PROPAGANDA CASTRISTA: MODO DE EMPLEO

Por Carlos Wotzkow

Elizardo Sánchez ¿agente de Castro? No, no, no tan rápido. Pare cochero. Todo es posible, pero...

Apenas dos días después de mi liberación de Villa Marista, un mulato que trabajaba para la Seguridad del Estado me dijo, en la tenebrosa oficina 070 del aeropuerto internacional José Martí, “que si no me portaba bien y no les alertaba sobre los intereses de los gringos que trabajaban conmigo, ellos se inventaban la historia más inverosímil, la hacían gráficamente creíble, y me cagaban la vida”.

Ya antes en Villa Marista me habían preguntado sobre el paradero de mi uniforme de Ranger, porque un tipo que se había hecho piloto deportivo, buzo, y tenía conocimientos de alpinismo no podía trabajar con norteamericanos mirando pajaritos. Por lo menos un aprendiz de espía debía ser. Lo recuerdo como si fuese hoy, porque a mis 25 años las palabras que siguieron no me resultaron graciosas, y cito: “si te tenemos que enseñar una foto tuya en uniforme de marine y hablando con el mismísimo Ronald Reagan te la fabricamos”.

¿Qué quiero decir con esto? Pues que la medicina castrista (o sea, su propaganda) hay que tomarla con mucho cuidado. Puede que si no lo hacemos así, la delicada armonía que nos une contra Castro termine como en la fiesta del Guatao. La prueba es que desde que el viejo dictador empezó a morirse (palabras basadas en los comentarios y rumores difundidos en el exilio) han salido tantos representantes y candidatos políticos para Cuba, que mejor sería dejarla dividida en 14 provincias a ver si cada uno gobierna una. Eso sí, a mi me dejan la alcaldía de Taco Taco.

Por eso, es que ahora les envío este “Modo de Empleo”, pues si la onda del exiliado es cuestión de automedicarse, al menos con él sabrán a que atenerse cuando aparezcan los indeseables e irremediables efectos secundarios.


Propaganda Castrista ®

¿Qué es la propaganda castrista y cuándo debe usarse?

Este producto contiene el mismo principio activo de la leche magnesia (es decir, provoca cagaleras). El régimen de Cuba lo utiliza cada vez que quiere echar a pelear a todos los miembros activos del exilio y para ello, utiliza otros productos (léase laboratorios de socialdemócratas o socialistas cubano-europeos) no registrados, pero que intentan pasar inadvertidos dentro de la población de cubanos que lo atacan.

¿Qué hay que tener en cuenta durante su uso?

Lo primero es no dar a este laxante más crédito del que merece. Como la leche de magnesia, la propaganda castrista está hecha para hacernos sentir peor y si no se tiene en cuenta este detalle, los servicios sanitarios se desbordan y la relajación del esfínter se hace extremadamente contagiosa e incluso irreversible.

Atención: Una ingestión prolongada de propaganda castrista puede definitivamente convertirnos en mierda (se excluye el sentido figurado). Miren sino la reacción de pacientes como Eloy Gutierrez Menoyo y sus asociados en Miami, en Suecia y Cuba.

¿Cuándo no debe ser utilizada la propaganda castrista?

Ante todo no debe ser utilizada por personas con el corazón en su sitio, ni por aquellos a los cuales las neuronas todavía le hagan falta. Deben evitar de utilizar este laxante todos los cubanos que quieran el bienestar de Cuba. Pero no tiene uso restringido para aquellos cuyo único interés sea el de quitar a un tirano para ponerse ellos en su puesto.

Atención: Son realmente alérgicos a este laxante la gente honesta, pero puede servir de mucho en forma de supositorios a los políticos interesados en el poder de dentro y de afuera.

Tomando en cuenta la epidemia de estreñimiento político que azota al exilio en estos días ¿cuáles son las precauciones a tomar a la hora de comprar este producto?

1.- No se olvide de los presos que sufren actualmente en Cuba. Esa gente, excelente, buena, mediocre o regular, sufren el hambre, los abusos, las enfermedades más insospechadas, y muchísima soledad. No se olvide de los presos, crea o no usted en ellos, crea usted o no en lo que ellos defienden, apóyenlos. Es una obligación moral y ética incuestionable.

2.- No se olviden de ningún cubano muerto por culpa del castrismo. No reemplace a los muertos según estos sean noticia. Recuérdele siempre al mundo las matanzas de los años 60, la de la rastra que asesinó a los combatientes de Girón, los fusilamientos sin juicio del Escambray, las víctimas del remolcador 13 de Marzo, la injusta suerte de los pilotos de Hermanos al Rescate, la de los 3 balseros de hace unos días y las que de los que todavía (por desgracia) están por perecer. No olvide ninguna muerte. Escriba siempre sobre ellas.

3.- No se ocupe usted tanto de la fidelidad de uno u otro disidente (menos de esos que han cumplido largas condenas) y reflexionemos en la verdadera causa (motivo) que intenta convertirlos de un día para el otro en excremento. Por principio, dude de toda eyección producida por ese laxante, o por sus similares comerciales en Europa, México y los mismísimos Estados Unidos.

4.- Utilice el contexto general de la política cubana y en vez de estar cuestionando a cada una de las organizaciones anti-castristas según la noticia de turno y las posiciones encontradas, descarte las que son verdaderamente inservibles. A estas alturas, es obvio que el principal enemigo de una transición a la democracia en Cuba es el propio gobierno de Castro, Cambio Cubano, y todos aquellos que les apoyan. Si no me cree, imprima este texto y manténgalo como recordatorio.

5.- No se faje con George W. Bush si no le gusta, o si está disgustado con su política exterior respecto a Cuba. Escriba sobre lo inhumano que resulta negociar los términos de cárcel con un tirano y no vote por él. Pero sobretodo, no diga que le va a negar su voto y después no cumpla. En lugar de desojar la margarita entre los republicanos y los demócratas, regálele a su país anfitrión un presidente demócrata. Alguien como Serrano, alguno como Rangel o cualquier alimaña similar que se postule.

¿Puede consumirse este laxante durante la gestación?

No, absolutamente prohibido, so pena de abortar un monstruo en vez de un niño para el futuro de la Patria.

¿Cómo utilizarlo y qué dosis usar?

Como jarabe, hágale tomar un par de cucharadas en cada encuentro a los sabios idiotas no-cubanos que no conozcan el producto.

En forma de tabletas, ofrézcale el derecho de prueba a aquellos compatriotas que pongan en duda su eficacia. Si no la aceptan, desconfíe de ellos.

En supositorios regálele un paquete entero (50 unidades) a todos los politiqueros (cubanos y extranjeros) de la extrema izquierda, el centro izquierda y la extrema derecha. Al fin y al cabo, a la vuelta del colegio todos se dan la mano.

¿Qué más hay que tener en cuenta a la hora de consumir este laxante?

Los productos similares a la leche de magnesia no deben ser administrados a las personas alérgicas al marxismo. En cambio, no tiene efectos de ninguna clase en aquellos que todavía hacen apología de ese veneno.

Cuando usted ofrece propaganda castrista a un socialdemócrata es como si le invitara a nadar en su propio caldo de cultivo. No importa si el producto trabaja sobre entidades a 40, o a –10 C°. Ni la latitud ni la longitud cambian la estructura molecular de la caca. Ni siquiera se ponen verdes al ingerir este laxante cuando está vencido, pues para cagar al prójimo cualquier cosa les sirve.

¿Dónde se obtiene este laxante?

Usted puede obtener propaganda castrista en todo el mundo, a través de Internet y hasta por boca de personas no autorizadas ni interesadas en propagarla. Es, contrario a lo que se pueda creer, extremadamente volátil.


Carlos Wotzkow
Bienne, Agosto 20, 2003

Las credenciales específicas del columnista Carlos Wotzkow están descritas para información del lector en:

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