CARTA ABIERTA AL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DOMINICANASeñor Presidente:Es posible que la condecoracíon que Ud. le otorgara al dictador cubano Fidel Castro la pasado semana haya tenido repercusiones celestiales, ya que el Generalísimo Máximo Gómez, ese ilustrísimo y digno compatriota suyo que dedicó su vida a la libertad de Cuba, tiene que, desde el lugar a donde van los buenos y los justos, estar sintiendo una amarga indignación al ver que Ud, Dr. Fernández, ha condecorado al hombre que ha despojado al pueblo cubano de los mismo principios a los que el consagro su vida. Señor Presidente, usted es un hombre de suerte ya que el Generalísimo Gómez no pudo llegar al lugar donde usted mancillaba la ideologia de sus próceres para con el filo de su macheta cortarle las manos que profanaban el prestigio de una nación que por generaciones ha estado unida a los cubanos libres con lazos de amor y mutuo respeto. Y cabe en estos momentos hacerle una pregunta. señor Presidente: ¿Cómo usted y su pueblo se sentirían si el Papa Juan Pablo II decidiera canonizar a Leónides Trujillo? ¿Verdad que esto sería una blasfemia indescriptible? Pues bien, es eso lo que usted ha hecho al entregarle al tirano de Cuba la más alta condecoración de su pais. Dios quiere que a usted nunca le toque la desgracia de tener que vivir fuera de su patria porque en Santo Domingo un asesino, ladrón, criminal de oficio, sembrador de cruces en nuestra América desgobernara a ese país. ¿Es que acaso está usted tambien amenazado con la infiltración de guerrillas y terroristas en su territorio? Si es así lo comprendemos. El miedo es algo que no todos los hombres pueden resistir y enfrentar con valentía. Doctor Fernández, usted ya ha dejado escrito su epitafio político: «Aquí yace un presidente que por miedo y cobardía no supo enfrentarse a las amenazas que un vecino malvado y sin conciencia la hiciera». Con todo mi respeto y dolor de cubano exiliado, quedo de usted. Atentamente, Abel Pérez Director "20 DE MAYO" AÑO XXIX LOS ANGELES, SABADO 29 DE AGOSTO DE 1998
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