MI DUENDE...

Un dia...., dentro de un profundo sueño y creyendome allá.... en aquella, mi hermosa isla de Cuba de mil años atras, encontré a mi duende. Chiquitita y bien vestida en blancos lazos de espuma, con un hermoso y colorido abanico chino en sus manos.

Cayó desde lo mas alto de la noche junto a mi.... y yo, me detuve a recogerla. Lo hice con mucho cuidado, como quien recoge una estrella fugaz.... o a un dulce duende.

Al tocarla, aquel duende posesivamente se apoderó de mi, de inmediato haciendose la dueña de mis manos.

Tranquilita y para engañarme quedó como dormida..... aunque todos sabemos que los duendes no duermen. Solo tratan de confundirnos cerrando sus ojos para inventar y hacernos imaginar sus cuentos hermosos al final de la noche.

Ella, mi dulce duende, un rato despues de su letargo me aseguró que no conocia de mi..... que me tenia pavor. Pero en un momento yo.... hablándole suavemente, la convencí de que el viento y yo esperabamos por tanto tiempo de sus lindos cantos y que los dos juntos, el viento y yo.... silenciosamente apreciaríamos sus notas sonoras.

A lo lejos, hermosos pájaros coloridos batieron sus alas, volando suavemente. Invitados por mi, para llegar a la fiesta de mi duende, susurrando con sus trinos y protegiéndose de la lluvia bajo los frondosos árboles de caoba en el bosque cubano.

Mi duende, me contó de sus aventuras y por entonces.... ya casi mi amante, me aseguró que sus besos eran mas dulces que yo. Y miren ustedes, eso si que es dificil, pues corren por mis venas torrentes de sangre de la isla del caiman, con una mezcla purpura de azucar cristalina.

Despues de esa noche, escapamos bien a lo alto, al cielo, a un imaginario espacio sideral mi duende y yo.

Ella, al comienzo del amor se convirtió en mi dueña y se robó todas mis pinturas emocionales. Cubriéndome con sus tristes lágrimas de azul, retocó mi blanco lienzo con sus delicados pinceles en colores pastel; azul, rosa, rojo y verde.

Acentuó su espíritu brillante junto al mio, que en esa época se encontraba siempre triste y gris..... Extasis.... todo continuó con hermosos poemas emanados de mi alma y con las locuras de nuestro amor, asi fueron aquellos hermosos instantes vividos por mi duende y yo.

Entonces adormecí, y..... tristemente, los pájaros volaron de vuelta a su nido finalizando aquella dulce y colorida aventura. Yo dormía profundamente cuando mi precioso duende desapareció, esfumándose bien tempranito de mañana.

Aun no concibo la razón por la cual se fué, no sé.... quizás fué como todas las demás, siempre escapando a mis dulces caricias, silenciosamente escabullendose aprovechando la tranquilidad de la bruma matinal.

Yo, aqui he quedado una vez mas en este esquizofrénico, solitario y dulce mundo de mi azucar.

Anhelando lo hermoso y húmedo de aquellas tibias lágrimas de azul, de aquella, mi dulce niña, de mi adorado duende.

Adios y gracias amor!.


Azucarero

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