Virus del Nilo: un memorándumPor Carlos Wotzkow
Debiera ser suficiente que el periódico Granma tocará un tema para que se instalara en nuestra mente la desconfianza. Pero algunos en el gobierno de los Estados Unidos no lo quieren ver así. Conscientes o no de este hecho (no una suposición), no me quedan interrogantes sobre por qué el FBI aún no ha dado con el origen, ni con el diseminador del Antrax por correo en los Estados Unidos. ¿Es posible que ya lo sepan? Creo que sí, pero tal vez necesitemos unos 20 años para ver desclasificada esa información.. Respecto al deseo de Cuba de introducir enfermedades infecciosas en los Estados Unidos, voy aquí a hablar de la parte que me corresponde. Y hago acopio de civismo, porque la impresión que tengo es que en cada uno de mis contactos con el FBI, la CIA, o la NSA (1), he hecho el ridículo. Ya en agosto del 2001 se los dije: "Ustedes ven las cosas desde la perspectiva de un elefante al que lo está picando una hormiga, pero no se dan cuenta que un hormiguero puede comerse a un elefante" (2). Lo primero que hay que aclarar (y ojalá alguien se digne a traducir este texto a los norteamericanos) es que los hechos se remontan a 1980, y que mis declaraciones al gobierno de Estados Unidos datan de 1992. En aquel entonces, ellos hubieran pensado que yo sólo intentaba ganarme su simpatía y ayuda para obtener el asilo (me encontraba dentro de su embajada en Suiza), pero contrario a lo que hace un oportunista, siempre he mantenido mi versión de los hechos, luego la publiqué, y después aclaré, en varias ocasiones, algunos "por qué" nunca comprendidos. Hoy vuelvo a hacerlo, pero iré por pasos: El intento de guerra biológica que yo conozco (o del que tengo sospechas), data de 1980 en el Instituto de Zoología (Reparto Atabey) al Noroeste de La Habana. En aquel proyecto estaban al tanto de todo, Fernando González (Director), Noel González Gotera (quien me dejó entrever que el Frente Biológico era una plataforma para la guerra biológica), Hirám González (mi Jefe inmediato y luego Director del Centro), así como el Dr. Agustín Egurrola, Inés García (la que redactó los informes contra 25 investigadores a la Dirección General de Inteligencia) y Marbelia Rosabal (agente del MININT según sus propias palabras) (3). Una de las cosas que siempre me ha preguntado la inteligencia norteamericana es el motivo de mi supuesta ayuda o colaboración con las autoridades de ese país (4). En un principio, y como ya lo he dicho, quizás pensaron que era por mi intención de asilo. Pero la pregunta persiste en el tiempo y a pesar que nada me obliga (excepto mi consciencia) a colaborar con ellos. Mi respuesta ha sido siempre la misma: Ningún país o pueblo se merece semejante canallada y Estados Unidos, en particular, ha sido desde hace 40 años el anfitrión por excelencia de todos los que han padecido en Cuba, mi país. Sobran motivos morales en el primero de los casos, y de agradecimiento en el segundo. El otro punto en el cual la inteligencia norteamericana hace notas de mis informaciones es en el de las visitas que cada semana hacía Fidel Castro al Instituto de Zoología. Pero según ellos, Fidel dedica incluso mucho tiempo personal y muchas visitas a inaugurar Círculos Infantiles por toda La Habana. Sí, les he dado la razón, pero con la única diferencia de que las que hacía en Atabey no incluían la compañía de las cámaras, ni de los reporteros del Granma, ni de ninguna de sus agencias internacionales promotoras de su imagen pública. En la Cuba de Castro, y esto debieran saberlo ellos, se explota hasta la saciedad la grabación de la vida ajena en vídeos, pero en este caso, el objetivo por el cual esa actividad se realiza no existe. No se trata de humillar a ninguna personalidad extranjera en público debido a algún maquiavélico interés, sino todo lo contrario. El objetivo es no dejar huellas y que Cuba, siga siendo el país víctima, agredido por la "conducta del imperio", o por el desagradable hábito de sus aves de atravesar el "Primer Territorio Libre de América" sin presentar sus credenciales ni pagar el impuesto revolucionario. Así de claro, lo que me hace escribir hoy este memorándum no esa "manía de pruebas", ni ese "delirio de persecución allí donde la persecución es un delirio (4)", que todos me achacan como si yo fuese el paranoico, sino la novedad que Granma acaba de estrenar en su edición digital del 23 de agosto de este año. Es decir, la nota oficial del gobierno respecto a la aparición del Virus del Nilo Occidental en los Estados Unidos, porque como vemos, el método utilizado por Granma es en este caso más radical y por primera vez menos fuerte. Más radical, porque el pueblo de Cuba, en vez de reflexionar sobre sus propios récords de encefalitis en el ámbito nacional (y que son muchos los que mueren desde 1980 por encefalitis "no conocidas"), viven el peligro como si se encontraran fuera del acuario. Menos fuerte, porque en lugar de aceptar que ello es la consecuencia de una agresión contra el país vecino, Granma se encarga de preparar el engaño a los ciudadanos explicándoles que el peligro, si existe, les llegará del Norte (información subliminal que significa "como siempre") y es inevitable por que lo traen las aves migratorias. Entonces, cuando digo engaño, quiero decir engaño. Porque, ¿qué interés puede tener el gobierno de Cuba en decirle al pueblo que en Estados Unidos hay una enfermedad que irremediablemente los va a afectar? Que no sea buscar una razón a la aparición del Virus del Nilo en Cuba, no veo otra. En primer lugar, porque a Castro lo que menos le preocupa de Cuba es la suerte de sus ciudadanos (vayan al fondo del estrecho de la Florida), y en segundo, porque el Granma, diferente a como nos dibujaba las historias en el pasado, hoy nos crea un precedente. Sólo que la historia se la creen en nuestra patria y fuera de ella los que no se han procurado más información. La lectura del Granma por tanto, recuerda a aquel que mira a través de una cerradura y sólo puede ver la parte del salón que tiene al frente. Es un hecho, y ya bastante repetido, que el gobierno de Castro se ofrezca a ayudar a los norteamericanos a combatir la misteriosa enfermedad, el narcotráfico, o cualquier otra cosa, pero el motivo siempre es el mismo: cómpranos tú la soga, que con ella luego te ahorcaremos. La nota del Granma lo asegura además. "Es posible que la enfermedad nos llegue con las aves migratorias". Pero yo supongo que la infección se produce en Cuba desde el mismo momento en que se sueltan aves infectadas en el laboratorio y que, por el estrés de una cautividad previa, no cuentan con la musculatura apropiada y la grasa necesaria para enfrentar el esfuerzo que implica la migración. Si un 20 % de las aves liberadas se quedan en Cuba algunas semanas más, esa bien pudiera ser la causa de tanta encefalitis sin histología declarada. Gente cercana a mi familia han sufrido una encefalitis desconocida. El primero en contraerla fue un adolescente en 1991, mientras que la segunda fue una niña de 6 años que reside en Las Tunas y que estuvo al borde de la muerte en 1997. En ninguno de los casos el diagnóstico fue concreto: encefalitis causada por tal o más cual virus. Y hasta la fecha, ninguno de los miles de casos de encefalitis en Cuba han podido tan siquiera imaginar que el morboso patógeno viene de Bagdad, se llama Virus del Nilo, y se debe a la "colaboración y hermandad que los pueblos de Cuba e Irak se profesan desde mucho antes de 1999", fecha en que se declara la enfermedad en el país vecino, ¿o debiera decir enemigo? Como que el Granma asegura que el Virus del Nilo se transmite de ave a insecto y de insecto a ave (y del laboratorio a la jeringuilla y de esta al ave), puede que la primera información que yo haya dado a los norteamericanos no haya sido precisa (o lo suficientemente "accurate" como a ellos les gusta), pero en todo caso es su deber (y no el mío) explorar todas las vías del posible contagio y los orígenes del mismo. En mi opinión, ya es suficiente prueba de culpabilidad el zafarrancho creado en Cuba desde que mis declaraciones y las de otros investigadores estremecieron la cúpula de varios institutos cubanos. Entre ellos el CENPALAB, y el Centro de Biotecnología. Yo mencioné desde un inicio el uso intermediario de ácaros como una posible vía de infestación, pero puede que el método no haya sido el apropiado, ni el más efectivo, ni el más barato y entonces, ¿qué cambia eso la historia? Yo mencioné la Leptospirosis como una de las enfermedades con las que aparentemente se ensayaba, pero puede que estuviese equivocado, o que el nivel de confiabilidad de las personas involucradas (me refiero a la Dra, Cornide) no haya sido el óptimo, o ni siquiera el mínimo. De acuerdo, pero ¿cuán diferente hace esto mi alerta? El problema entonces, no radica en las patologías dispersadas en el territorio de los Estados Unidos, ni en los muertos que esto causa, sino en el procesamiento de la información que la inteligencia que ese país da a cientos de fuentes diferentes. Al parecer, son pocos los que han hecho caso a los especialistas cubanos que desde hace años los vienen alertando. Son ellos, y tal vez algunos políticos de grueso calibre los que le han dado tiempo a Castro para enviar 5 o 6 oleadas de aves infectadas en las últimas migraciones naturales del milenio. Mañana, el Granma Digital le dirá al mundo que "la arrogancia estadounidense no les ha permitido aceptar la ayuda", y el alibí será entonces perfecto. O sea: "los Estados Unidos de Norteamérica, con muy poco interés en la atención a la salud ciudadana, ha permitido con negligencia que otros países vecinos sufran su apatía e ineptitud". ¿No es genial? Pues les aseguro que muy similar será ese titular. Y si a todo lo anterior agregamos a los Pastores por la Paz, o a los cinco espías que "sufren condenas injustas", o a todos los que en la Cámara de Representantes votaron a favor del comercio con Cuba, que no queden dudas de que en la ONU, en La Habana, y en Bagdad, la culpa del Virus del Nilo la tiene el norteamericano muerto. Él es la prueba, el gringo fue el primero en morirse (silencio sobre los niños y adultos muertos de encefalitis en Cuba) y ya no habrá quien lo salve de rotativos como el "Washington Post" o el "New York Times" que exculparán a la "isla mártir" de semejantes y odiosas calumnias. Mientras tanto, las aves seguirán migrando (aunque yo dudo que alguna de ellas pueda migrar a Cuba con los síntomas de la enfermedad, debido a que la época de los mosquitos sobrepasa el período de incubación que la enfermedad necesita para declarase y esto es mucho antes del inicio de la migración otoñal) y con ello ya Cuba podrá declarar la enfermedad asegurando que esta viene del "norte revuelto brutal que siempre la amenaza". Sí, porque el objetivo de esta declaración oficial del gobierno aparecida en el Granma Digital no es otra que la de demostrar que Cuba no está en nada. Que ella es, en todo caso, la perjudicada y no la causante. Hasta que poco a poco la prensa, que es cómplice a ambos lados del estrecho, vaya fortaleciendo la mentira y permita a Jimmy Carter, o a quién sabe quién, proponer a Fidel Castro para el premio Nobel de las Ciencias, o incluso el de "buena vecindad", si hubiera. "Él todo lo muestra", "allí todos pueden ir a ver lo pulcro que es el régimen" y resulta la última ideología nacida en el tercer milenio: todos miran hueco, y aunque nadie puede ver la realidad, es cierto, incluido el pueblo norteamericano, todos tienen permiso para mirar y se conforman con hacerlo por el ojo de una cerradura. Hay un refrán francés que aplicado a la política bilateral entre los liberales norteamericanos y Castro pudiera resumirla así: a quoi bon la force, si la vaseline suffit?* Para concluir, debo observar que muchos de mis compatriotas siguen sin entender el por qué de la cautela de la administración Bush respecto al bioterrorismo desde Cuba. Como otros, yo tengo una respuesta entre muchas válidas. Si la administración norteamericana fue capaz de nombrar a Janet Reno como su Fiscal General, y la máxima figura de la justicia en aquel país autorizó la masacre de Waco, encubrió legalmente los escándalos financieros y sexuales del Presidente Clintón y deportó a Cuba a un niño de 6 años y con ello, lo condenó a padecer la esclavitud, ¿qué no podrá pasar que nos sorprenda más? La respuesta es ilimitada, pero aún así se queda corta. Carlos Wotzkow Agosto 31, 2002 Notas aclaratorias (1) Presumo que el Sr. Williams (nombre que presumo es un seudónimo) en la Embajada de los Estados Unidos en Suiza en Agosto de 1992, al presentarse como agente especial de la inteligencia norteamericana, era, o de la CIA, o de la NSA. (2) Esta frase se la dije a los agentes especiales John A. Bellamy y J. Brooks Broadus, del Buró Federal de Investigaciones, cuando me entrevistaron en Miami el 5 de agosto del 2001 y tocaron el tema dentro de otras investigaciones colaterales que supongo estén todavía en curso. (3) Datos aportados a la luz pública en mi libro "Natumaleza Cubana" y publicado en Miami en 1998. Ver también "Cria Castros y te matarán los cuervos" en Havana Rock, NoCastro.com y Guaracabuya. (4) La pregunta me la hizo por primera vez Carlos Medina, Viceconsul de la Embajada Norteamericana en Berna en 1992 y luego el FBI en Agosto del 2001.
(5) Esta frase, casi definitiva (o definitoria), sobre lo que ocurre en Cuba, pertenece a mi querido amigo, el escritor Guillermo Cabrera Infante.
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