CRIA CASTROS Y TE MATARAN LOS CUERVOS"The big question is whether this virus will perpetuate itself in the U.S. It`s an extremely complicated issue. We must have no idea what might be going on here." Dr. Andrew Spielman Ayer me llamó desde Miami Pablo Alfonso. Lo conocía por sus artículos del Miami Herald y le serví en todo lo que pude. Alfonso había leído mi libro y recordaba en él un pasaje vinculado a la guerra biológica de Castro contra los Estados Unidos. En Nueva York, me dijo, había brotado una epidemia por un virus dispersado por las aves. Me quedé frío. Pero intenté recuperar entonces el calor y le sugerí consultar a un par de especialistas más. Le solicité más información y hoy la analicé al punto de quedarme casi convencido. Fidel, después de 20 años de inversión continua, por fin empezaba a cumplir sus amenazas. En agosto de 1992, entregué en la embajada norteamericana de Berna (Suiza) un informe pormenorizado de todo lo que hasta aquel entonces era vox populi en Cuba con relación al intento de guerra biológica gestado en el Instituto de Zoología. Al detalle, expliqué al Sr. Carlos Medina (viceconsul de los Estados Unidos en esa cede diplomática durante al administración de George Bush) que mis informaciones provenían de varios científicos cuya seriedad era incuestionable. Mencioné entonces que el centro se había convertido en una fábrica para desarrollar cultivos de las espiroquetas de la leptospira, pero también, que la segunda amenaza mencionaba como candidata a la rickettsia. En Suiza, y como si el tema me hubiese sido asignado, había en aquel entonces un médico cubano que estaba solicitando asilo y cuya historia me resultó muy similar. Su información incluía al Instituto de Medicina Tropical, pero al confrontarla con la mía coincidía de una forma más que sólida en dos puntos. El primero de ellos tenía que ver con un grupo de médicos a los que yo había oído mentar y que realizaban expediciones conjuntas con los biólogos del Instituto de Zoología. Mientras que el segundo, eran los objetivos que aparecían como por macabra casualidad en las dos versiones: localizar, aislar, y cultivar patógenos naturales de varias especies cubanas cuya virulencia fuese mortal. Hasta aquí, era en el Frente Biológico del Instituto de Zoología, en el Instituto de Medicina Tropical "Pedro Kourí", y en el Centro Nacional para la Producción de Animales de Laboratorio (CENPALAB) donde toda actividad parecía a apuntar hacia un propósito común: desatar una guerra biológica contra los Estados Unidos para provocar una agresión por parte del país afectado y sacar ventajas política del hecho. Sin embargo, como es usual en el mundo cuando se habla mal de Fidel Castro, mi información, si acaso, apenas se archivó. Al parecer, ninguna de las enfermedades mencionadas resultaban un peligro o sencillamente, no creyeron lo que les contaba. Quizás pensaron que mi declaración tenía intención de migración, pero más allá de ese derecho de creer lo que les venga en gana, lo que ocurre hoy en Nueva York me parece un gran dislate. Que el gobierno demócrata de Bill Clinton no quiera malograr su idilio con el castrismo me parece típico de su administración, pero que los servicios de inteligencia de los Estados Unidos se duerman en los laureles y ni siquiera adviertan a su población del peligro que les acecha es algo que me deja boquiabierto. Nadie, excepto Pablo Alfonso, ha querido pensar en mi advertencia y nadie, en la ciencia de ese país anglosajón ha pensado en un posible "biological warfare". En 1980 el Dr. Fernando González viajó a Nueva York y a Washington junto al Lic. Hirám González y al técnico Noél González. Estos tres individuos, que nada tienen de trillizos, a no ser su idéntico odio (ampliamente declarado y confirmado por su empleo) contra el pueblo norteamericano, llegaron de regreso a Zoología enseñando muchas fotos. Habían estado en las instituciones más prestigiosas de la ciencia mundial (el espía invitado a registrar la casa propia) y volverían otras veces más. ¿Les queda alguna duda? Pues lo siento. Tres meses más tarde, comenzó a construirse en el Reparto Atabey el Frente Biológico y 10 meses después, salían por el techo (eran expulsados) 25 investigadores no confiables políticamente a engrosar las listas del ya desproporcionado desempleo. ¿Quién que haya vivido en Cuba no sabe lo que es un comentario de pasillo? ¿Quién que conozca la prensa cubana no sabe que esos "chismes" harían quedar a Cubavisión como la más desinformada? Pues lo mismo ocurría en Zoología. La remodelación total de tres viviendas contó con todo tipo de material constructivo, las cercas de las áreas se electrificaron, los jardines fueron día y noche iluminados, y los Jeeps militares (con o sin Fidel Castro dentro) pululaban por el barrio. Pero para colmo de colmos, entre los mejores o elegidos para trabajar como los primeros terroristas de las ciencias, también hubo hasta quien se fue de lengua. En una mañana de enero de 1981, Noél González Gotera, fiel a Fernando González e incondicional de la revolución explotó paleando arena. Un joven de apenas 20 años lo sacó de quicio y allí mismo se formó la discusión. El muchacho no quería trabajar más en la construcción, pero además, se negaba a continuar trabajando para el FBI (así le llamaban al "Frente Biológico del Instituto") si primero no le daban garantías de un local para trabajar en la casa que él dejaba como nueva. Y a esa broma el esbirro no aguantó ya más. El Sr. González enrojeció y acusó al joven de ser un súbdito de la ganancia y después de un gran discurso le gruño: no te das cuenta, pedazo de tronquito, que esta inversión tan grande no la hace Fidel para tus miserables pajaritos. La guerra anunciada contra los americanos en una carta a Celia Sánchez Manduley cobraba desde entonces forma. Todos así lo vieron, muchos otros comentarios salieron de este aprendiz de esclavo y poco a poco el personal de Zoología fue acabando su muñeco. El puntillazo, como allá se dice, nos lo dio Fernando en la Asamblea de trabajadores. El Instituto, a partir de aquel año (principios de 1982), tendría que arreglárselas con el 20 % del presupuesto normal pues el FBI, por órdenes de Wilfredo Torres (léase de Fidel Castro) contaría a partir de entonces con el resto. El 80 % del dinero sería destinado a tres casas donde el Dr. Agustín Egurrola (veterinario) criaría perros; para una de esas dos restantes donde Noél aprendería a alimentar sus garrapatas y claro está, para invertir en el laboratorio de virus donde trabajaba la Dra. Cornide que quedaba justo al frente de la dirección. Creo, y no me parece estar soñando ni mucho menos delirando, que ha llegado la hora de alertar. Sabido es que el programa inicial de guerra biológica desde Cuba tenía pensado, al menos en su primer proyecto, utilizar a las aves como portadores biodirigidos hacia Estados Unidos1. Fueron los propios norteamericanos los que ayudaron a los cubanos a crear el Laboratorio para la Migración del Instituto de Ecología y Sistemática (ubicado en Capdevila), y donde lo que más interesaba era el destino de esas aves de regreso para la nidificación. El Smithsonian Institution, el Servicio Canadiense de la Fauna y otros norteamericanos ingenuos aportaron, no sólo el dinero sino también, toda la tecnología que esa investigación requería. Varios otros estudios demuestran que Fidel Castro, además de tenerlo siempre entre sus planes, ha incrementado recientemente la actividad relacionada a la guerra biológica como si fuera un compromiso a llevar a cabo para cumplir con su colega en Iraq. Varias son ya las visitas de los dirigentes iraquíes a la Habana y entonces, ¿quién nos garantiza lo que contenían sus maletas? Especular es tarea de tontos y difamar, de gente con mentalidad torcida, pero, ¿y qué es lo que siempre ha hecho Castro? ¿Por qué poner en dudas que al final de su existencia el tirano quiere despedirse con un adíos como holocausto? ¿No ha sido parte inseparable de su política achacar siempre al contrario lo que él quería hacer en contra suya? ¿Ha visitado alguien a la página de guaracabuya2? ¿Quién duda aún que los experimentos y las investigaciones sean, en el campo de la virología y la bacteriología, una meta de extrema prioridad en Cuba? Fidel Castro no sólo lleva años dedicando millones de dólares al tema, sino que una inmensa parte del presupuesto militar ha pasado de repente a reforzar el potencial económico con que ya contaba el Centro Nacional de Biopreparados (BIOCEN), el Centro de Inmunoensayos (CIE), el Centro de Investigaciones Biológicas (CIB), el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC), el ya mencionado CENPALAB, la Empresa de Producciones Biológicas (EPB), el Instituto Finlay (IF), y otras tantas instituciones dedicadas a alguna chuchería de pantalla, pero con inmensas áreas restringidas. Entonces lo aseguro: razones hay para pensar. El Virus del Oeste del Nilo en la ciudad de Nueva York puede ser un pequeño ensayo del castrismo. El primer diagnóstico humano data del 8 de agosto y ello, aunque nadie lo ha querido comentar3, da mayor certeza a mí sospecha. El grueso de las aves migratorias que regresan a los Estados Unidos para la reproducción pasan por Cuba hasta el mes de abril. Entre la Florida y los estados del norte infinidad de atractivos pueden retener y demorar a estas aves en el trayecto. Por tanto, una bijirita infestada en Cuba por un mosquito portador (o por un paramédico militante armado con su jeringuilla) puede haber desarrollado la enfermedad en un tiempo más que lento para comenzar a manifestarla en ese mes. El tiempo de incubación varía, como lo reconocerá cualquier médico o veterinario, no sólo de una especie a otra sino también, entre los individuos de una misma especie. La aparición de este virus es además un indicio que acusa a la migración y algo así, sólo puede distribuirse como lo está haciendo: por disperción natural. Si el ilustre diplomático cubano introdujo en su valija diplomática el virus, el fenómeno no hubiese salido de la Gran Manzana". Sin embargo, los cubanos han aprendido a capturar cientos de aves. Cuentan con los medios técnicos y el apoyo del gobierno para ello, y no creo que sea muy difícil convencer a nadie para que me crea que dentro de Fidel hay un aprisionado Hitler. La frase reza: "Cría cuervos y te sacarán los ojos." Pero en este caso los que han muerto son las aves. Bill Clinton y su política de buena vecindad ya les está costando caro. Ya son los propios norteamericanos quienes comercializan los productos farmacéuticos de Fidel por todo el mundo. Ya vienen esos productos de la misma fábrica donde Castro les prepara otros bioderivados y entonces, solo queda decirle a Clinton: Cría Castros y te matarán los cuervos. FIN Carlos Wotzkow Bienne, Octubre 1999 1.- Wotzkow, C. (1998): El Instituto de Zoología: ¿ciencia o militarismo biológico? In "Natumaleza Cubana". Ediciones Universal. 294 pp. 2.- Cereijo, M. (1999): Cuban threat to the United States National Security. Parts 1 to 4. In amigospais-guaracabuya.org. Organo Oficial de la Sociedad Económica de Amigos del País. 3.- Steinhauer, J. (1999): As fears rise about virus, the answers are elusive. The New York Times Company. September 29 Wednesday, Late edition, Section B; Page 1, Column 1. Metropolitan Desk. & Steinhauer, J. (1999): African virus may be culprit in mosquito-borne illnesses. The New York Times Company. September 25, Saturday, Late edition, Section A; page 1 Column 3; Metropolitan Desk.
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