TARZAN DE LOS MONOS Y EL CUMPLEAÑOS DE CHEETA

por Angel Torres


El pasado domingo 22 de abril de 2007, se celebró por todo lo alto en Palm Springs, California, donde vive retirado tras su labor en las pantallas cinematográficas, el cumpleaños número 75 de Cheeta (Chita), el famoso mono de las películas de Tarzán. Cheeta cuyo verdadero nombre es Jiggs, se convirtió ese día en el matusalén de los chimpancés, por ser el de mayor edad en el mundo. A la celebración acudieron personalidades de todo tipo y no podía ser para menos, por tratarse del más famoso mono de todos los tiempos en el cine y fuera de el.

Desde que luego que el cumpleaños de Cheeta tiene aparejado el hecho que el pasado 22 de enero de 2007, se cumplieron 23 años de la muerte del inolvidable Tarzán de los Monos, Johnny Weissmuller, uno de los grandes atletas de todos los tiempos, ganador de cinco medallas de oro de natación olímpica, quien implantó 57 récords mundiales.

Los Juegos Olímpicos siempre han producido personalidades, que después de obtener fama en el deporte amateur, alcanzaron galardones superiores en el profesionalismo. El primero fue Jim Thorpe, a quien le devolvieron sus medallas olímpicas "post-mortem", después que fue despojado de sus trofeos ganados en las Olimpiadas de Estocolmo en 1912, al descubrirse que había jugado pelota semiprofesional. Posteriormente jugó en las Grandes Ligas y fue figura estelar en el fútbol americano. La película referente a su vida fue llevada al lienzo interpretada por el actor Burt Lancaster.

Después vinieron los Floyd Patterson, Cassius Clay (Mohammad Alí?), Joe Frazer y Sugar Ray Leonard en el boxeo, ocurriendo lo mismo en otros deportes, sin olvidar a la patinadora noruega, Sonja Henie, que escribió páginas inolvidables en las pantallas cinematográficas. Igual sucedió con Weissmuller, quien extrajo los mejores dividendos de su celebridad en las piscinas de natación.

El ganador de cinco medallas de oro en los Juegos Olímpicos de 1924 en París y 1928 en Amsterdam, fue reconocido como el mejor nadador cruzando las aguas de una alberca, del mar o de un río africano lleno de cocodrilos, cumplimentando en vivo la leyenda de Tarzán de los Monos, el producto de los libros escritos por Edgar Rice Burroughs.

Peter John tenía solamente ocho años de edad, cuando su madre le permitió nadar en el Lago Michigan, para ver que tal lo hacía. Y así como muchos tocan un instrumento musical de oído, Weissmuller comenzó a dar brazadas instintivamente.

Cuando su padre murió cinco años más tarde, tomó el trabajo de ascensorista en un hotel de Chicago, para ayudar económicamente a su madre. En 1920 cuando tenía 15 años de edad, llamó la atención de un entrenador de natación llamado "Big Bill" Bachrach, quien pesaba la friolera de 350 libras. Cuatro años después, a los 19, Johnny se lanzó a la piscina olímpica en París, imponiendo la gran clase que lo condujo al estrellato, casi al mismo tiempo que a la patinadora Sonja Henie. Lo medular del éxito de ambos, fue la dedicación y la confianza en sus habilidades naturales.

Un año después de entrenar bajo la dirección del corpulento "Big Bill", Weissmuller compitió en su primer campeonato mundial y ganó los títulos de las 50 y 220 yardas de nado libre. Cuando representó a los Estados Unidos en su primer aprueba, lo hizo en los 100 metros libres, superando a los hermanos Kahanamoku, habiendo sido uno de ellos, doble monarca olímpico y a Arne Borg, un cirujano suizo que nunca había perdido en una competencia.

Asombrosamente, el novato triunfó con facilidad en 59 torneos consecutivos y sus famosos contrincantes llegaron bien retrasados.

En los 400 metros libres, la especialidad de Borg, Weissmuller no solamente ganó la medalla de oro, sino que impuso una nueva marca, reduciendo la anterior por 20 segundos. Su segunda medalla dorada la conquistó en relevos de 800 metros y aún consiguió una más de bronce, con el equipo norteamericano de polo acuático, con los que igualmente fue la estrella del conjunto.

En las Olimpiadas de Amsterdam, Weissmuller conquistó los 100 metros libres y los 800 de relevo, para conseguir cinco medallas de oro y retirarse de ese tipo de eventos, para mudarse a la Meca del Cine. Fue en 1930 cuando se convirtió en TARZAN EL HOMBRE MONO, nadando gloriosamente en las cintas plateadas de Hollywood, donde popularizó su famoso grito de mono.

Cuando ya estaba viejo para continuar con el papel de Tarzán, lo convirtieron en JUNGLE JIM (Jim de la Jungla), otro figura de las tiras cómicas dominicales, firmando un total de 19 películas entre los dos personajes. En una de las que protagonizó a Jim de la Selva, trabajó junto a Larry "Buster" Crabbe, otro Tarzán del cine y campeón olímpico de natación, quien fue más famoso por sus caracterizaciones de "Kaspa, el Hombre León", del legendario "Billy the Kid" y de los héroes interplanetarios "Flash Gordon" (Roldán El Temerario) y Buck Rogers.

A Weissmuller se le llamó el Pavo Nurmi del agua y con sus seis pies y tres pulgadas de estatura, con casi 200 libras de peso, se le reconoció con la imagen del paladín de nuestra niñez y de toda una generación que nos acompañó y que aún recordamos con su grito de esperanza salvadora, que emitía en los momentos difíciles, haciendo estremecer a la selva y a quienes observábamos en las butacas de los cines.

Weissmuller murió en la playa de Acapulco, México, con su mente extraviada, viendo como las olas se estrellaban en las rocas cercanas a la playa, con el mismo vigor que imprimía en sus brazadas.

Siempre que vemos los muñequitos de Tarzán o alguna película del Rey de la Selva, representado por diversos actores, recordamos al mejor de todos, Johnny Weissmuller.

Se cuenta que al principio de la revolución comunista de Cuba, cuando aún existían vestigios de una limitada libertad, Weissmuller fue a la isla esclava para cumplimentar una invitación a un torneo de golf, que había sido planeado ANTES del triunfo de las hordas rojas. Weissmuller y otros concursantes se dirigían al campo de golf, cuando notaron que el camino estaba bloqueado por milicianos armados (algunos de los cuales pueden que se encuentren en el exilio desde hace rato). Los belicosos serviles del tirano, los obligaron a bajarse del carro, mientras los amenazaban con sus pistolas y rifles. El momento fue de gran tensión, hasta que a Weissmuller se le ocurrió lanzar el grito de Tarzán que lo hizo tan famoso. Al oír eso los soldados se quedaron de lo más sorprendidos y uno de ellos exclamó: "Es Tarzán". Todos lo reconocieron por haber visto sus películas y por tener conocimientos acerca del torneo de golf.

Weissmuller reconoció posteriormente que fue su mejor actuación como actor y más nunca se le ocurrió regresar a la Cuba.

La suerte para el ex monarca olímpico, es que el incidente ocurrió al inicio de la revolución cubana, cuando aún estaba fresca su imagen en la mente de todos y no se había instituido del todo el odio a todo lo que oliera a norteamericano, aunque se tratara de Tarzán.



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