Aznar reelecto: otra opción nauseabundaby Carlos Wotzkow
No deja de resultarme extraño, a pesar de la amenazadora alianza socio-comunista de Almunia y Frutos, el que la victoria de Aznar en las elecciones pasadas constituya un motivo de júbilo para la comunidad cubana en el exilio. De haberlas perdido, ya se sabe, el comunismo español, inspirado en la línea dura del castrismo, y agazapado bajo el disfraz de demócratas dentro de un partido llamado Izquierda Unida, hubiese obtenido una cuota de poder. Entendido, pero... ¿cambia esto en algo la mentalidad colonialista de España respecto a Cuba? En lo absoluto. Para Aznar está claro que Fidel Castro quiere sustituir a la Unión Soviética con un país europeo, pero si este estado es además fácil de engañar y de manipular, tanto mejor. Así las cosas, sólo España clasifica para hacer el papel de idiota y entregar una buena parte de su programa de progreso al retroceso. Hasta la náusea se han repetido en España los buenos indicadores económicos que han hecho reelegir al presidente Aznar. Cerca de 1,8 millón de empleos han sido creados en los últimos cuatro años y el crecimiento económico a sobrepasado el 4% sin que las inversiones extranjeras dejen de crecer. Pero en Suiza, donde los analistas financieros no valoran los alardes, ni sueñan con estar a toda costa en el "Grupo de los 8" (como hace Matutes sólo por contar con el dinero de Alemania), se ven las cosas de una forma muy distinta. El PP, a pesar de ser mejor que los ladrones socialistas, también ha escondido cifras y hechos que forman parte de su realidad. La media del desempleo continúa siendo superior al 15 % (dos veces más alta que la media europea), y la inmensa mayoría de los contratos de trabajo que se han creado son precarios en cuanto a derecho y condiciones para la liquidación de pagos1. Desde que en 1996 Aznar se decidió a implantar en nuestra patria un plan inversionista que permitiera a los españoles estar en posesión de los mejores lotes de la isla, apenas ha logrado que el pueblo cubano empiece a detestarlo. Esto es a lo que el exilio ha querido llamar el "Plan Fraga", una especie de Plan Marshall a la española que no se implementó para liberar a una población acorralada por la izquierda marxista, como ocurrió en Berlín, sino para someterla aún más a un dictador al que se ayuda, para que sus inversiones económicas tripliquen los beneficios en un breve plazo. Ahora bien, con el arribo del nuevo milenio, y teniendo en cuenta el resultado neto de estas elecciones, al Plan Fraga hay que rebautizarlo como el "Legado de Rodrigo Rato". O lo que es lo mismo, el fortalecimiento de la participación de empresarios españoles en Cuba afiliados al PP, pero con la imperiosa tarea de minimizar la influencia de los inversores socialistas idiotizados con las exigencias de Fidel Castro. Según algunos entendidos, los hombres de negocios de González fueron los encargados de obligar a Aznar a "mover la ficha" durante los últimos 4 años. El ridículo que hizo Matutes durante la crisis de la embajada española en La Habana, y la necesidad de utilizar a Fraga para apuntalar su diplomacia mal hecha, (manipulada por Castro a su gusto y antojo) lo llevó a las mismas humillaciones de 1960. En aquel año, y sólo para los que no conocen la anécdota, Fidel echaba uno de sus usuales discursos contra los españoles por la televisión, cuando a un orgulloso embajador español se le ocurrió irrumpir en el plató donde el dictador se despachaba. Se desconoce cuán profundo llegó la bota del barbudo a las asentaderas del señor Lojendio, pero sí consta de que Fraga, ministro de Franco por aquella época, se apuró ibérico a instruirle: "con Cuba cualquier cosa, Castiella, cualquier cosa menos romper"2. Las reincidencias explican el resto, pues el "pulcro y escrupuloso" de José María Aznar, que no condenó el golpe de estado de Franco, ni lo que este representó para su propio pueblo3, condena al partido popular austríaco por formar gobierno junto a un partido de derechas legalmente electo por los votantes de ese país europeo. Este fiel "defensor de los valores democráticos en España" se comporta fuera de ella como un feroz totalitario de izquierdas y para demostrarlo, se codea con Fidel Castro, le agradece simbólicamente que le arregle sus inmuebles en la isla, intercede por él ante la Comunidad Europea para resolverle préstamos sin exigir cambios en su sistema de gobierno, le organiza servilmente la Cumbre Iberoamericana de La Habana, lo trata como si fuera un presidente electo, no influye para que se admitan a trámite ninguna de las 300 querellas por asesinato, genocidio y torturas presentadas en Madrid, y para colmo de colmos, se preocupa hasta por mejorarle el color de su corbata. Más aún, el caso Pinochet, pasará a la historia de las legislaturas del Partido Popular como el hecho más vergonzoso y nauseabundo de su política exterior. Jueces afiliados a todos los signos políticos de España invocaron a la justicia universal para juzgar y castigar al dictador chileno en un caso que, dada la legislación internacional vigente, constituía un delito de extraterritorialidad judicial. Y mientras toda esta jauría acorralaba a Chile y hacía quedar a ese país como un estado de indios ineptos, había socialistas españoles que, a pesar de la arbitrariedad (me refiero en este caso al senador por la Rioja Ignacio Diez) maniobraban para traer a España a un amigo íntimo de Fidel Castro vinculado al narcotráfico y condenado por lavado de dinero en la Florida4. O sea, que Pinochet debía ir a prisión a pesar de estar enfermo, mientras que Ramiro Arango Alsina, por petición expresa del socialismo español, llegaba al aeropuerto de Barajas cantando victoria y para vivir a sus anchas en Madrid sin delitos que purgar5. Por eso, entre muchas cosas, aumentaron desde entonces mis sospechas contra Aznar. Pues la España que dirige sigue siendo tan negativa para Cuba como lo fue la del corrupto Felipe González. Por otra parte, este "caballerito" ha demostrado ser un personaje sin ningún aprecio en Europa dado el juego político al que continuamente se presta con la izquierda cuando mendiga el dinero de la comunidad. Ya lo vimos cuando sus deseos y caprichos se han concentrado en la isla comunista donde ciertas bandas españolas siguen siendo las preferidas para negociar. Por otra parte, las circunstancias que hacían creer que Aznar era un rehén de la izquierda en su primer mandato, van a desmoronarse ahora frente esta realidad. Como si estuviese amenazado por la asfixia a costa de los inmigrantes, el PP lanza una iniciativa racista (me refiero al proyecto de la ley de extranjería finalmente modificado) en la que los principales perjudicados resultaban ser cubanos. A la extorsión ya denunciada y harto conocida de los trabajadores cubanos en instalaciones hoteleras y agrícolas administradas por los españoles en la isla, se sumaba entonces el deseo del gobierno Popular de no permitir que el exilio y los cubanos se fortalecieran en España como habían hecho allá en Miami. Para lograrlo, ha hecho uso y desuso de sus autoridades administrativas y de su intrínseco cinismo. Para ellos, los problemas de la comunidad de cubanos refugiados en España no deben ser resueltos conforme a la ley. Por tanto, desde expropiaciones de propiedades privadas legalmente adquiridas, hasta la eliminación de las subvenciones que permitirían a los cubanos recién llegados insertarse en la sociedad, todo lo que hace el PP es perjudicar y obstaculizar el camino a nuestros compatriotas en franca violación de las leyes que ese Estado firmó en acuerdos internacionales6. Pero pongamos ejemplos. Los 100 balseros cubanos que el gobierno de Aznar trajo a España desde Panamá en diciembre de 1994, aún siguen sin recibir el asilo político que se les prometió. Aquellos españoles que tomando el poder decían ser nuestros amigos y mejores anfitriones, hoy los consideran ilegales y no hacen nada para renovarles el permiso de residencia del que gozaron durante los tres primeros meses en España6. Al parecer, el pánico de Abel Matutes a tener problemas con La Habana está detrás de este turbio asunto, y es por ello que afirmo que las continuas mentiras, desidias y violaciones emanadas de las autoridades españolas no ocurren de manera tan marcada con otros sectores de la inmigración. Para demostrarlo, vasta con echar una mirada a la situación de los árabes que revolcaron el Ejido, y ver luego, lo poco que faltó para que el pasaporte comunitario les llegara como un anexo en el permiso de trabajo. Después de la Cumbre de La Habana, tal parece que Aznar se convenció de que la mejor forma de tratar a los cubanos era imitando a su amigo Castro. Desde entonces, todo lo que perciben nuestros compatriotas bajo sus legislaturas es violaciones a los derechos humanos, discriminaciones por nuestras ideas políticas, y xenofobia. Según el sentimiento de muchos cubanos emigrantes, España y sus autoridades son los principales interesados en deformar la buena imagen del cubano en la península. Para ello, se niegan a entregarles el permiso de trabajo y la residencia durante años, y los obligan a vivir mendigando caridades, o a ser víctimas de una explotación en condiciones de trabajo inhumanas6. Pánico entonces, si se vuelve hablar de mejorar la ley de extranjería cuando el partido de José Maria Aznar cuenta con la mayoría parlamentaria. El periodista Manuel Vázquez Montalbán, en su libro cargado de odio hacia los deseos de libertad del pueblo cubano2, contaba con júbilo y satisfacción las acciones terroristas que la izquierda de España había realizado con motivo de la inauguración de la Fundación Hipano Cubana. "En carne y hueso, - escribía - los padrinos (se refiere a Jorge Mas Canosa, Carlos Alberto Montaner y Guillermo Gortazar) de la operación (no sé a qué operación se refiere, pero sigo citando) tuvieron que avanzar bajo una lluvia de huevos y tomates lanzados por los grupos procastristas y el escándalo ya no los abandonaría hasta que la fundación se desmascanosizó." Leer estas palabras me recordaron el regocijo del Granma frente a los actos de repudio en Cuba, pero leerlas de la tinta de un español me resultaron una señal nauseabunda y aceptada en silencio por el Partido Popular. Desde entonces, la televisión que dirige Pío Cabanillas (marioneta de Aznar para el despliegue de su propaganda), siempre se hace eco de noticias y supuestas investigaciones que demuestran que el exilio cubano es terrorista y que la Fundación Nacional Cubano Americana lo dirige para atacar y pagar mercenarios que hostiguen al régimen de Fidel Castro. La última de estas acusaciones la emitieron el 26 de marzo, donde aseguraron que había sido la ONU la encargada de demostrar que la FNCA estaba detrás de los tiroteos al Hotel Melía de Varadero, y las bombas de los hoteles de La Habana. Acciones llevadas a cabo, segú ellos, para afectar al sector turístico cubano. Fidel Castro, por supuesto, fue en este caso el santísimo agredido que no viola ningún derecho humano frente a los redactores noticiosos españoles. Cuba, qué dudas quedan, vive otra vez bajo el infame yugo español. Así lo dicen y así mismo lo sugiere toda la prensa de ese país. Pero desde que José María Aznar tomó el poder, su discurso se hizo demagógico ejemplar. Matutes, el mismito que por poco se desmaya en el Aula Magna de La Habana, afirmaba a su regreso de Cuba que "España se interesaba en la expulsión a España (no les recuerda esto el destierro que sufrían nuestros patriotas interesados en la independencia de Cuba) de los disidentes molestos para Castro7, y llamaba "presidente" al dictador al que limpiaba las mazmorras. "Para un español, venir a Cuba es, por muchas razones, venir a casa", - decía - "también Cuba envió su ayuda a España empobrecida de la postguerra, y acogió con generosidad a destacados miembros de nuestro exilio."8 Pero la generosidad de España nunca ha sido recíproca, y la indiferencia con que el gobierno del Partido Popular ayuda a aplastar la libertad en Cuba, ya despierta por doquier los fantasmas de una España malintencionada y egoísta. FIN Carlos Wotzkow Bienne Marzo, 2000 Referencias 1.- Lema, Luis (2000): Mégalopoles sur la mer. Législatives espagnoles. Le Temps. Samedi 11 mars 2000, p.4. 2.- Vázquez Montalbán*, Manuel (1998): España-Cuba. Cuba-España. Capítulo X En Y Dios entró en La Habana. El País / Aguilar pp. 434-346. 3.- Editorial (1999): El PP se niega a condenar en el Congreso el golpe militar de Franco en 1936. La Vanguardia. Miércoles 15 de Septiembre de 1999 p. 18. 4.- Pino, Javier del (2000): Un preso con historia. Estados Unidos entrega a un recluso español que colaboró con Fidel Castro y vivió con Ava Gardner. El País Miércoles 15 de Marzo 2000 N°1412. 2 pp. 5.- Editorial (2000): Llega a España Ramiro Arango, condenado por un delito de drogas en EE UU. El País Domingo 19 Marzo 2000 N° 1416. 2 pp. 6.- Pita Santos, Luis Alberto (2000): Cubanos en España. Carta de la Sociedad de Ayuda a los Cubanos al Defensor del Pueblo Marzo 13, 2000. E-mail recibido en "inbox" el 15 de Febrero del 2000. 7.- Matutes, Abel (1998): Mi viaje a La Habana. Congreso de los Diputados. Comisión de Asuntos Exteriores. Madrid 25 de noviembre 1998. 4 pp. 8.- Matutes, Abel (1998): Discurso del Sr. Matutes en el Aula Magna de la Universidad de La Habana. Noviembre 10, 1998. 7 pp.
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