Y sin embargo, el embargo

by Carlos Wotzkow


«No tengamos miedo a decirle al mundo, sí yo soy un "imperialista", si por ello se entiende ser enemigo de la dictadura de Fidel Castro; soy "contrarevolucionario" si ello significa estar en contra de un sistema que por su esencia es antipopular, explotador, anticubano y antihumano; soy "gusano" si con esa imagen le digo al mundo que el régimen cubano es putrefacto, pues sólo en un medio "antihigiénico" y "podrido" pueden proliferar los gusanos; soy "escoria" si ello expresa que nací bajo las esteras del carro de combate de la dictadura y no he dejado que el mismo aplaste mí intelecto para vivir pastando en el cieno dictatorial, como buen manso; amo a mí patria, pero "no soy patriota" si ello conlleva ser fiel a Fidel, porque el "amor a la patria es el odio a quién la oprime.»


Jesús Hernández Arias*

Aceptar que el embargo norteamericano a Cuba le hace daño al régimen de Fidel Castro y al país como "estado independiente", sería algo así como creer firmemente que nuestra nación puede salir del marasmo económico y social con el mismo líder y con su desastroso sistema de gobierno. Al parecer, uno de los simplismos psicológicos de Castro, de sus seguidores por el mundo, y otros ciegos similares (aunque no compatibles los unos con los otros), es acusar siempre al otro (en este caso el embargo) de todos los problemas que sufre nuestra patria.

Hace unas semanas, leía yo un efervescente e-mail enviado desde Suecia en el que un supuesto patriota (en realidad sólo un compatriota después de la lectura de su e-mail) acusaba al exilio de presionar para mantener un embargo que asfixiaba al pueblo cubano. Claro, me dije, si la ingenuidad de tales pensamientos se generaliza de esa forma, entonces no sólo habrá Castro para rato, sino discursos absurdos a favor de la abulia popular a la vez que la pérdida de tiempo se convierte en nuestro deporte nacional. Sin embargo, ayer he leído que una página electrónica y el autor de aquel extraño e-mail ponen hoy a circular otro texto sobre el tema, pero esta vez ajeno, más reconciliador con el exilio, y totalmente opuesto a su conocida forma de pensar.

Debería ser suficiente para este cubano en Suecia (y para muchos otros desperdigados por el mundo) encender la televisión y mirar un programa que la CNN pasó en Europa el 13 de Marzo. La dársena de Barlovento (hoy bautizada como Marina Hemingway) estaba saturada de yates de lujo y de recreo norteamericanos. Todos los entrevistados, haciendo burla al desprestigio que ha caracterizado a la administración Clinton en estos últimos 4 años, explicaban que a ellos el embargo no les importaba y que mientras esos viajes les resultaran un negocio cargado de placer, ellos seguirían haciéndolo a pesar de las ideas del Sr. Helms y su amigo Burton.

En 1995 Arca Foundation otorgó 680`000 U.S. $ a proyectos que estimularan el comercio con Castro y de ellos, 50`000 fueron destinados a una organización llamada American Association for World Health (AAWH) cuyas relaciones con la isla no sólo abarcaban la esfera de la medicina, sino también la industria propagandística, y mediante la cual se hacían eco sonoro del "maligno embargo y su responsabilidad en el deterioro de la salud cubana". Coincidencias, el Carter Center también fue beneficiado con un fabuloso donativo aunque no se dijo, claro está, que el demócrata Jimmy Carter estaba en contra del embargo que él nunca quiso ni tocar (las elecciones estaban de por medio), ni que este fuera el presidente honorífico de la AAWH1.

Más que evidentes (yo diría bien sonados y harto publicados) eran todos los casos en que fundaciones y asociaciones norteamericanas cooperaban y o participaban en negocios con Cuba2. Yo por ejemplo, empecé a ver gringos de la Ford Foundation en Cayo Largo del Sur desde 1982, pero para 1999, ya había instituciones científicas norteamericanas como The Nature Conservancy de Virginia, que no sólo cooperaban con las instituciones insignias del régimen castrista, sino que además, defendían al sistema abiertamente. Así, "desertaron" de la isla un gran número de científicos de forma "autorizada" que debían escalar a posiciones administrativas e influir en las becas que los Estados Unidos otorgaban bajo acuerdos de cooperación científica, pero en las que finalmente participaban sólo aquellos "cuadros" que a Castro le hiciera falta adiestrar.

Paralelamente a estos "Programas de Cooperación" ya conocidos desde hacía 11 años3, las industrias farmacéuticas también estaban ahí, incrementando vínculos que desmentían no sólo la existencia de un embargo real desde los Estados Unidos, sino que evidenciaban los deseos de buena vecindad de parte de ese país respecto a Cuba. Instituciones como el Centro Federal para el Control y Prevención de Enfermedades con cede en Atlanta donaban de buena fe cepas de patógenos altamente peligrosos4, pero a los cuales resultaba imposible seguir su destino, ni controlar su correcta utilización dentro de la institución cubana que los recibía. En este caso, el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí.

Al mismo tiempo, en la Comunidad Europea y en Suiza (¡horror!) se experimentaba un sentimiento tan negativo con relación al embargo, que todos sus estados miembros y algunos desmembrados no sólo negociaban con Castro, sino que le fiaban sus tecnologías con tal de aventajar a su enemigo económico en Cuba mediante el trueque de financiaciones contra propiedades confiscadas. España a la cabeza, e Italia siempre por la cola, facilitaban de esta manera a Castro el material tecnológico que no podían vender abiertamente al temible de Sadam Hussein5. Y así, llegaban a nuestra isla equipos de laboratorio con utilidad directa en la fabricación de armas biológicas de exterminio masivo (o sistemas computarizados "Made in USA") desviados desde el Viejo Continente para satisfacer el apetito insaciable del viejo contendiente.

Canadá, sin vergüenza y sinvergüenza, se anticipaba al grupo europeo llamando "virus" al embargo, al tiempo que sus inversiones sin trabas en la isla ayudaban a prolongar una dictadura con la autarquía que le proporcionaban sus dólares. Y mientras todo el hemisferio se democratizaba, mientras todos los países sudamericanos instaban al régimen de Castro a hacer lo mismo, a abrir sus cárceles, a liberar a los prisioneros políticos, a reconocer la existencia de otros partidos, y a convocar elecciones libres y permitir el voto secreto, Canadá, afectada por ataque de picardía frente a los norteamericanos, pagaban a Castro 10`000 dólares al año por cada obrero cubano a cambio de que su régimen se lo mantuviera a raya y sin protestar por sus derechos.

Sherritt International, debemos recordarlo, no sólo ignoró el embargo norteamericano a Cuba, sino que hizo trizas el equilibrio ecológico de una buena parte del complejo montañoso de Sagua-Baracoa6. De ellas extrae desde hace varios años el níquel y el cobalto sin adecuar esa industria a los estándares aceptables de contaminación. Después de llevar 38 años comerciando con Castro, Canadá, finalmente, ha comenzado a hablar de violaciones de derechos humanos en Cuba. Sin embargo, al parecer no es el derecho humano de los cubanos el que les preocupa se haya violado, sino el derecho a cobrar lo que le deben y que Castro se ha negado a reembolsar a sus "humanistas" inversores.

El exilio, viajando o no a casa, ha estado dando también al régimen la suma indirecta de 1`100`000`000 (mil cien millones de dólares al año)7 en remesas a familiares y amigos que aun quedan en aquella isla-jaula. Y sin embargo, ni la economía ni la situación social mejora, pues el régimen comunista de Fidel Castro es un sistema consumidor y no uno dedicado a producir. Es un monstruo incapaz de generar riqueza y está siempre ávido de obtener más. Cuba, tal y como la conciben ciertos románticos dedicados a combatir embargos, parece ser un país en el que no pudieron vivir por culpa de las estrecheces materiales que les causaron los norteamericanos, y da pena que así sea, y que el tarado florezca por el mundo a pesar de tener acceso libre y gratuito a tan buena información.

Pero echemos un vistazo al embargo de las medicinas. Según todos saben, las partidas de medicamentos que el exilio envía a sus familiares en Cuba son generalmente confiscadas en un 75 %. Este método demuestra que el embargo no es externo, sino que el gobierno, empeñado en ganar divisas roba esos productos farmacéuticos privados y los vende luego al público extranjero en sus centros elitistas de salud. Esta es una de las pruebas más contundentes de que el embargo en Cuba es selectivo y dirigido única y exclusivamente contra ese pueblo del cual una vez formamos parte y el que también me consta quiere, a pesar de otras opiniones, que un embargo verdadero exista.

Y mientras todo este comercio de intercambios y donaciones existe y es perfectamente conocido, todavía hay quienes hablan del embargo como un mal externo y no como un ejemplo moral a aplicar contra un dictador botarate y ladrón que no supo, ni nunca quiso, mejorar la infraestructura nacional, ni modernizar la industria, ni mucho menos dedicar algunos centavos a garantizar al menos las comunicaciones inter-provinciales del país. Que todavía haya quien hable del embargo como una ley restrictiva (aún y cuando los artículos 3 y 4 de la ley Helms-Burton no han sido nunca implementados) no sólo demuestra que anda mal informado, sino que su comentario es muy malintencionado.

Está claro que sin la ley Helms-Burton Fidel Castro pudiera extraer hasta el último centavo de los bancos que creyeran en su devolución, pero ello no mejoraría nuestra patria ni la vida de los cubanos, sino todo lo contrario. Ello, si acaso sirviera de algo, sería para enriquecer las cuentas suizas de su familia y allegados en el Comité Central, al tiempo que dejaría endeudada a Cuba (cosa que ya ha logrado) como ningún otro país ha quedado endeudado jamás. Ingenuos y malvados dirían luego "no equivocamos", pero como siempre ocurre en semejante gallinero, el que duerme arriba en Cuba se defeca siempre sobre el pobre que se queda abajo.

El embargo que sí existe es el siguiente: es el de la información desde Cuba al exterior. Es el embargo informativo que no nos deja saber cuántos cubanos mueren cada mes en el mar, ni cuántos fallecen cada día en la prisión, o en las salas de tortura, o en las salas de operación donde se practican tantos abortos, o en los hospitales psiquiátricos donde aplican electrochocks a nuestros maltratados disidentes. El embargo que existe no permite saber el número de asociaciones defensoras de los derechos humanos que son acorraladas cada día, ni el número exacto de personas que, por ejemplo, nunca han usado calzado en las márgenes del río Toa. Ese embargo informativo es el que no permite saber cuántos de esos cubanos exiliados son nuestros aliados y cuántos, nuestros más miméticos enemigos.

Si los efectos desastrosos que ellos le atribuyen al embargo fuesen ciertos, no habría una centena de cubanos y millones de turistas españoles, canadienses y mexicanos disfrutando en Cuba (sobre el suelo supuestamente embargado de nuestra tierra) los mismos bienes de consumo que el "imperialismo prohibe". No habría tanta Coca Cola, ni tanta cerveza europea, ni tanta baratija con la cual comprar los cuerpos a las humilladas adolescentes cubanas. Si el embargo hiciera algún efecto en Cuba, las fuerzas armadas de los hermanos Castro no constituirían el más desproporcionado ejercito del Continente Americano, ni hubiese podido sustentar 33 conflictos bélicos internacionales, ni hubiera podido regalar 90`000 toneladas anuales de petróleo a Nicaragua durante 10 años mientras le exigía a nuestros campesinos cocinar con leña.

Si el embargo existiera no hubiera posibilidad de distribuir arbitrariamente los recursos económicos que Cuba obtiene como préstamo y a créditos blandos de más de 178 estados, ni pudiera hablar de reajustes de las deudas, como ya hace, con esos mismos estados a los que no ha podido, ni podrá jamás pagar8. Si el embargo realmente prohibiera algo a Castro nuestra flota de pesca no existiera, o el cubano sería uno de los seres mejor alimentados del planeta a base de sus mariscos y peces de magnífica calidad. Si el embargo contra la Cuba de Fidel realmente estuviera implementado, Castro no sería el mejor comerciante de armas rusas de segunda mano en el mundo, ni mucho menos, el sustituto de Noriega como narcotraficante en el Caribe.

Quien realmente crea que ese embargo existe, aquel que de corazón crea que esa invención llamada embargo (o bloqueo), le hace daño al cubano de a pie, ese será un obtuso fidelista. Ese será un incondicional que cree en el modelo político y económico de Fidel Castro puede ser útil a Cuba. Ese será un cubano torpe, o un extranjero necesitado de acudir al embargo para ocultar su incapacidad y aridez intelectual al hablar del tema "Cuba". Ese se hará el sueco, o vivirá en Suecia bien alejado y divorciado de la realidad cubana.

Y dice el refrán: "no hay peor ciego que el que no quiere ver" y sin embargo, el embargo, hay quien todavía lo prefiere ver.


FIN


Carlos Wotzkow
Bienne, Marzo 2000

Referencias

1.- Blázquez, Agustín (1997): Castro`s embargo. Sociedad Amigos del País. Revista Guaracabuya. 2pp.

2.- Alfonso, Pablo (2000): Fondos privados de Estados Unidos van a parar a organizaciones contra el embargo. El Nuevo Herald. Marzo 1, 2000.

3.- Wotzkow, Carlos (1998): El MNHN y la apertura plagiada a Gilberto Silva. En Natumaleza Cubana. Ediciones Universal pp 63-68.

4.- Alfonso, Pablo (1999): Cuba experimenta con aves con fines de guerra bactereológica. El Nuevo Herald. Octubre 18, 1999.

5.- Cereijo, Manuel (1998): Cuba: possible threat to the national security of the United States through non-conventional military methods. Parts I and II. Sociedad Amigos del País, Revista Guaracabuya. 12 pp.

6.- Blázquez, Agustín (1997): Canada`s red pot of gold. Sociedad Amigos del País. Revista Guaracabuya. 2pp.

7.- Rodríguez, Roberto (1999): El embargo...¿qué embargo? Junta Patriótica. 1° Octubre 1999.

8.- Hernández*, Jesús (2000): No hablemos más de bloqueo. Selecciones Cuba Nuestra. 3 pp.


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