¿DISCULPAS A ESPAÑA?

Por Carlos Wotzkow

"En política, como en la caza del zorro,
es preciso no ir nunca delante de los perros,
sino detrás de ellos."

José Martí

El día 18 de junio, cuatro exiliados cubanos de la plataforma "Cuba Democracia ¡Ya!" de Madrid, emitieron una carta "en nombre de millones de cubanos" (¿...?), en la que ellos y "otros exiliados de Europa" y Brasil, se disculpaban por las manifestaciones organizadas por Castro frente a la embajada española en La Habana. Si la vida encierra paradojas, esta es una de ellas y tal vez, la mejor manifestación que contra España ha tenido lugar desde que nos liberamos del sangriento yugo que nos bañó en sangre durante más de 400 años. Está claro que hubiéramos preferido otro contexto para recordarle la madre a Valeriano Wyler, pero el pueblo fue sabio y no desperdició la oportunidad.

Para criticar a tanto oportunista venido a mal en un país convertido en prisión, ¡del lobo un pelo!

Antes de empezar a explicar la afirmación que antecede, debo decirles que conozco y contacté a varios de los supuestos firmantes de esa carta. Por eso, es que afirmo que tal vez la firmaron unos cuatro (a lo sumo), pues las respuestas de los contactados fueron sorprendentes. El 75% de los compatriotas que ahí aparecen firmando PO ("por orden") desconocían incluso la existencia de la carta y ninguno (o sea, el 100 % de los que no la conocían) estaba de acuerdo con el contenido. ¿Qué lleva entonces a unos señores a firmar un documento tan ridículo como el que nos atañe? Si tenemos un ápice de memoria histórica la respuesta es desdichadamente una: politiquería barata. Y esto, para ser respetuoso y no mencionar las pestañas del elefante.

Según las normas del comportamiento humano, aquel que pide disculpas por gusto es, o un individuo inseguro, o un interesado, o un adulador. Pero aquel que se las pide a quien más daño político le ha causado a su pueblo, es un lacayo y será un lacayo de la política y de los intereses políticos por el resto de sus días. Ese tipo de gente podrá sentirse un exiliado opositor hoy, pero mañana no pasará la categoría de adulador del gobierno electo democráticamente. Pues bien, eso es lo que caracteriza a los que anteponen la política a la ética y la moral, y servirán de voceros a cualquier orador de pacotilla, según su enternecido corazón se los indique oportuno. Así las cosas, no hace falta que les diga que, al que le sirva el sayo...

Si alguien en este hipócrita planeta debe pedir disculpas a los cubanos, ese callado agresor es el pueblo español, la corona española y toda la clase política de España. Desde los nacionalistas vascos, catalanes y gallegos, hasta el casto y aburrido principito que sólo otorga premios de Asturias a los "talentos" de la izquierda (me imagino pronto se lo otorgará a Janet Reno y a Hugo Chávez *), todos, sin excepción, han observado cometer los crímenes contra el pueblo cubano durante 45 años y no han protestado. Por el contrario, se han dedicado virar la cara de la manera más impúdica, o a condecorar con gran regocijo al asesino más cruel que existe en el Caribe.

Para sustentar lo que hasta ahora he afirmado, veamos algunas (no todas, pues el rosario de vilezas es infinito) de las patrañas por las cuales España debe ser excluida de la lista de países amigos de Cuba. Y diría más. Si el futuro gobierno de Cuba es consecuente con la historia y con su pueblo, debería romper todo tipo de relaciones diplomáticas con España, expulsar de Cuba a todos sus ciudadanos, confiscar todas sus propiedades obtenidas durante la dictadura y no aceptar ningún tipo de relación comercial o política con ellos hasta tanto el presidente de su gobierno y el rey en persona, pidan oficialmente disculpas al pueblo cubano.

¿Qué el orgullo de toreros dinásticos no se los permite? ¿Y a mi qué?

En lo social, España debería pedir disculpas al pueblo de Cuba por contribuir impenitentemente a la prostitución de miles de niñas cubanas. Los españoles que hoy visitan Cuba saben que esas niñas se venden para sobrevivir. Ninguno de esos viejos babosos puede demostrar su ingenuidad. Van a Cuba a reír las gracias del otro anciano con tal de llevarse a la cama a algunas criaturas que bien pudieran ser sus nietas. Eso se llama turismo sexual, sólo que ellos lo reconocen cuando es un joven cubano el que para salir de la miseria, tiene que acostarse con una viaja actriz, tan famosa como asquerosa. ¿Me leen Sarita y compañía, o padecen cataratas?

Tanto me conmueven esas disculpas a Aznar, que no puedo dejar de mencionarles la "Escuela al Campo". Durante años, Fidel Castro dijo que los adolescentes cubanos debían trabajar en la agricultura para pagar a la revolución los estudios que esta les proporcionaba. Hoy en cambio, tal parece que debemos pagárselos a Tabacalera S.A. Nuestros estudiantes trabajan ahora largas jornadas en la vega y sin percibir nada a cambio. ¿Es para pagar estudios, o para enriquecer los bolsillos de los que además nos roban la inocencia? La industria del tabaco que ellos controlan, y que antes pertenecía al trabajador cubano, está acabando además con las mejores tierras que quedaban en Pinar del Río. En esto, cuentan con la inestimable ayuda de otros despreciables inversores: los franceses.

La destrucción del medio ambiente en Cuba es otro de los regalos que las futuras generaciones de cubanos deberemos agradecer a los españoles. Pero no les hablo de las talas indiscriminadas de hace 500 años para construir el Palacio del Escorial o la Armada Invencible (que tanta madera preciosa cubana inútilmente consumió), sino de la destrucción de múltiples parajes naturales como Cayo Coco, y que han sido saturados de horrendas instalaciones hoteleras al borde del mar. Lo que antes era un "paisaje natural protegido", hoy no es otra cosa que un cayo donde los ibéricos con cierto poder adquisitivo van a montar caballo y así, destrozar la escasa vegetación que protege de la erosión a las mayores dunas del archipiélago.

Quizás debamos disculparnos con Aznar por las enfermedades venéreas que los locutores en RTVE dicen los cubanos les transmitimos. O tal vez debamos reírles la gracia cuando dejan entender que los 10 dólares que un cubano gana son un salario digno, mientras que los 160 que recibe un minero ruso son una "miseria producida por el capitalismo salvaje". A lo mejor nuestros compatriotas de Madrid tienen también algo que agradecerle a Llamazares, o algo por lo cual disculparse ante Zapatero. Quién sabe, en este caleidoscopio de la política española todo es posible.

Recuerdo que no hace mucho otro artículo firmado en España decía que las calles de Madrid eran nuestras. Y me caí de la risa. Es como decir que los del PSOE fueron a la Puerta del Sol para solidarizarse con los cubanos, cuando todo el mundo sabe que fueron para robar cámara y boicotear la rara unidad del exilio que se observaba en Madrid por esos días. Y sino, que se lo pregunten a ese filósofo de gafas multicolores que vive de las manifestaciones, o al cámara español golpeado por los secuaces en la embajada cubana de París. Esos sí que son los protagonistas de las noticias españolas, y no las manifestaciones, ni sus ignoradas reivindicaciones.

En lo económico, España deberá pedir disculpas al pueblo de Cuba por haber utilizado a sus trabajadores como mano de obra esclava. No, no se trata de mano de obra barata. Se trata de esclavitud extraterritorial, que es un término que le viene como anillo al dedo a lo que hace Abel Matutes en sus negocios de Sol Meliá. Cuando uno negocia con lo robado, inevitablemente se convierte en cómplice del ladrón. Eso es lo que son la mayoría de los empresarios españoles que han ido a Cuba a sustentar a la dictadura con inversiones y negocios fuera de toda ética empresarial. ¿O es que hay alguno de ellos que si no fuera por la exclusividad que le ha dado Castro estaría en condiciones de competir honradamente?

La industria del turismo que los españoles han ayudado a montar en Cuba, lo menos que ha traído al pueblo cubano es empleo. Por el contrario, la droga, la prostitución, el oportunismo, y la corrupción son sus principales logros. No han logrado que a Cuba la visiten más turistas, sino más gamberros al estilo Jesús Gil. Miren a la costa de Cataluña y lo que en ella ocurre, para que puedan entender lo que se nos viene encima si no nos quitamos a esta plaga empresarios mediterráneos de arriba. Ojalá y las jineteras cubanas supieran que las putas nigerianas de la rambla de Barcelona cobran 200 euros por cada polvo que les echan. Quizás eso las ayudara a ajustar el precio.

Si los cubanos pudieran ver cómo los catalanes meten fuego a los bosques litorales para que las tierras pierdan su categoría ambiental, ya podrán comprender porque hay tantos incendios "controlados" en la Cuba actual. Creo (no estoy seguro y habría que preguntarle a Ricardo Alarcón o a Rosa Elena Simeón) que a esa actividad la llaman ahora "gestiones previas a la obtención de una licencia ambiental." Antiguamente escuchábamos de incendios en los pastizales de la Ciénaga de Zapata, o en los matorrales xeromorfos, pero nunca antes se habían quemado "accidentalmente" tantos húmedos manglares. La playa privada justifica al fósforo, ¿dice el dicho?

Tal vez deberíamos disculparnos con José María Azar por aplicar en Cuba el plan Fraga (es decir, castigar o ignorar a los legítimos propietarios sus intentos de reclamación) y que no es otra cosa que lo opuesto de lo que sus ministros criticaban de la ley Torricelli. Fraga y Martínez, el alcalde de la Habana, son dos buenos personajes a los que acudir para agradecer el generoso apoyo que esa comunidad autónoma ha dado en moneda dura a Fidel Castro a fin de perpetuarlo en el poder. ¿No es acaso esta desinteresada ayuda gallega algo tremendamente conmovedor? Pregúntenselo entonces a Juan Costa, quien firmó un tratado con "Cuba" para proteger los negocios de los españoles después de la muerte de Castro.

En lo político, España debería pedir disculpas en primer lugar al exilio cubano. Desde que Castro tomó el poder, el exilio ha sido la única voz libre del pueblo de Cuba. Desde entonces, el exilio ha devenido una especie de amenaza a los intereses comerciales de España en Cuba. Por ello, los políticos, los negociantes y hasta la televisión (RTVE) y la prensa escrita de ese país (p.e. Cambio 16 y El País), nunca han dudado en llamarnos terroristas, extremistas, asesinos, matatías, proxenetas, mafiosos, y todo tipo de calificativos denigrantes. Incluso, han conseguido que algunos en el exilio les secunden con el objetivo de dar la impresión de que el desprecio es entre cubanos. ¿Me leerán por casualidad los desdibujados patriotas de Madrid y Suecia?

A España debemos la falta de inculpación de Fidel Castro en los tribunales que sí inculpaban a Pinochet y a varios militares argentinos por haber asesinado a varios ciudadanos españoles en Sudamérica. Tal parece que los crímenes cometidos en Cuba contra los compatriotas del juez Garzón no son condenables. Los "pacíficos" militantes de ETA (cuya madriguera principal está en La Habana) es el ejemplo más conspicuo de esta extraña forma de hacer política. Felipe González y José María Aznar, acérrimos enemigos del terrorismo de ETA en las tribunas, son sus más condescendientes opositores en la arena política internacional. Y no sólo no se exige su extradición, sino que además se les permite allí su entrenamiento y reconcentración.

El complejo de los españoles ante los norteamericanos es tal, que nos juzgan como si fuéramos los preferidos del Tio Sam. Son incapaces de entender que los Estados Unidos, con todos sus defectos, es el país que más humanamente ha tratado a los perseguidos cubanos. España en cambio, no se contenta con deportar a cuanto compatriota llegue a Barajas, sino que además le hace la vida imposible a los que allí han sido reconocidos como refugiados políticos. El profesor Pita Santos es el más conocido, pero abundan por decenas los casos similares. ¿Política migratoria, o acuerdo entre hijos de...? Si fuera lo primero, ¿cómo explicarnos que existan miles de trabajadores castristas en España cuyos ingresos deben engrosar las arcas del sátrapa?

A lo mejor las disculpas se las debemos al antiguo embajador Junco, que tanta bota militar lamió en Cuba para que le celebraran como victoria, la derrota que España sufrió en Santiago frente a la marina norteamericana. ¿No sería este el Junco que ordenó no entregar libros prohibidos por el régimen de Castro, pues su misión diplomática se lo impedía? O quizás deberíamos disculparnos con Aznar por el apoyo que dio su gobierno a la "moderación" excéntrica de Menoyo. Todavía recuerdo cuando en 1996 la televisión española daba a diario noticias sobre la reconquista de Cuba poniendo la bandera española encima de la nuestra. ¿Querrá Josep Piqué nuestra independencia, o la anexión de Cuba a España con un presidente como el de Cambio Cubano?

Demos nuestras disculpas a la compañía Aurea, que desaloja a todas las familias que viven en la avenida del malecón para renovar los inmuebles y luego ponerlos en alquiler. Por favor, pidámosles excusas a Juan Antonio Montes (de Argentaria) por encarecer al límite la vivienda de nuestra capital. Y por supuesto, no nos olvidemos del maravilloso premio del "micrófono de oro" que otorgaron los reporteros retirados de Franco a Castro por las libertades radiales de la prensa cubana. ¿Cómo, que Aznar quiere retirarle un premio a Castro? Ver para creer.

Saben, de tantas buenas acciones me entran ganas de llorar. Son tan buenos los españoles que hasta me propondría para limpiarles la casa... de sabandijas.

¿Por qué algunos políticos españoles dan hoy día algunos pasitos tímidos a favor del pueblo de Cuba? Crean lo que quieran, pero no digan que por poseer una moral sana. Castro está viejo, chocheando, gritando y haciendo quedar en el más humillante de los ridículos a los que durante 45 años le han dado de comer. Ahora, pero sólo porque está viejo (pues si Castro tuviera 30 años no lo harían), los gallegos se sienten cansados de recibir maltratos a cambio de su ayuda. Sin embargo, si todavía quedaran muchos más años de vida al dictador, España se alinearía otra vez con él, pues el español es una especie que por dinero vende su bastarda dignidad.

Sólo por eso, los discursos de José María Aznar tienen síntomas de solidaridad. Pero en realidad este "mueve fichas" no es más que un buitre. Ahora teme que se acerque el día en que los verdaderos propietarios de las tierras reclamen lo robado. Por eso la manita sobre el hombro de Payá, porque todavía nos quiere tomar el pelo (y lo consiguen a juzgar por algunos firmantes apesadumbrados) con tal de adelantarse a los acontecimientos. España, lo quieran algunos o no, ha de pagar por todas las propiedades robadas y los abusos cometidos en Cuba durante tantos años. Y cuando digo España, me refiero a todos los que la han gobernado. Desde Francisco Franco hasta José María Aznar, el PSOE, IU, CIU, PNV; HB, ETA, GIL, PP e incluso el rey, tienen responsabilidad política en este oprobio.

Hace más de 100 años, los hacendados pidieron al General Máximo Gómez detener la quema de los cañaverales, pero el patriota les cortó el paso con una frase que ningún cubano debiera olvidar: "no me hablen ustedes, señores, de miserables cañas, cuando debieran hablarme de la libertad de Cuba." En agosto de 1896, el exilio de entonces (mucho más coherente que el de ahora) inició una campaña de destrucción en todas las propiedades españolas. Era la respuesta cubana a Cánovas del Castillo y deberá ser la misma contra el espolio y el robo que los españoles ejecutan todavía en Cuba. Cuando un rey y un jefe de gobierno (tan orgullosos como son los reyes y los jefes de gobiernos de España) olvidan las afrentas verbales de un dictador como Castro, grandes intereses habrá.


FIN


Carlos Wotzkow
Bienne, junio 22, 2003

Premiados por la Fundación Príncipe de Asturias: Entre los galardonados por la Fundación Príncipe de Asturias, usted encontrará gente como Luiz Inácio Lula da Silva (primer presidente marxista de Brasil), Jürgen Habermas (componedor del marxismo contemporáneo y principal detractor del liberalismo moderno), Woody Allen (mentor de la política francesa contra la guerra de Irak), Arthur Miller (connotado comunista norteamericano), Jaques Santer (principal promotor europeo de la dictadura castrista durante los años 90), Rigoberta Menchú (co-firmante de la carta a favor de la pena capital en Cuba), Unidad Revolucionaria Nacional de Guatemala (sin comentarios), CNN (Castro’s National Network), y hasta Javier Sotomayor (principal consumidor de cocaína en el INDER), pero nunca a nadie relacionado con la lucha por las libertades en Cuba.

¿Nos disculpamos con el principito también?

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