El Hidalgo de la balsaPor Carlos Wotzkow
Durante decenas de años Fidel Castro nos ha estado diciendo que en Miami se encuentra lo peor de la población cubana. Durante años claro está, este miserable dictador mentía, pero si mañana se le antojara en un discurso decir que en los Estados Unidos está el estercolero(2) de nuestra sociedad, deberíamos comenzar a reflexionar seriamente. Las recientes adquisiciones que ha hecho ese país en cuanto a cubanos "desertores" se refiere, apuntan a darle toda la razón. No hay nada más peligroso que confundir a un arrepentido con un oportunista. Sin embargo, este ha sido uno de los hábitos más repetidos por el exilio en estos últimos 43 años, y donde los líderes locales más ingenuos han devenido los responsables directos de esa importada corrupción social. Se los explico: todo el mundo conoce (y fíjense que no digo "leído", pues como bien dice mi amigo Salvat, el cubano es ante todo un mal opositor antes que un buen lector) el penúltimo libro de Norberto Fuentes intitulado "Dulces guerreros cubanos", en el que se recomienda una barata receta de oportunismo histórico para sobrevivir no sólo al castrismo, sino también la condena moral por parte de sus adversarios. Pues bien, yo no dudo que exista otro libro (exceptuando como es lógico a "Mi Lucha"(3)) que haya hecho más daño a un pueblo que este. Entre otras cosas, porque su autor ha podido, directa e indirectamente, lograr el consenso de facto para que se ignoren todas las vidas que ha costado la aventura de Fidel en Cuba. Y, ¿cuál es la razón de ello? Pues la confusión que reina en el Sur de la Florida y que hace que la mayoría confunda a Norberto Fuentes con un arrepentido, cuando en realidad es un oportunista de la peor calaña. Pero, a quien no sea un imbécil, comer mierda, aunque sea como parte de una dieta, le cae siempre mal. La fórmula general que subyace detrás de todo oportunista es siempre la misma: "no me di cuenta, todo fue un engaño". Pero en el caso que nos ocupa la moral de este ejemplo de descarado es la sinvergüencería inmortal. Son gente cuyas acciones no están en contacto con los valores morales. Un hombre normal en busca de la felicidad realiza acciones y recela de otras. Estos individuos en cambio, no tienen límites ni para saciar sus ambiciones más banales. Y es simple, cuando un pueblo sucumbe y degenera moralmente, se hace siervo de líderes cuyos vicios son cada vez más terribles y frecuentes. Alcibiades Hidalgo no es entonces la excepción, pero no porque el partido comunista que pierda un líder así se arruine (como dirían los lectores de noticias en Miami), sino porque el Partido Político que engendre tales hombres está acabado. El llevar a un oportunista miserable como Alcibiades Hidalgo, o Norberto Fuentes a la categoría de arrepentidos sería aliviarles la consciencia. Sería tranquilizarles y satisfacerles, pero sobretodo, sería devolverles un cierto poder. Al ser aceptados, estas alimañas humanas tienen el tiempo necesario para encontrar su medio de cultivo y lucrar en él a costa de sus anécdotas. Miren si no el papel de tontos que ha hecho toda la prensa desde que esta sabandija llegó a los Estados Unidos. Alcibiades Hidalgo es, en toda la extensión de la palabra, un tipo psíquico y fisiológicamente enclenque. Sin embargo nadie a puesto en duda su hazaña de balsero. Nadie a consultado a los verdaderos balseros si un hombre tan rosado y nada demacrado puede haber estado expuesto al sol, al mar, a la soledad y a la incertidumbre que agobia a los que han cruzado el estrecho. Por el contrario, todos han corrido a aseverar, con tal de dar su noticia, que la balsa "se le hundió antes de llegar a los cayos". No hay prueba por tanto del medio de transporte, ni ninguna pregunta engorrosa que lo ponga en jaque sobre la geografía del sur peninsular. Comecandela desde los inicios de la década de los 70, el Miami Herald, y todos los medios informativos sudamericanos que lo han contactado parecen satisfechos y contentos con sus respuestas. "Estaba cansado de ser un peón más del régimen" (pero nada más alejado de la realidad, pues no era un peón, y nunca se cansó de ser un gran hijo de puta cuando disfrutaba en la cúpula del poder), "el pueblo en Cuba sufre en condiciones surrealistas" (pero la gente en Cuba sufría también todo tipo de vejaciones cuando él se echaba fresco en los c........ en su cómoda butaca del buró de Raúl Castro). "He decidido no ser más un seguidor de los hermanos Castro" (aunque no deja de declararse socialista y corre a buscar refugio a casa de Norberto y compañía, sus mejores anfitriones). Y al que le queden dudas, que vaya y se pare frente a las oficinas del INS en Miami y demande a las autoridades de ese país la devolución inmediata a Cuba de semejante excremento bípedo. Estoy seguro que le saldrán los oficiales de inmigración que expulsaron a Elián y les explicarán que en este caso el balsero será protegido pues el papá no reclama su patria potestad (como al parecer hace Fidel con los pobres miserables a los que todos los días devuelven por el Mariel), o porque de acuerdo a la convención de Naciones Unidas de Julio de 1951 Fidel le podría hacer yayita por regresar antes de haber cumplido con su orden. Lo demás es ya sabido, los demócratas influyentes y la CIA influenciada le darán protección incluso de los "cubanos mafiosos" de Miami. Pero lo peor, lo verdaderamente horrendo de este dilema no es que estos descarados se queden a vivir en tierras de libertad. Lo extremadamente asqueroso es que serán invitados a cenar a los mejores restaurantes de esa ciudad con el objetivo de escuchar de sus labios aquello que a ellos les venga en gana contar (muy poca cosa como ya hemos visto). Y su defensa será hecha por sus huéspedes, argumentando a los críticos como yo, que nadie es responsable de existir, estar hecho de materia en descomposición, encontrarse en esas "terribles" circunstancias, y querer salvarse en este favorable ambiente. Como si la fatalidad de su ser no pudiera ser desligada de todo lo que representó y representará. El pobre Alcibiades que perreó, guataqueó, y lamió no se sabe cuántos traseros para llegar al poder aplastando hermanos. Pero el poder es el poder y hay algunos a los que les atrae, ¿o no? De ahí saldrán las primeras fotos de familia con el atrevido Hidalgo balsero, otra vez junto a Norberto Fuentes, pero en otras latitudes y junto a otras personalidades ya no eminentes por sus masacres, sino por su dinero empleado en invitar a cenar a sus antiguos asesinos. Esta vez, las lanchas del régimen no pudieron detenerlo en su huida (como ya una vez hicieron con Fuentes para hacer su trabajo en el exilio más político y creíble), o tal vez no hacía falta, pues en Miami, así sea Raúl Castro el que se exilie mañana, lo importante es ser noticia. Una cosa sí que es clara, el que se relacione con estos inmorales, que se embarre bien y que no haga más responsable a Castro de enviar al exilio su inmundicia. El que acepte tirarse fotos y comer en la misma mesa con los verdugos del pueblo cubano es parte integrante de su nuevo estercolero. Al que le sirva el sallo que se lo ponga y ya sólo con esto, quedará restablecida otra vez la inocencia del porvenir. El concepto "revolución" ha sido hasta hora el peor de los cadalsos contra nuestra existencia. Es por ello que hay que aceptar a la revolución de la misma manera que hay que otorgar responsabilidad a los que han lucrado en ella. Sólo así salvaremos la labor de la justicia. Carlos Wotzkow Bienne, Agosto 2002 1.- Wotzkow, Carlos: (1998): La Fábula del burro: cronología del error cubano. Revista Guaracabuya. Soc. Económica Amigos del País. 2.- Nota: Hay varios estercoleros de Fidel Castro. El principal radica en España, donde se concentran sus familiares y más íntimos colaboradores. Hacia España van no obstante, sólo aquellos que no han roto con el líder máximo, ni con su sistema de corrupción socialista. Izquierda Unida, Batasuna, el PSOE y hasta el Partido Popular prefieren dar cobijo a los estafadores del pueblo cubano que a sus desertores. Al fin y al cabo, estos traen de vuelta las divisas que Castro le ha robado al pueblo mediante el canje que este ha convenido con los empresarios ibéricos. 3.- "La historia me absolverá" escrita por Fidel Castro no es mencionada por ser sólo una mala copia del libro Mi Lucha de Adolfo Hitler.
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