BAHIA DE COCHINOS / 45 Años después por Carlos Bringuier Un hecho histórico debe ser analizado objetivamente y con frialdad para evitar ser movidos por motivaciones personales a pesar de haber sido partícipe en una u otra forma en los mismos. El trágico episodio de Bahía de Cochinos es de especial interés para mí por diversas razones pero principalmente porque Dios decidió que no me costara la vida. El 8 de Febrero de 1961 ingresé a los Estados Unidos de Norteamérica con mi pasaporte cubano #04315. Pocos días atrás, el 21 de Enero, había nacido nuestra 4ta., hija en Buenos Aires, seis mesina, con poco más de 2 libras de peso y la cual todavía se encontraba en un hospital porteño. Teníamos visa de residentes, (obtenida en Buenos Aires) y yo arribaba para encontrar trabajo primero, después que viniera mi esposa María del Carmen Pearce Ferrari y esperaramos a que se pudiera regresar a Cuba en un régimen democrático. Sin embargo, lo que se vivía en Miami en aquellos momentos era un período de romanticismo patriótico inolvidable. Joven (26 años) y con un gran amor a Cuba no pude sobreponer el cerebro al corazón y aproximadamente el 12 de Febrero me presenté en las oficinas del Frente Revolucionario Democrático y me ofrecí como voluntario para participar en la invasión que se preparaba. En dichas oficinas fuí entrevistado por mi amigo Jorge Alonso Pujol (hijo del ex-Vice-Presidente de Cuba Dr. Guillermo Alonso Pujol), se me inició el expediente No. 1569 y fuí revisado por el Dr. Juan Rodríguez Pintado quien por coincidencia (una de tantas que me han sucedido en la vida) había sido el médico forense del Juzgado de Instrucción de la Sección Quinta de La Habana donde yo había trabajado en Cuba como Oficial. Ya en ese momento mi hermano Juan se adiestraba en los campos de entrenamiento en Guatemala. Juanito había escogido ir como paracaidista. Y un primo segundo, José Alberto Crespo estaba enrolado como piloto. Terminada mi inscripción se me envió a un hotel-motel, para esperar ser enviado a Guatemala. Lo primero que hice fue una carta a mi esposa en Buenos Aires despidiéndome de ella explicándole lo que había aprendido en el Colegio de Belén de "Dios, Patria y Hogar". Empezé a comprobar que el ex-Capitán Caramés nos cocinaba una buena sopa en el hotel-motel. Al día siguiente fuí a despedirme de otro amigo, el Dr. Carlos Guas, hijo de otro ex Vice-Presidente de Cuba (el Dr. Rafael Guas Inclán). Carlitos se encolerizó conmigo y me dijo que era una locura lo que estaba haciendo, que eso iba a ser un fracaso. Después me enteré que le escribió una carta a mi hermano Julito, que por entonces radicaba en Guatemala, pidiéndole que me convenciera para que no fuera. El 15 de Febrero cené en Miami con mi primo José Alberto Crespo que había volado de Guatemala para conocer a su hijo. Durante la cena me explicó que todo iba a ser un éxito. Me dijo que ellos iban a dominar el aire y que el Dictador Castro no iba a poder concentrar sus tropas para atacar a la Brigada de Asalto porque serían diezmados por la aviación. Me dijo que mi hermano había sido enterado de mi enrolamiento en la Brigada y que estaba haciendo trámites para que me pusieran en la aviación con José Alberto pues como hermano mayor quería protegerme y que estuviera en el ala más segura de la invación. Esa noche José Alberto y su esposa me llevaron en su auto hasta el Bayfront Park donde se iba a efectuar un acto patriótico. Unos días después recibí respuesta de Buenos Aires a mi carta de despedida. La carta no estaba escrita por mi esposa sino por mi suegro Héctor Pearce Balochi quien había pertenecido al servicio diplomático Argentino. Sin embargo la misiva no tenía nada de diplomática. En muy crudas palabras mi suegro mi insultaba por embarcarme en una aventura destinada al fracaso, que cómo yo había sido capaz de haberme casado con su hija, hacerle cuatro hijos y ahora ir a dejarla viuda con ellos. En esos instantes, con dolor de mi corazón, eché en la valija todo mi patriotismo, abandoné el hotel donde había estado esperando ser trasladado al campo de entrenamiento en Guatemala, me dirigí a la estación de la Greyhound y saqué un boleto de ida para Nueva Orleans donde ya residían mi hermana Totó, su esposo Rolando Peláez y dos de sus hijos: Rolandito y Marta. Hasta aquí mi conexión con la Brigada que por suerte para mí terminó con aquella carta salvadora de mi suegro. Dios en su infinita sabiduría me había reservado para que yo viviera y pudiera participar en el futuro en otros eventos históricos. Mi hermano Juanito fue uno de los últimos brigadistas en ser aprehendido después de sobrevivir varios días comiendo lagartijas y tomando su propio orine. Sobrevivió la invasión y la cárcel bajo Castro para finalmente morir en Nueva Orleans en 1974 después de haber sido robado y agredido por tres maleantes. Mi primo José Alberto dejó muy en alto el nombre de la Brigada cuando con su Puma I abatió a las fuerzas del Tirano causándoles innumerables bajas para finalmente ser dañado su avión por un T-33 piloteado por el aviador Castrista Alvaro Prendes. José Alberto trató de regresar a Nicaragua pero su avión nunca llegó. Mi amigo el Dr. Carlos Guas, después de haberle escrito a mi hermano Julio para que me hiciera desistir de ir en la invasión finalmente se enroló en ella después de que su anciano padre el ex Vice Presidente Rafael (Felo) Guas Inclán lo hiciera. Carlitos Guas murió como un hombre en tierra cubana peleando por una Cuba mejor. Todo lo anterior puede explicarle al lector mi interés tan especial en estudiar todo lo relacionado con Bahía de Cochinos y después de 45 años debemos proyectarla históricamente para comprender mejor la TRAICION allí cometida. De que fue TRAICION nadie lo puede negar. Lo que no podemos hacer es dejar que nos conviertan en títeres del Tirano Castro. Castro ha sido muy hábil, con su maligna sabiduría, en usar a los cubanos como títeres. Bahía de Cochinos fue producto de una traición a Cuba, a la Brigada, al Presidente John F. Kennedy y al pueblo norteamericano. La infiltración comunista en el gobierno de los Estados Unidos, desde la época de Franklin D. Roosevelt hasta George W. Bush es palpable. La batalla de Bahía de Cochinos no fué la del 17 de abril de 1961 sino una preparada por un lado por Castro (que ya había infiltrado hasta la médula a los grupos de la resistencia interna) y por otro lado por "Administradores de Conflictos" norteamericanos que caparon militarmente los planes contra Castro. La batalla de Bahía de Cochinos se perdió no el 17 de Abril sino el 11 de Marzo de 1961 cuando en una reunión efetuada en la Casa Blanca acudieron entre otros: El General Lyman Lemnitzer y el Almirante Arleigh Burke, representando al Estado Mayor Conjunto de las FFAA; Allen Dulles como Director de la Agencia Central de Inteligencia; el general Charles Cabell sub-director de la Central de Inteligencia; Richard Bissell, Jefe de operaciones de la CIA; el Secretario de Estado Dean Rusk; el sub-Secretario de Estado para Asuntos Latino Americanos Thomas Mann; el asistente del Secretario de Defensa Paul Nitze el Presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado Senador William J. Fullbright; el Secretario del Tesoro Douglas Dillon; el Jefe del Consejo Nacional de Seguridad McGeorge Bundy; y los asistentes presidenciales Arthur Schlesinger, Richard Goodwin y Adolf Berle. En esa reunión siguiendo el consejo del Secretario de Estado DEAN RUSK el Presidente Kennedy rechazó el plan del CIA para hacer el desembarco por Trinidad. Posteriormente el 4 de Abril el plan del desembarco por Bahía de Cochinos fue aprobado con el visto bueno de DEAN RUSK pero con la objeción de Fullbright quien consideraba "inmoral" el ataque a Cuba. Posteriormente a instancias de Rusk y de Stevenson se cancelaron dos bombardeos esenciales para destruir la fuerza aerea de Castro antes del desembarco. Aquí quiero traer a colación un incidente ocurrido en Nueva Orleans a fines de la década de los 1960. Estando de visita en la ciudad el ex-Presidente de Guatemala Miguel Ydígoras Fuentes, el Dr. Alton Ochsner, Sr., efectuó una cena en honor de Ydígoras a la que fuí invitado y tuve el honor de ser sentado a la diestra del ex-Presidente guatemalteco. Durante la comida Ydígoras se interesó porque le contara mis encuentros con Lee Harvey Oswald lo que yo acepté a condición de que él me contara algo sobre la Invasión que yo no supiera. Esa noche Ydígoras me dijo: "Bringuier, alrededor de un mes antes de la invasión el Presidente Kennedy me envió un emisario para decirme que había que desmantelar los campos de entrenamiento porque la invasión iba a ser cancelada. Yo contesté enviándole a un amigo mío, Alejos, quien se entrevistó con él en la Casa Blanca y le explicó mis puntos de vista. Yo le decía que ese era el momento adecuado para terminar con Castro que si no lo hacíamos Castro iba a terminar con cada uno de nosotros, Somoza, él (Kennedy) y yo. Que Castro era un cáncer que había que extirpar de raíz y que era el momento adecuado, que si no se esparcería por Latino América y morirían miles de latinoamericanos. Kennedy oyó a Alejos, se movió en su sillón y dijo: Dígale a su Presidente que él tiene toda la razón, que yo quisiera tener a más personas como él a mi lado pero yo estoy rodeado de fetiches que nada más me presentan el lado equivocado de las cosas." De lo que el Presidente Kennedy, en su ineptitud, no se daba cuenta es de que estaba rodeado no de fetiches sino de simpatizantes de Castro que eran capacez de traicionarlo a él con tal de salvarle la vida al Robin Hood del Caribe. Estos infiltrados pro-comunistas han estado operando desde el tiempo de Franklin Delano Roosevelt hasta ahora con George W. Bush en el poder. Traicionaron a los Cubanos, traicionaron a Cuba, traicionaron a la Brigada (integrada por verdaderos valientes que lucharon hasta la última bala), pero también traicionaron al pueblo americano y a su Presidente John F. Kennedy quien eventualmente tuvo que pagar con su vida, cercenada por balas castristas, en Dallas, el 22 de Noviembre de 1963 como venganza por aquella invasión, por el embargo, y por los intentos de asesinar a Castro llevados a cabo por los 2 hermanos Kennedy. Castro desde Cuba, con su malignidad, azuza a los cubanos a atacar al Presidente Kennedy, a la CIA y a los norteamericanos en general. Y son muchos los que bailan bajos las cuerdas de Castro sin saber que están siendo usados. Tenemos que recordar que el pueblo norteamericano en 1961 pedía que se acabara con Castro, que los primeros disparos en Bahía de Cochinos fueron efectuados por un norteamericano de la CIA Grayston L. Lynch, que entre los muertos en Bahía de Cochinos aparecen los nombres de Leo F. Baker, Wade C. Gray, Thomas W. Ray y Riley W, Shamburger, norteamericanos que ofrendaron su vida defendiendo a los Brigadistas y a la libertad de Cuba. No, basta ya de atacar al Presidente John F. Kennedy, cuya ineptitud lo llevó a primero permitir ser traicionado por "fetiches" pro-comunistas que lo rodeaban y después a ser asesinado por Castro en una lucha gangsteril en la que Castro era el maestro (con años de experiencia) y Kennedy era sólo un inepto alumno de primaria. Es hora ya de que se señalen los nombres de los "fetiches" como el de DEAN RUSK, Richard Goodwin, Arthur Schlesinger, Wlliam J. Fullbright, Adlai Stevenson y otros. Algunos de los cuales han tenido el descaro de viajar posteriormente a Cuba y estrechar la mano del sanguinario cagalistroso Tirano de nuestra sufrida Patria: Fidel Castro Ruz.
11 de Abril del 2006
Nota del autor: Un día como hoy en 1959 fue ejecutado en Manzanillo el cubano Roberto Rosabal y un día como hoy en 1963 fueron ejecutados: en Aguada de Pasajeros el cubano Ricardo Saura y en Manguito, Matanzas, el cubano Orestes García.
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