las dos primeras ideas que invadieron mi mente al ver las torres gemelas de Nueva York desmoronarse. No eran gente de mi pueblo, pero tres mil almas despedazadas entre los escombros son, cuando menos, algo para no olvidar. Lo anterior me motiva unas preguntas. ¿Ha habido algún momento más dramático en la historia reciente de los Estados Unidos? ¿Cómo entonces, periódicos como el Nuevo Herald y la Revista Encuentro publican a estos personajes cuya apología (por omisión) del terrorismo es evidente? ¿Cómo pueden autodenominarse "equilibrados y apolíticos"?

Pongámoslo mejor en estos términos: El Nuevo Herald y Encuentro en la Red (como si se trataran de las Al Jazeeras cubanas del exilio) dan constante cobertura a la agenda política de Fidel Castro contra los Estados Unidos. ¿Queda algo por decir sobre las motivaciones de ambas plataformas propagandísticas? Armengol, entre otros, es ese tipo de "love-me-or-hate-me". El clásico quedado que ha salido de Cuba para corroer nuestra unidad con ayuda de la libertad que aquí disfruta. A él, como a Rafael Rojas, lo adoran unos cuantos tontos por sus cualidades "moderadas". En lo personal, identificado el cacareo, no veo problemas frente a este tipo de contrincantes desplumados.

Tanto Armangol como Rojas llevan varios años haciendo "cottage industry" para desacreditar al exilio histórico en los Estados Unidos. Por desgracia para ellos, sus ataques van a veces dirigidos contra los principios religiosos, los complejos étnicos y sobre todo los bolsillos de quienes hoy les pagan. Va y un día se dan cuenta. Pero que no queden dudas: los de la derecha no somos "nice people," porque al fin y al cabo, "we are all white Christians." Y si no, pregúntenselo al gran intelectual del Holguín. Un negrito acomplejado que ha fundado partido en la Florida. Todo un talento de la raza que, por extraña coincidencia, va contándole a todo el mundo la suerte sexual que disfruta con las blancas. ¡No si yo te digo!

Fidel está que trinca de tantas malas noticias. Es decir, de un desmayo se trinca como nada un tropezón. No hace mucho lo vimos efectuando un aterrizaje forzoso a los pies de Elían. Como metáfora no tenía desperdicio: el viejo dictador besándole los pies al niño balsero. Para colmo de males, la otrora habilidad con que contaba para elevar las simpatías de los europeos por la vía de sus cortesanas intelectuales, se ha convertido en una pesadilla que sólo logra elevarles la presión sanguínea. Cada día son menos los europeos que le dan pelota, y una inmensa mayoría (a excepción de Zapatero), lo detestan. Sin embargo, Alejandro nos advierte. La transición ya se ha puesto en marcha; el General de Brigada Jesús Bermúdez Cutillo la encabeza.

Pues lo siento, pero se equivoca otra vez. La transición ya se ha puesto en marcha, pero el club y los high-rankings no incluyen a ese hombre de las FAR. Por el contrario, todos son ese tipo de gente que a Armengol le gusta. Militares decididos a no darle tregua a la gusanera de Miami. Gente que no admite, ni necesita, ningún tipo de dialogo. Gente para la que, tal vez, Armengol esté trabajando sin saber. Gente que quizás ni conozca, pero que lo están utilizando. ¿Cómo decías?, ¿explosivo?, ¿alguien que no admite que le lleven la contraria? Tienes razón. Y dicho y reafirmado todo por escrito, acabo con el tema recordando una oportuna frase de Theodore Roosevelt: "There is only one quality worse than hardness of the heart and that is softness of the head."


Carlos Wotzkow
Junio 25, 2005


(1)Wotzkow, Carlos (2003): ¿Persigue Cuba armas biológicas?: una vindicación del exilio." Sociedad Económica Amigos del País. Revista Guaracabuya. La Nueva Cuba, Cubanet. Marzo 23, 2003.

(2) Armengol, Alejandro (2005): Zánganos y Avispas. Encuentro en la Red. Opinión. Junio 24, 2004.


Éste y otros excelentes artículos del mismo AUTOR aparecen en la REVISTA GUARACABUYA con dirección electrónica de:

www.amigospais-guaracabuya.org